Qué preposición usar con miedo
Inexperto en el arte de mandar los ejércitos, se enredó nuevamente en el sitio del Cuzco, del que tuvo que desistir segunda vez, no por la resistencia que le oponia la ciudad, sino por el miedo de ser atacado por la fuerza de Valle.
Sacábalas a paseo por las tardes; pero no le conducían al teatro por miedo a una pulmonía.
El estruendo de las explosiones, completamente nuevo para la mayor parte de este gentío, le hizo huir con más rapidez que el miedo al coloso.
Aquella travesía resultaba peligrosa; reinaba á bordo una continua vigilancia por miedo á los submarinos y á las minas flotantes; pero Gillespie tenía entonces como inseparables compañeros la alegría de una juventud ansiosa de aventuras y el entusiasmo del que va á exponer su vida por un ideal generoso.
¿Qué se le ofrece á usted?preguntó Paz, midiendo con una mirada el cuerpo de doña Rosalía.
Pues, señor, la cosa llegó á excitar vivamente la atención de la autoridad, y el miedo del barrio rayó en espanto; la Berrona seguía, sin embargo, haciendo todas las noches su horripilante procesión.
El profesor cayó desmayado de miedo en el fondo del bolsillo, mientras el gigante volvía á inclinarse sobre la tierra para dejar al ciervo en libertad.
Las revoluciones no se miden por los dolores que originan, sino por los nuevos beneficios que aportan al bienestar y la libertad de los humanos.
Tengo miedo por mi razón en algunos momentos.
El gran monstruo midió de una mirada el volumen de sus miembros multiplicados y la anchura del arco por donde había de pasar.
Los antiguos Peruanos comparaban los hombres grandes y poderosos á las serpientes, porque, como ellas infunden miedo con su presencia.
Salvador paseó unas cuantas calles del gran puerto francés, con aquel paso automático y febril con que había medido en Luzmela las estancias mudas del palacio.
, tiritando de miedo ante aquel furor, huyó como alma diablesca por los misteriosos escondrijos de la casona.
E los omes de Martín López como lo veyeron muertto é eran pocos enfrente de los de Ohando, ovyeron muy grant miedo é comenzaron todos a fugir.
Al llegar a la entrada de la ciudad, la cigarrera se volvió y midió a Borrén con despreciativa ojeada de pies a cabeza.
El lago se extiende de sur á norte, midiendo entre los dos extremos (de Arth á Chaam) unos 15 kilómetros, por 5 en su mayor anchura.
La esposa teme, á la par que la desea, la llegada de su bien amado: con todo, encuéntrase muy sola, tiene miedo sin saber por qué, en medio de tanta gente.
Cuando acabé mi fácil y breve tarea, me dijo: Ahora vuélvete, hijo mío, a tus quehaceres y a orear un poco la cabeza por la casa; y vete en la confianza de que si con lo tratado aquí entre los dos no me has quitado la enfermedad de encima, me has dado fuerzas y ánimo que ya no tenía para llevarla sin pena ni miedo hasta la misma sepultura; y esto, en mi modo de ver, vale más que una buena salud.
Pero á los ebrios más consecuentes del establecimiento les placía beber debajo de este adorno extraordinario, y un comerciante debe sacrificar sus preocupaciones y sus miedos para mejor servicio del público.
Y buenos sudores le costaba, porque había ratos en que su apurada situación económica, sus remordimientos y sus miedos sobre todo, le ponían al borde de lo que él creía ser la locura.
Después, midiendo al idiota con la vista, con disgusto: En cuanto a ese monstruo, si lo llevaseis al aquelarre, causaría miedo al mismo Satanás; por lo demás, se parece a usted, vieja mía, y si yo pusiera esa cara en el mascarón de mi brick, los bonitos, asustados, no vendrían más a jugar ni a saltar bajo la proa.
Tiene la forma general de un arco, y mide desde su extremo sur, donde desemboca el rio Limmat que es su principal determinante, hasta Zuric, donde vuelve á seguir su curso el rio, una longitud de 45 kilómetros, teniendo apénas 8 y 3/4 en su mayor anchura, con la elevacion de 418 metros sobre el mar.
El río tiene en la ciudad la anchura média de 600 metros, midiendo hasta 660 enfrente de la Plaza-real de armas que ocupa el centro del arco.
Ana tuvo un miedo pueril que la embelleció mucho, como pudo notar y notó De Pas.
Una pregunta, un gesto, una mirada, que no son la mirada, el gesto y la pregunta de todos los días, ya nos da que cavilar, que pesar y que medir para un buen rato... hasta que viene el sentido común dando la medida exacta de las cosas y poniendo a cada una de ellas en su correspondiente punto de vista; y se acaba la alucinación.