24 Adjetivos para describir postes

Los Estados no pueden sancionar leyes "ex post facto.

Los Estados no pueden sancionar leyes "ex post facto.

El poste telegráfico que se eleva en la afuera del pueblo, marca en una tablilla el km.

Au cours de mes vacances, cet été, j'ai acheté des livres de cyberlibraires et je les ai fait livrer poste restante au bureau de poste du village j'étais.

En el fondo de esta calle había un poste clavado en la tierra; más allá un furgón obscuro tirado por dos caballos, y varios hombres vestidos de negro.

Si se nos permite que supongamos que la vida es un camino sobre el cual marchamos con los ojos vendados, se nos permitirá también suponer que la experiencia es un poste colocado en medio de nuestro camino, hacia el que marchamos a ciegas, y contra el cual nos rompemos las narices.

Entre esta red de acero alzábanse numerosos postes, con sus faros eléctricos semejantes á lunas apagadas.

Luego, colocándose la garrocha bajo el brazo, la apoyó en un gran poste empotrado en la pared, picando varias veces con gran esfuerzo, como si tuviera al extremo de la lanza un toro corpulento.

Apeándose del corcel, el herrador le quitó la silla, le hizo entrar en la represa y lo llevó, guiándolo con una cuerda, a un sitio dado, donde el agua le llegaba a la mitad del cuello; una vez allí, ató la cuerda a un poste hincado en la orilla y dejó al caballo metido en el río.

Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fué atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres.

Pero sin saber cómo, sin poderlo evitar, cuando más libre se creía, sentía, puede decirse así, en sus carnes el peso de los grillos que le ataban al misterioso poste de su primitiva culpa.

Juan de la Cosa, el sabio piloto autor del primer mapa de las Indias, había muerto atado a un poste por los naturales, erizado de «flechas de hierba», que convirtieron su cuerpo a las pocas horas en una masa de negra putrefacción.

Vive en Metrenquel, que quiere decir poste parado.

Un pequeño poste, en las llanuras de Abraham, indica el sitio donde cayó Wolfe; y en la parte más elevada de la ciudad, se levantó tiempo adelante artística pirámide, grabándose en ella los nombres gloriosos de Wolfe y de Montcalm.

Es idéntico a lo que ocurre cuando al pié de un poste portador de corriente eléctrica se coloca este letrero: "Peligro de muerte.

115.Restos de habitación con poste tetémico (Vancouver).

El fatal instrumento es muy poco complicado: el reo se sienta en un banquillo, con la espalda apoyada en un poste alto y fuerte, al cual se sujeta una especie de collar de hierro, que le rodea el cuello y está dispuesto de modo que se junte con el poste al apretar un potente tornillo.

Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fué atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres.

He aquí lo que había en ella: una fuente de agua límpida y clara brotaba casi en la cumbre de la colina; sobre ésta, y encerrando la fuente por supuesto, se había improvisado una espaciosa cabaña de postes de madera, arreglada de manera de poder encerrar unas dos veintenas de hombres, en caso de apuro, y con troneras para mosquetes por todos lados.

La refinada Francia y la positiva Inglaterra hacen girar sus alambres eléctricos por larguísimas series de postes artificiales, barnizados y llenos de piezas de loza ó cristal que aislan el fluido y separan los alambres.

La refinada Francia y la positiva Inglaterra hacen girar sus alambres eléctricos por larguísimas series de postes artificiales, barnizados y llenos de piezas de loza ó cristal que aislan el fluido y separan los alambres.

Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fué atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres.

Caminaban a través del bosque de postes carcomidos que sostenía la techumbre, por senderos angostos, entre las cúpulas de las bóvedas que hinchaban el suelo como blancos y polvorientos tumores.

Desviaron y midieron la potencia en el poste más cercano á la fábrica, y después de hacer el cálculo respectivo, encontraron que, aunque la fábrica estaba alumbrada y movida por electricidad, el propietario sólo pagaba por una fracción de la potencia y que la pérdida de la compañía ascendía á $45,000.

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