Pinzón, entre tú y yo vamos a hacer algo grande en este poblacho.

Ya entre tú y yo no puede haber nada.

Tienes un rival que se interpone entre tú y yo, y quiere y manda que yo no te cumpla lo ofrecido.

Yo le he hecho creer a mi mamá que entre tú y yo ganamos aquella célebre batalla.

La cosa ha de quedar entre tú y yo; no quiero que nadie lo sepa, ¿entiendes?

Fácilmente comprenderás lo triste que será para mí hablarte de esto; pero entre tú y yo no hay ya secretos.

Querida niña, si tuviera tiempo te demostraría que entre tú y yo no puede haber nada más torpe ni más inoportuno.

Entre tú y yo la balanza está perfectamente equilibrada.

: «Mientes, ¡oh maldito! Entre tú y yo pasa exactamente lo que ocurrió entre el visir del rey Yunán y el médico Ruyán.

Entre tú y yo, María, hay una sima sin fondo y sin horizontes, un vacío inmenso y aterrador, en el cual, por mucho que mires, no verás una sola idea, un solo sentimiento que nos una.

Entre tú y yo, María, hay una sima sin fondo y sin horizontes, un vacío inmenso y aterrador, en el cual, por mucho que mires, no verás una sola idea, un solo sentimiento que nos una.

¡Si entre tú y yo no hay nada secreto, Doctor del alma!Para ir colocando á interés los réditos de mi hacienda, con tu noble trabajo de gran médico sufragaste los gastos de la casa, los míos personales... ¡Ni en un ochavo se mermó mi caudal! Por ti me encuentro rica.

En la vida mortal que hoy tengo en el mundo, el cielo, cuyos fines ignoro y acato, ha puesto entre tú y yo obstáculos casi insuperables.

Así le repliqué, en efecto... porque don Gil pretendía que entre tú y yo matásemos á Frasquito.

Entre tú y yo no puede haber ya ni siquiera amistad, si no me juras...» Sí, que jure, que jure, que se fastidie...

Mi orgullo tiene esta debilidad contigo, quizás porque entre tú y yo hay un parentesco espiritual, algo de común, que no es honroso, sin duda: la desgracia, Leonor, el envilecimiento...

Como entre tú y yo no hay lío, puedes contarme tus penitas.

Hay entre tú y yo algo inconciliable, irreductible, y la tremenda muralla se alza cuando menos lo pienso.

Tomás, la presencia de este ángel suaviza las asperezas entre tú y yo.

(Con exaltación.) Impulsos siento de adorarte, como adoramos á los seres sobrenaturales; y de rodillas ante ti, como si estuvieras en un altar, te diría que nada hay entre tú y yo que nos una, nada que humanamente nos ligue, nada más que el lazo del culto que te debo y que te tributaré.

Y puesto que entre tú y yo no ha de haber nunca misterios, según lo convenido, te diré sin rodeos que mi prima me gusta cada día más, y que siento hacia ella una inclinación que me ha ocasionado no pocas horas de tristeza.

—Llévale con tu padre—le dijo Cruz,—que le entretendrá contándole lo de África; y entremos tú y yo en tu casa, que tenemos que hablar.

Parodiando al Cristo, yo pudiera exclamar: Pueblo, ¿qué hay de común entre tú y yo?

Mujer, dijo á su madre, que le pedía un milagro, ¿qué hay de comun entre tú y yo?