SABELITA No oirá mi voz.

Poca gente, pero brava, que al marchar nos protegiera, 400 sumisa mi voz espera escondida en la alcazaba.

Y tomando Salvador el libro, abrióle al azar y leyó: «Si me oyeres y siguieres mi voz podrás gozar de mucha paz....

También debo traerlas, y escucharán mi voz.

010:027 Mis ovejas escucha mi voz, yo las conozco, y me siguen.

Todo aquel que es de la verdad escucha mi voz.

Temo que mi voz se apague en el ruido y sospecho que este libro no está cuidadosamente escrito: me queda sin embargo mi buen deseo.

La tranquilidad de mi mirada le hizo más daño que mi voz, y su rostro se demudó: ¡Que ya no me quieres!articuló en una desesperada y lenta oscilación de cabeza.

Estoy harto de estas cosas! Mi voz era seguramente mucho más dura que mis palabras.

Mi voz no era ya la de antes.

Me detuve de nuevo; mi voz comenzaba a bajar demasiado de tono.

A fuer de riojano, hablo en plata; y como fraile, debo hablar en tono grave, a pesar de mi voz de tiple.

Á mi voz prepotente, creadora, De las aguas surgieron Aquestas Islas, que alumbró la aurora, Islas que bellas en un tiempo fueron; Y mientras, fieles á mi culto santo, Elevaron sus preces En mis altares, les libré mil veces De la muerte, del hambre y del espanto.

Devastaré en mi saña Los verdes campos de la míes ópima, Y desde la alta cima De la erguida montaña Arrojaré de lavas río ardiente, Que envuelto en humo y devorante llama Asole poblaciones Cual furioso torrente Que, cuando se desparrama, Arranca los arbustos á montones; Y la tierra aterida, A mi voz conmovida Temblará con atroz sacudimiento, Y á cada movimiento El rico suelo amargará, y la vida.

Los espíritus potentes Que en el universo reinan, Obedecen á mi voz: Sigue mi ínclita bandera; Óyeme, pues: si humildoso Abjuras tu nueva secta, Y arrepentido á mis aras Con grato fervor te llegas, Yo te haré feliz, dichoso, Tendrás cuanto apetezcas; El río que á tus pies corre.

Diéronme que estudiase tres o cuatro loas, y papeles de barba, que los acomodaba bien con mi voz.

402 Gracias le doy a la virgen, gracias le doy al Señor, porque entre tanto rigor y habiendo perdido tanto, no perdí mi amor al canto ni mi voz como cantor.

¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Ah! No puedo más: mi voz enronquece....

Señor, Dios mío, ¿oyes mi voz, o estoy condenada a rezar eternamente sin ser oída?...

¡No existe, no! Perdona si movido Por la ciega pasión, allá en lejanos Y borrascosos días, cuando airada Mi voz como fatídico anatema 15 Tronó en la tempestad, quizás injusto Contigo pude ser.

Aquí te llamo y nadie me responde: Sorda y cruel, la tierra que te esconde Ni el eco de mi voz devolverá.

Créame usted, Angelina; créame usted: la señorita es guapa, sí que es guapa, linda como un ramo de rosas; pero el joven que se complace en oirla tocar no ha puesto en ella los ojos, ¡ni los pondrá jamás! Mi voz despertó a tía Pepa.

¿Verdad que estás triste, y que hasta tienes ganas de llorar, porque no estoy allí, a tu lado, y no me ves, ni oyes mi voz?

no me haveis dado ya señales De que haceis lo que digo, y me conviene? Buscais con deteneros vuestros males, O gustais de que yo al momento ordene De poner en efecto los conjuros Que ablandan vuestros fieros pechos duros? Ea pues, vil canalla, mentirosa, Aparejaos á duro sentimiento, Pues sabeis que mi voz es poderosa De doblaros la rabia y el tormento.

] LÍNEAS ACTUALES (EN LA NATIVIDAD DE RIZAL) Fué en una hora de graves indicios, cuando por sobre la calma ilusoria, tú, que ensayabas tus vuelos novicios, patria, escuchaste mi voz monitoria.