22 Adjetivos para describir monas

Pronto la llamaron el comino orgulloso, la mona sabia.

Era la mona Mari-Zancos, acurrucada en los hombros del ahorcado.

Y a la salida del túnel, el enamorado esposo, después de estrujarla con un abrazo algo teatral y de haber mezclado el restallido de sus besos al mugir de la máquina humeante, gritaba: «¿Qué puedo yo ocultar a esta mona golosa?...

Por fin, al despertar en pleno siglo XIX, después de haber dormido la mona mística, nos encontramos con que los demás se nos han puesto por delante.

Cortaba el árbol, y hacia dél una estatua ó ídolo, de mala figura, porque comunmente hacian las caras de gesto de monas viejas regañadas; hacíale la casa y labranza, y cada año le hacia ciertas ceremonias, al cual tenía recurso como á oráculo, preguntando y sabiendo dél las cosas futuras de mal ó de bien, las cuales él despues á la gente comun predicaba.

Flojilla diferencia va de una cosa a otra... Si pecó, todo varía en , y no me rebajo yo a pedirle perdón; pero si no faltó... ¡ay!, la dichosa mona me tiene debajo de su pie como tiene San Miguel al diablo».

La vieja deberia tener, á juzgar por su arrugado pellejo, más años que la Sibila, y adornada de aquel modo parecia una mona disfrazada para excitar la risa: pero entonces, abrasada por el furor y por la ira que chispeaba en sus ojos, se puso aun mucho más horrible; porque el insulto mayor que puede dirigirse á una mujer es llamarla vieja ó fea.

Diógenes le ha puesto ese nombre desde que le dio por fumar en pipa, en un narghilé precioso que le regaló el embajador de Marruecos... Es una mona famosa que hay en el jardín zoológico de Londresyo la he vistoy fuma en pipa con una gracia y unos mohínes que recuerdan a Curra por completo.

Y a too esto, don Fernando, unas monas sabias, tan feas y negras como su primo aquí presente; unas desgalichás, a las que he visto de pequeñas en los cortijos robando garbanzos y otras semillas; unas ratas vivarachas, sin más que el aquel gitano y unas desvergüenzas que ponen coloraos a los hombres.

Contestamos alegremente y fué en este momento que hice dos descubrimientos, de orden diferente, que me alarmaron; aquel caballo no tenía anca, sino un techo de media agua por lomo, de filoso mojinete, y Larrea poseía una mona gigantesca!

Ahí dejó al Cardenal y al suegro de mi sobrino con una mona superior... pero ¡superior!...

La tal Dolores era descarada como una mona; muy guapa, señor, pero capaz de comerse á la pobre suegra que tuviese que aguantarla.

O como dijo Platón: La más hermosa mona es fea.

mira que cuando estás borracho, y ahora tienes una mona medianita, ves las cosas al revés, y todo lo cambias, las caras, los nombres, hasta las palabras, porque, con la memoria, se te pone torpe la lengua.

* * * * * He visto más; he visto lo que creía que ya no existía sino en los viejos cuadros, en los viejos grabados: he visto en ciertos barrios de París el antiguo pifferraro y el organillo y la mona vestida de colorines, y la linda italianica, ya casi púber, que danza al són del violín y recoge después en un plato las limosnas de los curiosos.

Anduvo la pobre mona pidiendo socorro muy grande rato sobre el agua, que al fin se la tragó.

Cortaba el árbol, y hacia dél una estatua ó ídolo, de mala figura, porque comunmente hacian las caras de gesto de monas viejas regañadas; hacíale la casa y labranza, y cada año le hacia ciertas ceremonias, al cual tenía recurso como á oráculo, preguntando y sabiendo dél las cosas futuras de mal ó de bien, las cuales él despues á la gente comun predicaba.

Pidióle un día la dama que a su amigo le escribiera que una mona remitiera; y como siempre quien ama se desvela en conseguir lo que su dama le ordena, por escoger una buena tres o cuatro envió a pedir.

Cierta vez que se halla en la pulpería, donde un gringo habilidoso divierte al auditorio con un organillo y una mona amaestrada, preséntase la partida policial que anda recogiendo gente para el servicio de los fortines de frontera.

Que esta es sin duda la moda de la Corte, y, encaprichados en seguirla en el hablar como la siguen en todo lo demas, unos por no parecer ménos instruídos, y otros por ser en todo monas ó monos, apénas aciertan en la conversacion con una cláusula que no parezca fundida en los moldes de Paris.

Desde la mona catarrinia hasta la elegante y hermosa Helena y desde

Vióse la señora mía En la amable compañía De tanta mona desnuda; 35 Y cada cual la saluda Como a un alto personaje, Admirándose del traje, Y suponiendo sería Mucha la sabiduría, 40 Ingenio y tino mental Del petimetre animal.

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