24 Adverbios para describir cómo tropezamos

Sólo en los días de banquete o recepción, o cuando casualmente le tropezaba en las casas o en la calle departía un rato con él.

De esta suerte, al compás que[52.2] iba creciendo en el pecho del tonto la afición a Elisa, iba aumentando también el odio hacia José, a quien consideraba como su enemigo mortal, hasta el punto de que no tropezaba jamás con él sin que dejase de echarle[52.3] miradas iracundas y murmurase palabras injuriosas, de las cuales, como era natural, se reía el afortunado marinero.

Cuando la opresión o la persecución llega a causa de la palabra, inmediatamente tropiezan.

Penetraban en las cuadras, se escurrían entre las patas de las bestias, repitiendo su quejido por la muerte de Mari-Cruz; corrían, ciegos por las lágrimas, tropezando con las esquinas, con los marcos de las puertas, volcando en su carrera aquí un arado, más allá una silla y seguidos por los perros libres de cadena que les acosaban por todo el cortijo, uniendo sus ladridos a los desesperados lamentos.

Lo había conocido en Nápoles pocos días antes, pero estaban unidos por la estrecha fraternidad de los compatriotas jóvenes que se tropiezan lejos de su país.

Otro hombre tropezó con él cerca del altar mayor.

Oyóse un ¡ay! pero no salió de los labios de ella, sino de los de él, porque habiendo inclinado la cabeza, tropezó violentamente con los pies del Cristo.

Pero se acordaba él de otro salto aún más mortal todavía: el que dio cierto barbián amigo suyo, desde el almuerzo de un lunes a la comida de un jueves, sin tropezar siquiera en un garbanzo.

Crispa los nervios, después de leer hazañas y trabajos de nuestros soldados, tropezar más abajo con la relación de una «kermesse» en Pantanillo ó en Lagunilla, organizada por la colonia veraniega y las señoritas más distinguidas de la localidad.

Visto está que en su desarrollo tropezó constantemente con las dificultades extraordinarias que le suscitaba y oponia la cuestion política de la reconstruccion del Sur.

Desempeñaba el cargo de ama de llaves, y, por tanto, la jefatura de toda la servidumbre; y en cada una de las órdenes que daba tropezaba inevitablemente con la dueña que la odiaba a muerte.

Al fin tomé este último partido, por el temor que me asaltó de que tropezase nuevamente con Castell.

Y, en diciendo esto, arremetió con la lanza baja contra el que lo había dicho, con tanta furia y enojo que, si la buena suerte no hiciera que en la mitad del camino tropezara y cayera Rocinante, lo pasara mal el atrevido mercader.

Sin embargo, cuando volvimos a casa tuve la buena fortuna de poder hablarla un rato aparte, gracias a Perico, el chiquillo de marras, con quien casualmente tropezamos.

En este instante un capricho del pensamiento le hizo ver las dificultades con que iba á tropezar voluntariamente y las molestias que le iban á resultar.

De un portal le tiraron una silla, que apenas le rozó, y donde acaso tropezaron los que de más cerca le acosaban.

El inconveniente más serio con que actualmente tropieza este plan, es que María Quirós no siente la menor simpatía por Ordóñez, y, en cambio, está enamorada de un joven médico llamado Juan Zarzoso, sobrino del famoso doctor Zarzoso, sabio de reputación universal y librepensador furibundo, cuyos antecedentes figurarán indudablemente en ese archivo, en la sección de "Enemigos terribles de la Compañía".

El carácter impetuoso y uraño de Consuelo, sus murrias, sus histerismos, la profunda aversión que le tenía y las dificultades de tiempo y de lugar con que continuamente tropezaba, le desconcertaron bastante, y entonces apeló a otro sistema, quizá más lento, pero indudablemente más seguro.

Abrió una ventana, y su cabeza tropezó cruelmente en la obscuridad; intentó franquear la puerta, y no pudo.

Luego, salvando el canal que separa dicha ciudad de la tártara, debían hacerse dueños de los baluartes de ésta última, todavía más altos y robustos, y finalmente, al verse poseedores de la ciudad tártara, tropezaban con las murallas de la «ciudad roja», nombre que se da igualmente por el color de sus muros á la ciudad imperial ó prohibida.

Luego, en el resto de la tarde, se tropezó con ellas forzosamente, por la atracción que sufren los viajeros dentro de una ciudad pequeña.

Abarcó la mesa en una solícita mirada, sin tropezar otros manjares que el pan moreno y duro, y volvióse hacia el llar, desguarnecido de cacerolas, humeante bajo la caldera donde hervía el agua para la comida del cerdo.

Los otros buques de auxilio tropezaban igualmente poco á poco con las demás embarcaciones ocupadas por los supervivientes de la catástrofe.

Sus pupilas reflejaron únicamente la tristeza del que acaba de tropezar inesperadamente con un obstáculo, obra de las potencias ciegas y fatales que cambian bruscamente el curso de nuestra existencia.

24 Adverbios para describir cómo  tropezamos