2778 oraciones de ejemplo con chinas

A las ocho de la mañana se fueron los indios expresados, y las cinco de la tarde volvieron con tres chinas, que dicen habian dejado al resguardo de los caballos que traian para vender: se les obsequiò de la misma suerte que el dia de ayer.

A las cuatro de la tarde llegaron 3 indios y 2 chinas, los que no se pudieron entender por no haber traido lenguar z: los obsequiè como siempre.

Si á esto se agrega que la mayor suma del importe de patentes son chinas, que en la renta de lotería el primer factor que la sostiene es el chino, y que tanto la industria como el comercio filipino tienen en aquella raza un poderosísimo auxiliar, sobradamente demuestra que nuestras leyes no deben tener olvidado á ese numerario humano que constantemente llega á nuestras playas, y que es preciso aumentarlo y ayudarlo.

¡Jamás! ¡Oh, suerte grotesca y desastrosa! ¡Dejé mi regalada vida del Loreto, mi nido amoroso de París, vengo volando como un tordo desde Marsella a Shang-Hai, sufro las pulgas de las habitaciones chinas, el hedor de las casas, la polvoreda de los caminos áridos ¿para qué?

Hablaba con desprecio de las mujeres del campo, chinas mal lavadas

Yo soy español, francés, Karl es alemán, mis niñas argentinas, el cocinero ruso, su ayudante griego, el peón de cuadra inglés, las chinas de la cocina, unas son del país, otras gallegas ó italianas, y entre los peones los hay de todas castas y leyes... ¡Y todos vivimos en paz!

Al volver hacia su casa le acompañaba igualmente el recuerdo de la tierra americana, pensando con delectación en que las dos chinas habrían atropellado la dignidad profesional de la cocinera francesa, preparando una mazamorra, una carbonada ó un puchero á estilo criollo.

Las dos chinas recibieron una orden con tono amenazante.

Pendían de las paredes armas brillantes, indias, chinas y japonesas; colgaban del techo cinceladas lámparas de oro; se veían en torno jarrones, tibores y vasos, artísticamente esculpidos, de metales preciosos, de jaspes rarísimos, de antigua porcelana y de ataujía o menuda labor de pedrería, marfil, bronce y otras materias ricas.

El cacique, su hijo y varios particulares que lo acompañaban venian en buenos caballos adornados con chapeados, estribos, espuelas de plata y buenos aperos; pintadas las caras, pies y brazos de diversos colores: las chinas, chinos y muchachos del mismo modo.

Cuatro días después de votada la Resolución Conjunta, el Comodoro Dewey, al mando de la escuadra americana del Pacífico, estacionada en aguas chinas, se dirigió en busca de la española, mandada por el Almirante Montejo y que se encontraba en la bahía de Manila, frente al puerto de Cavite.

Me parece que indiqué cuando visité el barrio chino que el policía de que se trata es un cumplido caballero, que sirvió como coronel en el ejército invasor de México, que habla perfectamente castellano y que ha hecho especial estudio de las costumbres chinas.

, que por lo poco que he podido comprender en San Francisco, las sectas chinas de más prestigio son dos: la de Confucio y la de los Teonistas ó Buddistas; esta última es la que tiene más privanza.

lo ven, chinas perdidas es todo lo que aquí se conoce.

tener, como al descuido, unas chucherías chinas, unos camafeos de Nápoles, unos anillos Ejipcios, schales de cachemira ó pajaritos autómatas.

¿O es que la actual conseja ilocana es aborto de un contubernio de ideas religiosas, de las puramente ilocanas y de las extrañas, quizás las chinas, introducidas después de la conquista?

Y por último, hemos visto que las consejas relativas á las huellas de Angngaló son semejantes á las chinas.

Y ved aquí á las hacendosas mestizas chinas poner al lado de las tiendas chínicas, también las suyas de quincalla, papel, arroz y demás productos del país resistiendo tenazmente la competencia de los invasores, ¡Oh! ¡si fueran todos los filipinos tan laboriosos y listos como los de Malabon!

Su instrumental se compone de una especie de rabel o violín de una sola cuerda, una o dos guitarras chinas, desmesuradamente grandes, y con la caja en forma de concha, una como a modo de dulzaina, címbalos, gong o campana china, un tambor convexo de metal, como una cazuela pequeña, tocado con palillos, y unos crótalos que producen el sonido de nuestras castañuelas.

Aspirando bien, llegas a encontrar a la flor algún perfume recatado y modesto; las frutas no son ni agrias ni dulces, pero insípidas; los instrumentos músicos carecen de sonoridad, su ruido es mate; chinos y chinas cantan en falsete, sin vibraciones en la voz y en el diapasón de la confidencia; se diría que hacen música en secreto.

Varias chinas y mujeres blancas cristianizadas, por no decir cristianas, se acercaban á éstos, se arrodillaban, y tomándoles los cordones les decían: «La bendición, mi Padre».

Las cautivas nuevas, viejas ó jóvenes, feas ó bonitas tienen que sufrir, no sólo las asechanzas de los indios, sino, lo que es peor aún, el odio y las intrigas de las cautivas que les han precedido, el odio y las intrigas de las mujeres del dueño de casa, el odio y las intrigas de las chinas sirvientas y agregadas.

Frecuentemente sucede que los indios, condoliéndose de las cautivas nuevas, las protegen contra las antiguas y las chinas.

Antes, cuando el indio me quería, me iba muy mal, porque las demás mujeres y las chinas me mortificaban mucho, en el monte me agarraban entre todas y me pegaban.

Pero las chinas son malazas.

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