Julieta sonreía, pero una gran tristeza velaba la gracia de su semblante.

No afecta vestir traje aldeano, ni se viste tampoco según la moda de las ciudades; mezcla ambos estilos en su vestir, de modo que parece una señora, pero una señora de lugar.

Y Pep, igual a todos los tímidos, que dudan y vacilan antes de hablar, pero una vez perdido el miedo se lanzan adelante ciegamente, empujados por el propio temor, expuso con rudeza su pensamiento.

Tenía escaso talento para la pintura, pero una gran inteligencia para los negocios.

Las lágrimas asomaban a sus párpados, pero una resolución enérgica sucedía a este desaliento.

Mi primer impulso fue dirigirme a ella, pero una fuerza misteriosa me detuvo; ¿por qué estaba allí?

Tenía indudablemente vivos deseos de contemplar la inmensa catarata, pero una mezcla de cansancio físico y de lasitud moral, me quitaban el entusiasmo que en otros tiempos me hacía andar centenares de de leguas por gozar de un nuevo aspecto de la naturaleza.

Yo no asistía a sus famosos saraos, como he dicho, pero una que otra vez iba a sorprenderle por la mañana.

La Providencia, pero una Providencia regocijada y próvida, parece habitar en su alma.

Es verdad que María ha obrado ligeramente al llamar a casa a su antiguo novio, pero una madre no repara en nada cuanto se trata de salvar a su hijo que está en peligro.

Pues aquello era una ciudad, pero una ciudad muy distinta á la de Bassra.

La amorosa pasión de Gabriel tardó mucho tiempo en manifestarse, pero una vez declarada se desató furiosa, arrollándolo todo: amistad, afectos, conveniencias sociales.

Pues sacrifica á Dios este sentimiento... Necesitas irremisiblemente una cruz, pero una cruz pesada, porque tu culpa ha sido enorme.

Belay vaciló, pero una mirada de Florinda le decidió á obedecer; salió, y tras él salieron Teodomiro y Favila y, al fin, don Oppas que apenas podia contener su feroz alegria.

He visto muchos animales en los países donde he vivido, pero una mula como ésta, no la he visto nunca; ¡y se ha matado! ¡

Mas, ¿qué digo? ea, ea, Roselia, desecha ese fuego de tí; si pudiere dirás, que si pudiese, desdichada, sano me sería, pero una blanda fuerza me trae do quiere, una cosa la razon, otra Cupido, me aconseja.

Fue elegido, pues, en Aviñon el cardenal don Pedro de Luna, aragonés de nacion, y rico-hombre de los de Luna; negóse al principio á admitir la triple corona, pero una vez sentado en la silla apostólica, se resistió enteramente á las solicitudes de sus cardenales y del rey de Francia, que le envió á Juan duque de Berry y á Felipe duque de Borgoña sus tios, para que renunciase conforme habia jurado.

Las largas dimensiones de sus piernas y brazos, bien claramente revelaban la buena lozanía de sus años adolescentes, pero una caída, partiéndole la espina dorsal á la altura de los omoplatos, dejó en su espalda una caricaturesca joroba.

Al verse solo fué para el una tregua, pero una tregua que duró poco tiempo, porque sus terrores volvieron de nuevo.

El año 1872 se llevaron á Madrid para el proyectado Panteón Nacional, pero una reclamación de la Comisión de Monumentos los ha devuelto á este sitio.

Todo eso, dijo mi amo, es verdad, pero una cosa me hace más contradiccion, y es: ¿Cómo esa, siendo doncella, no tuvo valor para huir del molino con las demás cuando la cautivaron, y lo tuvo despues para emprender un hecho tan heroico?

Gastaba peluca, pero una peluca de tales dimensiones y tan toscamente confeccionada, que no dejaba duda de que hubiese hecho su dueña una buena coracera.

A., pero una observación más detenida puso de relieve que la letra primera no era G, sino C. No figuraba en los archivos ningún prisionero a cuyo nombre y apellidos correspondieran aquellas iniciales.

Un día se propusieron visitar a unas amigas, pero una de ellas, pretextando hallarse indispuesta, no acompañó a las otras dos.

Los niños criollos, parecieran, “a priori”, más retardados, pero una vez que se compenetran de las cosas, retienen las explicaciones admirablemente.