Y sin embargo, la espiral de plata, atravesando la popa del buque, surgía en pleno Océano para levantar un torbellino espumoso con las revoluciones vertiginosas de sus uñas retorcidas.

El agua que penetra por todas las rendijas en el espesor de la montaña y la que sube en vapor desde los abismos profundos, sirven de principal vehículo á esos elementos que se atraen y se rechazan después, arrastrados por el gran torbellino de la vida geológica.

Al fin, caído en alguna sima, mira pasar con estupor los torbellinos de la tormenta y se deja vencer poco á poco por el sueño, precursor de la muerte.

Diferente al arroyo que murmura encantador en sus cascadas de perlas, el gran río se dirige hacia el mar sin estruendo, casi sin ruido, pero llevando en su seno un ímpetu furioso; si encuentra un obstáculo, inmediatamente sus aguas lo salvan formando fuertes torbellinos donde se sumergen arrastrados para reaparecer á una gran distancia de allí.

Suelto, ágil, vigoroso, forzudo, giraba como un torbellino en torno del cristiano; revolvíase este, encontrábanse, se martillaban, volvian á separarse, y se chocaban de nuevo.

Pero al publicarse el quinto número surgió otro de mayor cuenta que produjo en el pueblo honda sensación y arrastró consigo fuertes torbellinos.

Había transcurrido poco más de hora y media desde la desaparición del coche, cuando el israelita creyó sentir torbellino de ruedas.

Al volver Pepita la vista tierra adentro, contemplaba, avanzando sobre la ría, un pedazo de Londres bañado por un sol meridional; todo aquel pueblo de cobertizos fabriles é innumerables chimeneas sobre el que pesaba el poderío de Sánchez Morueta y que esparcía en el espacio sus torbellinos de humo sonrosado por la luz de la tarde.

Obras, registros y reparos le daban malísima espina; á cada paso se le hincaba más en la imaginación el recelo de que Lourido había descubierto el tesoro; y una ira sorda, pero furiosa, se alzaba en su alma como el torbellino de polvo en el desierto.

El metal en ebullición arrojaba por la boca superior de la campana un torbellino de chispas, un ramillete de fuego.

Como era de esperar, el baile perdió al instante toda gravedad y ceremonia y se convirtió en torbellino de saltos, gritos y risas.

En vastas galerías deslumbradoras, llenas de claridades y de aromas, de sederías y de mármoles, vió un torbellino de parejas arrebatadas por las ondas invisibles y dominantes de un vals.

Toda la parte del lago al N.-O. del Kulm habia estado en la oscuridad cuando la luz reinaba en las alturas del Oriente; y miéntras que del lado de Alpnach venia alzándose un inmenso torbellino que hacia del horizonte inferior un horrible cáos, del fondo del golfo de Küssnach se levantaba un enorme muro de vapores negros y espesos, produciendo entre su línea y la mole del Rigi un valle imaginario del mas extraño aspecto.

El viento levanta sin cesar torbellinos de nieve que ocultan la ruta ó modifican su forma, rebajando taludes y cegando el camino recorrido ya.

A esta copla respondió un torbellino de aplausos, vivas y requiebros, que hicieron retemblar las vidrieras.

Maquinistas, comparsas, figurantas, coristas, bailarines y bailarinas, tenores y sopranos, autores, compositores, administradores y abonados salen juntos a la calle en confuso torbellino.

Pues bien: en aquella playa, levantado por el torbellino, indudablemente á grande altura, cayó con horrorosa pesadez y fué aporreado, derrengado, dislocado, quedando en aquel sitio como un cadáver.

Del torbellino pujante que pasa, van desprendiéndose los individuos, entran en las farmacias y piden el elíxir que ha de proporcionarles vigor para seguir andando, para continuar la lucha.

Todas las fuerzas que intentaban vanamente atajarles el paso, duraban ante ellas lo que un pequeño torbellino de polvo ante un viento recio é impetuoso.

Concurrieron más delegados de lo que se esperaba, buena parte de ellos irregularmente nombrados, todos empujados por el torbellino de entusiasmo que agitaba al país y le inspiraba la idea de abrir una nueva era, iniciar una verdadera revolución, como envueltos en atmósfera encendida por los más variados y vivaces sentimientos.

Y si bien, por lo general, la acción fluye tranquila o se remansa en el primoroso diálogo tan propenso a la más reposada amplitud, luego, contrastando con esa calma, el desenlace se precipita en relámpagos sangrientos, engendrados por los furiosos torbellinos del amor y de la codicia del oro.

No se queria otra cosa el primerizo de Julia; así es que sin vacilar respondió tres veces «sí quiero» a las tres preguntas sacramentales que el cura le habia dirijido ántes que escampase el torbellino de la tia.

Escapándose del torbellino, el aire aprisionado levanta millares de gotas pequeñas, que al dirigirse hacia el espacio producen fina niebla que el sol irisa.

¿Cuánto más ánimo para esperar un torbellino de bombardas, hecho terrero de rayos?

El héroe Olenine, que ha llegado como Tolstoi a sumergirse en el Cáucaso en una vida de aventuras, y que se ha enamorado de una joven cosaca, se abandona al torbellino de sus aspiraciones contradictorias.