43 oraciones de ejemplo con palomitas

) ¡Pues no estaría malo! Estas palomitas sin hiel son las que echan a perder a los hombres.

Los marcos y demás ornamentación, aljabas, palomitas, lazos y flores, todo de madera charolada o más bien esmaltada de blanco con filetes azules.

Los demás seminaristas le llamaban San Julián, añadiendo que sólo le faltaba la palomita en la mano.

¡Toma otra palomita! Y le dió otra bofetada.

¡Por Dios, don Benigno, sosiéguese usted! ¡Allá va otra palomita! Nueva bofetada.

Iba a ser ella la mejor pieza de su cacería en el Tandil, ¡ella, la blanca palomita del monte!

Y si el primer día de conocer a Pérez, Coca, «la blanca palomita del monte», hizo a su vez un primero y amargo descubrimiento, el segundo día hizo un segundo y no menos amargo... Habiendo descubierto ya que no amaba a Vázquez como novio, descubrió que podía muy bien amar así a Pérez... ¡Y al tercer día descubrió que ya lo amaba! Aquello fue un recíproco coup de foudre...

La buena eres , mi palomita... ¿Estás bien?...

Y ella, la palomita sin jiel, la rosita de Abril, ¡tan buena siempre conmigo! ¡protegiéndome, como si fuese mi virgensita!...

40 "A mi palomita Es ya necesario Hacer mi visita; Perdone el Canario.

Enredadas en un rizo, dos de aquellas palomitas aleteaban sin cesar.

Déjame jugar con ella, Luis... Jugarás cuanto quieras, y te compraré un gatito y una palomita blanca que venga a comer a tu mano.

Las exclamaciones de Suárez ¡Olé, mi niña! ¡Bendito sea tu salero! ¡Alza, palomita, alza! y otras por el estilo, que soltaba en las pausas del canto, me parecían groseras e impropias.

La niña extendió hacia arriba sus lindas manos, que se agitaron en el aire alegres y cándidas como dos palomitas recién salidas del nido.

¿ no sabes, palomita, que estoy envenenado desde que te robé aquellos besos junto al río?

¡Sin duda me has echado algunos polvos en la comida antes de irte, gitana! Me parece como si hubiera vivido hasta ahora con una venda sobre los ojos sin saber que tenía cerca un pedazo de cielo, una palomita de oro, un talego de perlas que á patadas hubiera esparcido por el suelo.

Tengo que subir al palomar para dar de comer a mis palomitas.

La niña extendió hacia arriba sus lindas manos que se agitaron en el aire alegres y cándidas como dos palomitas recién salidas del nido.

Y esa modesta golosina no es menos popular en las otras Américas con los nombres de palomitas, esquites en miel, alborotos, pororó y otros muchos.

Haga usted de palomita, y luego, si puede usted, ya sacará usted el pico y las garras de buitre.

PIEDRA.Como tienen el buey su yugo, el caballo su brida y el halcón sus cascabeles, así tiene el hombre sus deseos; y como se arrullan las palomitas, así quiere el matrimonio andar picoteando.

¡Pobre palomita! FALSTAFF.Entre diez y once.

APRISA.¡Qué desgracia! ¡Pero no fué culpa suya, pobre palomita!

Especialmente la señora Ford ¡pobre palomita! ha quedado de los golpes de su marido, tan llena de manchas azules y moradas, que no tiene un pedacito blanco en todo el cuerpo.

, no es fea; es una infeliz, que ahí te puse, ahí te estés; una palomita sin hiel, una leguita de convento, repuso su vecina.

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