41 Adjetivos para describir tupidas

No había un pedazo de tierra inactiva, y aunque el huerto era pequeño, desde el centro no se veían las tapias, tal era la maraña de árboles y plantas: nispereros y magnolieros, bancales de claveles, bosquecillos de rosales, tupidas enredaderas de pasionarias y jazmines; todo cosas útiles que daban dinero y eran apreciadas por los tontos de la ciudad.

El lago Ponchartrain, que se abre y muestra sus márgenes sembradas de tupidas arboledas, entre las que blanquean hermosas quintas, pastan los ganados y cruzan fantásticos carros y carruajes por entre los troncos de los árboles.

¡Ah mísero! Á ti, una vez muerto, ni el padre ni la veneranda madre te cerrarán los ojos, sino que te desgarrarán las carnívoras aves cubriéndote con sus tupidas alas; mientras que á , cuando me muera, los divinos aqueos me harán honras fúnebres.

Entonces habitaba más en mi cuarto; mis ojos, siempre despiertos, se ejercitaban en penetrar las nieblas de diciembre y las tupidas cortinas de lluvia que cubrían la campiña de un lato más sombrío que la escarcha.

Mas arriba desaparecen esos pabellones sombríos de las altas montañas, dejando el campo casi exclusivamente á las gramíneas enanas, que se extienden hácia las cimas de las faldas en inmensas y tupidas alfombras.

Paseaba la vista en torno, y en todas partes tropezaba a corta distancia con una tupida cortina verde.

Un rayo de sol que descendía desde la ventana del coro de San Dives, solía acariciar dulcemente las tupidas masas de cabello castaño de su hermosa cabeza y los negros arcos de sus cejas, y oscurecía la sombra de las sedosas pestañas sus ojos de azabache.

Más de una vez visitó los locutorios de algunos conventos, dando recados de don Rafael, al través de las tupidas rejas, á ciertas sombras blancas y negras que, atraídas por su juventud rolliza de muchacho del campo y enteradas de que pretendía ser pintor, le abrumaban con las preguntas de una curiosidad excitada por el encierro.

El pensamiento de Marta rompió la tupida nube que lo encerraba en un piélago de confusiones y vaguedades, y en su alma asomaron de golpe un sinnúmero de recuerdos dulces e inefables como otros tantos puntos luminosos de que estaba sembrado el cielo sereno de su vida.

En Andalucía, huyendo de la tierra de secano, buscando el agua y la sombra, se refugian las aves en estos oásis de regadío, donde hay frescura y tupidas enramadas.

La de aquellas dos casas, daban á un gran espacio abierto; primero los jardines respectivos; luego, huertas, el trazado de algunas calles futuras, y al fondo la tupida hilera negruzca, envejecida, caprichosa, de las casas de la calle de la Madreselva, vistas por detrás.

El grupo de casitas blancas que componía el pueblo de Serín, estaba envuelto por una tupida faja de árboles, excepto por la parte de la ría, en cuyas aguas claras y azules se espejaba.

De trecho en trecho se rasga la espesura del bosque, dejando columbrar por pequeños espacios el admirable panorama que se desarrolla al N. N.-E.; pero apénas se tiende la mirada para contemplarlo cuando el inmenso cortinaje de verdura vuelve á cerrarse, y en vez de los nevados y montañas, los lagos y lejanos valles y planicies entrevistos por un segundo, torna á rodearlo á uno la tupida floresta de pinos, abetos, hayas y pequeñas encinas.

Suspira la bella desnuda y vencida, y en tanto que al aire sus quejas se van, del fondo verdoso de fronda tupida chispean turbados los ojos de Pan

Adivinaba la existencia de algún pensamiento salvador, pero estaba envuelto en tan tupidas gasas que no percibía de él absolutamente nada.

Naranjos blanquecinos de diaspis; duraznos rajados en la horqueta; membrillos con aspecto de mimbres; higueras rastreantes a fuerza de abandono, aquello daba, en su tupida hojarasca que ahogaba los pasos, fuerte sensación de paraíso.

Me refiero a la cabeza, levantándose, suelta, desprendida, el pelo partido al medio, cayendo en dos hondas tupidas que se recogen sobre la nuca, jamás lisa, como en aquellos largos pescuezos de las vírgenes alemanas.

A uno i otro lado del lago i a corta distancia de él, descollaban solitarios dos cenadores, cubiertos por fuera de tupidas madreselvas i campanillas, cuyas flores adornaban las cortinas de vejetacion que se descolgaban, en forma irregular, sobre la entrada de esos que semejaban verdes i floridos torreones, como para encubrir esos recintos románticos que parecian el asilo de los secretos i las delicias del amor.

Bertuco la condujo, á campo traviesa, hasta la espalda del colegio, al pie de cuyas tapias había unas tupidas matucas.

El rostro, verdad es, lo llevo cubierto con un velo de tupida gasa negra, bajo el cual todavía nubla las facciones un tul blanco.

» Y señala como síntoma de decadencia los dientes cariados y las cabezas calvas de muchos anglo-sajones, ante las bien provistas mandíbulas y las tupidas pasas de los libertos de ébano.

Revelando exquisito gusto y consumado arte, el anciano había encargado su peluca del color de la nieve, y la diadema de ligeros rizos canos que coronaba su frente de marfil era como majestuosa aureola, bien distinta de la tupida pelambrera con que los viejos verdes se obstinan en reparar el irreparable ultraje de los años.

Era muy difícil abrirse paso á través de las encinas nuevas aún, pero ya vigorosas, de que se componía aquel monte y que entrelazaban, como las empalizadas de Robinsón, sus oblícuos troncos y sus tupidas ramas.

De lo alto de los pilares se entretejen cables de alambre de fierro, formando de aumento á disminucion, tupidas redes ó hamacas en que cuelga y descansa con robustísimos afiances, la tremenda canoa ó jaula que forma el puente.

La noche de un día en que no hemos salido á pasear largo, al través de la tupida reja de mi salita, que está en la planta baja, oigo guitarrear.

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