95 Verbos a usar para la palabra tiranos

Sus tías, las jóvenes aristócratas, las beatas, todo aquello era más fuerte que ella; no podía luchar, se rendía a discreción y se reservaba el derecho a despreciar a su tirano, viviendo de sueños.

Los dictadores gozan generalmente de mala salud en Colombia; Bolívar lo fue... o pretendió serlo, y aún se muestra en el Palacio de Gobierno, en Bogotá, el balcón por donde saltó escapando al grupo de jóvenes que, fanáticos por la libertad, como los romanos del tiempo de Bruto, creían acción santa matar al tirano.

El mayor contingente de soldados espontáneos lo daba la clase media; los pobres, en general, odiaban á los liberales como se odia á los tiranos: no los tenían por gente del pueblo, sino por aristócratas extranjerizados, enemigos de todo lo popular.

Pero que no tenga la más simple representación, la autoridad más pequeña, el honor más mínimo, porque entonces se convierte en el peor tirano.

Su objeto era limpiar el bosque de lobos o, dicho en lenguaje más claro, acabar con los tiranos.

Caigan de nuevo las bendiciones de Dios sobre esta tierra infeliz oprimida por un tirano.

Pero Walker no intentó abrir ninguna puerta al comercio, ni destruír valladares que se opusieran á la civilización, ni romper cadenas de esclavos que no existían, ni librar á Centro-América de tiranos y déspotas odiosos.

Orodante, mientras tanto, joven criado en palacio, llega á saber que es hijo del Rey asesinado, y se hace de partidarios, con cuya ayuda intenta vengar al padre y derrocar al tirano.

¡Obedecer á un tirano!

De lejos y al caer de la tarde distinguíamos la columna de humo cubriendo el cielo de vagabundas y sombrías ráfagas, y el aragonés y yo no pudimos menos de maldecir en voz alta y expresivamente al tirano invasor de España.

Piadoso príncipe es El que castiga tiranos: Clotaldo muera á mis manos.

El rey Nazar sabia esto porque habia estudiado la historia de los tiempos y conocido las catástrofes causadas por los tiranos.

Las revoluciones de febrero y junio de 1848, que presenció en París, le enseñaron prácticamente dos cosas: primera, la imposibilidad de perpetuar errores é injusticias en pueblos que tienen el sentimiento de su dignidad; segunda, la manera de combatir á los tiranos y á las oligarquías, valiéndose del plomo, del hierro, de las barricadas y del corazón.

Contemplad a los dos tiranos de nuestra ciudad

Alzando entónces la voz, le dixe: "Los Dioses desechan las súplicas de un rey convertido en tirano, y que ha querido quitar la vida á una muger de juicio, por casarse con una loca.

¡Qué! esos hombres que hubiesen sido mis amigos, ¿me huyen, y se convierten en tiranos solo porque me aman?

Celebróse el concilio convocado por el tirano islamita: el miedo y el rigor luchó en los pechos de los prelados con el amor á la justicia: querian no faltar á esta, ni exasperar mas al rey.

Clara, tal vez dominada por el miedo, había creído ver instantáneamente en el tragaluz los ojos vivos, la nariz puntiaguda de Elías Orejón, su tirano y protector.

No era la conmemoración de sus triunfos guerreros, cuando daba muerte a tiranos y a monstruos, a endriagos y serpientes.

Me hubiera gustado acercarme á él, darle la mano y decirle: No; no debes defender á un tirano egoísta y martirizador de los pueblos como Napoleón; debes pensar en defender el bien, la Humanidad... ¡Mira, Lara, no seas tonto! Duerme.

Cuando atravesais el lago de los Cuatro Cantones, cuando veis resplandecer en la cima de los Alpes la nieve eterna y en el fondo de los valles el lago celeste, la sombra que corre por todos aquellos encantados espacios es la sombra del gran cazador que dió muerte á un tirano y vida á un pueblo.

Son tres, como los tres que juraron conquistar la libertad en la pradera del Grutli, y los tres se apellidan Tell, como el que derribó al tirano.

Como ciudadano desafio á los tiranos; como simple potentado no he de ir á ponerme mal con la administracion, de la que tengo necesidad todos los dias.

En estos arenales de Villacuri desbarató el tirano Francisco Hernandez Giron al capitan Lope Martín, y es fama algunas noches oirse pífanos y atambores y grita de batalla, tropel de caballos con cascabeles, que pone no poca grima.

Esta sabe por Don Juan el inminente peligro que la amenaza; pero evita el huir, puesto que la cólera del Rey, si no la encuentra, ha de descargar en su amante; descúbrese al tirano, que aparece poco después, creyendo segura su muerte; Pedro, sin embargo, que sabe que es su hermana tan generosa beldad, renuncia á su odio, y la lleva á los brazos de D. Juan, que obtiene así el justo premio de su leal amor.

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