60 colocaciones para truena

Ese hombre tan odiado, contra el cual truena la voz de millares de frailes, desde millares de púlpitos, debía tener algo del aspecto satánico de Dante cruzando solitario y sombrío las calles de Ravena; alto, delgado, grave y severo, con ojos de mirar intenso, cuerpo consumido por la constante excitación intelectual... ¡Era un prior de convento del siglo XV el que hablaba!

Abandonaba su cátedra, se ponía en medio de la clase, señalaba el enemigo al frente, e inflando la boca, hacía tronar los cañones sobre la línea imaginaria del ejército contrario.

El comandante siguió hablando de la dulce Augusta y de sus hijos, mientras tronaba la tempestad invisible en el horizonte sereno del atardecer.

La víspera en la noche, acomódase la preste con su comitiva en el atrio del templo y allí les hace beber ponches y tazas de con abundante alcohol mientras la música entona aires nacionales, truenan a menudo los cohetes y estallan fuegos artificiales.

Washington, más que ciudad, es panteón colosal que glorifica á los dioses de la democracia americana; la estatua de Washington, sentado en silla curul, tronando como un dios pagano sobre las alturas del Capitolio, sintetiza en tres leyendas puestas en el zócalo del monumento, con sencillez espartana, toda su historia y toda su vida: «

Los moros hicieron varias salidas, y no obstante que el espantoso tronar de la artillería los tenia confundidos, se defendieron animosamente.

De vez en cuando truena el suelo de los muelles y pasa un carruaje tirado por caballos húngaros, incomparables animales que marchan siempre al trote largo, como si éste fuese su paso natural, y unen el vigor y la corpulencia á la esbelta ligereza del corcel árabe.

Viviendo yo agora 15 años en Trujillo en nuestro convento (celebramos allí la fiesta de Nuestra Señora de la Visitacion con toda la solemnidad posible), cuando salíamos con la procesion ya se habia revuelto el cielo; tronó, relampagueó, llovió, y si las cubiertas de las casas fueran de tejas, corrieran las canales por un poco de tiempo.

Tronaba el español ante la botella liberalmente renovada y la caja de cigarrillos abierta sobre la mesa,

Vemos con harta frecuencia a las grandes damas en medio de los esplendores de sus palacios, y entrevemos a las diosas tronando sobre sus solios de nubes... Y aun es una de nuestras grandes decepciones, de nuestros grandes dolores caer de pronto desde esas doradas alturas encima de las ronzas de la tierra...

En las tortuosas callejas toledanas, como en las minas bilbaínas donde truena la oratoria mordiente del doctor Aresti, como en los feraces campos andaluces por donde pasa la figura evangélica, todo dulzura y caridad de aquel Cristo moderno que se llamó Fermín Salvoechea, laten los mismos dolores, gemebundea el mismo treno inmenso que arranca á los desheredados de todas las provincias la injusticia social.

un novelista de mucha intriga y enredo: truena la crítica contra la intriga y califica al novelista de intrigante y mala persona.

Un griego que había sido simple marinero en sus mocedades tronaba allí como un personaje de epopeya, admirado por las damas en traje de baile y los graves señores puestos de frac que se reunían en este círculo aristocrático.

Sonaron todas las campanas de alarma, tronaron todos los tambores, bramó y rugió el mar, y comenzó el ataque.

#tronar#, to thunder; (coll.

Corrian luces por todas partes, tronaban los pisos entablados con las carreras, tropezaban los mozos llevando ropas de cama, bandejas, cubiertos i uno de ellos se despeñó escalera abajo, impulsado por madama Ferran que le mandaba a la cocina.

La señá Eufrasia tronaba majestuosa con un pañolón de encendidas flores, admirado por todos, y que parecía agrandar su autoridad.

La cándida admiración de los muchachos se imaginaba al gran maestro tronando ante un caballete, salvaje, feroz, intratable como Miguel Angel en el encierro de su estudio.

¡Tirso! tronó don Cándido.

No soplaba ni la más pequeña ráfaga de viento, ni se oía más sonido que el de la resaca tronando á media milla de distancia sobre las playas, contra las abruptas peñas de las costas.

La pacífica matrona del Mediterráneo se había encolerizado y tronaba amenazadora e iracunda, con sus ojos verdes, olvidada de su calma y de su manto de azul.

Dos veces apoyó Javier el dedo en el gatillo, y á las dos detonaciones contestó desde abajo formidable clamoreo: no había tenido tiempo el mancebo de recoger la mano, cuando se aplastó en las hojas de la ventana una descarga cerrada, arrancando astillas y destrozándolas: componían su terrible estrépito estallidos diferentes, seco tronar de pistoletazos, sonoro retumbo de carabinas y estampido de trabucos y tercerolas.

La señá Eufrasia tronaba majestuosa con un pañolón de encendidas flores, admirado por todos, y que parecía agrandar su autoridad.

En condición semejante, aunque la voz del orador tronaba implacablemente, los oídos de Ester nada percibían.

En el resto de la casa tronaba el lujo suntuoso y sólido, mientras en su cuarto sólo quedaba una cama de criada, angosta y dura, que había hecho bajar de las buhardas, y un Cristo grande y ensangrentado que ocupaba casi un lienzo de pared, entre dos cromos de vivos colorines representando á Jesús y á María, abriéndose el pecho para ofrecer sus corazones inflamados.

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