27 colocaciones para tos

El golpe de tos que le vino, acompañando a la risa, fué tan vivo, que parecía que iba a desplomarse presa de la congestión.

, acometido de un acceso de tos,

Y el otro, tapándose la boca con las sábanas para contener el acceso de tos que se iniciaba: ¡María Santísima, qué hombre tan bueno! Lo único que harédijo D. Francisco levantándose y examinando de cerca los cuadros,es aceptar un par de estudios, como recuerdo....

El señor de Pavol tuvo un violento ataque de tos.

Gabriel pudo adormecerse, y así estuvo más de una hora, inmóvil en el sofá, cortándose varias veces su desigual respiración con el estertor de la tos cavernosa, que no llegaba a desvanecer su sueño.

Fue la suerte de María, que al primer berrido que dio Momo, con toda la fuerza de sus anchos pulmones, se le atravesó un bocado de pan y sardina, lo que le ocasionó tal golpe de tos, que ella, ligera como buena gaviota, pudo escaparse del buitre.

Con la violencia de la tos, su temperamento sanguíneo experimentó una fuerte sacudida: el rostro se coloreó excesivamente.

D. Cristóbal disimulaba la risa con un flujo de tos.

La novelista, a la luz de una vela, escribía Spiridón, la historia del monje que acaba por demoler todas sus creencias, y muchas veces cortaba su trabajo para correr al lado del músico y preparar sus tisanas, alarmada por la frecuencia de su tos.

Y así; y todo ello entreverado de golpeteos sobre mi espalda, de gestos indescriptibles y de injurias contra la tos que le amagaba, de admiraciones estruendosas, de risotadas... y de «ajos», porque los echaba por ristras el buen don Celso y como la cosa más natural y corriente.

Durante algun tiempo nada pudo oir Yaye: las dos mujeres hablaban demasiado bajo: aquella conferencia duró mas de una hora, conferencia interrumpida por agudos accesos de tos.

le conté mi historia de Cuenca, y después de oirla, dijo riendo, con su risa sarcástica, que se convertía en algunos momentos en tos: Aun podría añadir yo algo á tu historia.

Mi tío, aunque entre amagos continuos de la tos, parecía más sosegado, y dormitaba.

Habló Fortunata poco y vulgar; todo lo que dijo fue de lo menos digno de pasar a la historia: que hacía mucho frío, que se le había descosido un mitón, que aquel llavín parecía la maza de Fraga, que al volver a casa entraría en la botica a comprar unas pastillas para la tos.

] Y fué de suerte, digo desdicha, que no quedó rostro sin lunar, ojo sin lagaña, lengua sin pelo, frente sin arruga, mano sin berruga, pie sin callo, espalda sin giba, cuello sin papera, pecho sin tos, nariz sin romadizo, uña sin enemigo, niña sin nube, cabeza sin remolino, ni pelo sin repelo.

Cuando Gabriel abandonaba el lecho al salir el sol, después de una noche de penosa tos, encontraba ya en la salita de entrada a Sagrario preparando la máquina para la diaria labor.

Entonces la astenia y la inmovilidad de los síntomas dominan, escepto algunas ocasiones en que la persistencia de la tos, ciertos dolores y el estreñimiento reproducen la irritabilidad y el eretismo.

Esta, que con particularidad es propia de pulsatila, tiene los síntomas siguientes: calofríos y calores, laxitudes, dolor de cabeza pulsativo, ansiedad, náuseas, vómitos de bilis ó de mucosidades, coriza violento, flujo seroso por la nariz, ojos encendidos, lagrimosos, fotofobia; pinchazos en la piel, pequeñas manchas rojas como picaduras de pulga, ronquera, dolor y ruido mucoso en la garganta, disfagia, tos seca, fatigosa, epistaxis.

A poco sonó una tos sospechosa; no era la pulcra, perfumada y cadenciosa tos del tío Frasquito, sino una tos asmática, tos de viejo, que recordaba esos crujidos peculiares que anuncian en las casas ruinosas el próximo hundimiento.

Hízolo así el tío Frasquito, lleno de miedo, y creyendo ya poder aventurarse a salir con algunas precauciones, presentóse aquella noche en casa de Currita, en el taller de las hilas, tosiendo lastimosamente y ofreciendo a todas las damas caramelitos de rosa, único remedio para la horrible tos que le había dejado el pertinaz catarro.

Las primeras presentan, desde la ronquera y la sensacion de cosquilleo en la laringe, hasta la tos convulsiva, seca, con disnea, y á la matutinal con espectoracion purulenta, comprendiéndose en esta escala los accesos de asma seguidos de espectoracion mucosa, blanquecina.

No sabía por qué, la hija de Cofiño encontraba en aquel ruido seco de la tos algo familiar, algo digno de atención, una cosa mucho más interesante que todas aquellas quejas rimadas con que los poetas se lamentaban entre dos candelabros, como si la tertulia pudiera mejorar su suerte y arreglar el pícaro mundo.

El eretismo y la sequedad de la tos que la caracterizan, son mas incómodas que la debilidad del sistema sanguíneo hace suponer; los enfermos están muy enervados, angustiosos; el sueño no es reparador, el menor ruido incomoda y aumenta la afeccion de la cabeza; la orina es turbia; la tos es seca y casi continua ó por accesos violentos.

La enfermedad trajo de la mano la miseria; el fruto de las entrañas de Dolores, mal nutrido por una leche escasa y pobre, languideció y sucumbió pronto, dejando contagiada á la niña de cuatro años, á Concha, con la horrible tos ferina, tos que arrancaba de sus tiernos pulmones estrías de sangre.

Tristemente impresionado, porque el estado de su salud era verdaderamente deplorable, le dije: Retírate, doctor: el fresco de la noche te está haciendo daño para la tos.

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