45 colocaciones para retirada

En un resto de arboladura puso Gravina la señal de retirada, y acompañado del San Justo, el San Leandro, el Montañés, el Indomptable, el Neptune y el Argonauta, se dirigió a Cádiz, con la pena de

Finalmente llegaron los Luisistas á su campo y con buen aguero; porque en estas embarcaciones venian con cuidado las cartas del Gobernador de Buenos Aires, en las cuales le daban noticia de su retirada, y lo mismo persuadia à los Portugueses.

La causa principal de la retirada había quedado oculta.

Los primeros momentos de la retirada fueron terribles; a Miramón le ahogaba la pesadumbre, causada, no por su derrota, que ésta la había previsto, sino por la infame traición de que fuera víctima.

En primer lugar, el Falkenstein es el centro de nuestra línea, nuestro depósito y nuestro punto de retirada en caso de contratiempo.

Lucía le echó de menos; pero el movimiento de retirada era general; no se veían sino tiendas que se vaciaban y cerraban.

Espoleado briosamente, dió un salto en retirada, pero retrocedió de pronto, volviendo á quedar entre la muchedumbre, que le rodeó decidida á destrozar caballo y caballero, principiando por los insultos y siguiendo á los insultos las obras.

En tal movimiento debemos comprender la dispersión de los personajes principales de esta historia, dispersión lúgubre y obscura, como la retirada de los ejércitos que han dado encarnizadas batallas sin victoria.

Inútiles fueron los esfuerzos denodados de éstos por llegar hasta la altura; la estrechez y la pendiente del camino y los obstáculos que añadían á su paso los cuerpos de hombres y caballos hacinados y revolcándose en sangrientos montones sólo les permitían avanzar lentamente, haciéndolos fácil blanco de las flechas enemigas, y muy pronto se oyó el toque de retirada.

Desaparecían las gentes con discreción, en suave retirada, sin que se enterasen los demás de por dónde habían escapado.

Este hombre avanzó seguido de dos ó tres, y señalando con el sable, intimó la orden de retirada á los del retrato.

Coronel Cual, proteja usted con un batallón al capitán Tal para el caso de retirada... Comandante Tal, ataque usted con cuatro compañías aquella posición... Coronel Cual, proteja usted con un batallón al comandante Tal en el caso de retirada...

¡Ah! ¡La emoción tremenda y deliciosa de aquella retirada entre los toros desmandados, teniendo que dar cara a la fiera vencida! ¡El escalofrío único, supremo, de aquella marcha!

Fué tan mal recibido este consejo de los mas, que con palabras llenas de amenazas le contradijeron, y determinaron que Galípoli se defendiese, y que fuese tenido por infame y traidor el que lo rehusase. Estimaron en tanto su determinacion, que por quitarse el poder de mudarla, barrenaron los navios, con que perdieron la esperanza de la retirada por mar, que dándoles la que abriesen sus espadas en los escuadrones enemigos.

Pero apenas hubo entrado en su casa, muy satisfecho del éxito de su oportuna retirada, nuevos terrores vinieron a asaltarle, al ver el ojo válido de Rosita, severo, iracundo y amenazador como un soldado sobre las armas; y su boca grave, remilgada e imponente como un juez en su tribunal.

Le rogaba que no me hiciera traición; le daba explicaciones plausibles de mi retirada: era excusable desde el momento que estaba demostrado que había tenido un objeto.

Por aquella misma explanada, bajo aquel mismo cielo adusto, tal vez en una tarde desabrida y hostil como aquella tarde, caminaron, hacía veinte siglos, las legiones en retirada...

Hizolos prisioneros, y dió con ellos en Galípoli sin que persona alguna se lo estorbase, con haber veinte y cinco leguas de retirada.

Ya había tras ella un lugar de retirada, una reserva para cualquier caso crítico... Ya veía cerca de un brazo, un escudo...

Pero entonces comenzó de nuevo el fuego de fusilería, y las balas cayeron como una granizada sobre los sitiadores, que después de haberse sostenido durante algunos minutos, se vieron obligados al fin a emprender la fuga, porque no puede darse el nombre de retirada a la precipitación con que se alejaron.

Alzando los ojos al cabo de un instante le dijo, esforzándose en dar a su voz una inflexión segura: Dime, mamá, ¿qué opinas de la retirada de Gonzalo? ¡La retirada de Gonzalo!—exclamó la señora volviendo con asombro la cabeza.

Merino dió sus órdenes para la retirada.

Lucinda, cansada de esas últimas declaraciones en una vida cansada que ya no quería despilfarrar su vida en los tés de la añagaza, veía en lo que Palmyra tanteaba, como ciega de su camino, la paz de la retirada.

Doña Zobeida y Conchita habían avanzado hacia los asientos de primera fila, consolando al oficiante con su presencia de esta retirada general.

El principio de aquella retirada de seis días, fué una de las páginas más dolorosas que la historia de América.

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