50 oraciones de ejemplo con árbol es

Había seres sobrenaturales ocultos bajo la corteza, y la savia del árbol era también sangre divina.

El bosque sin límites cubría los montes y llanuras; las sendas que serpenteaban entre los árboles eran muy raras y mal trazadas, obstruídas por hierbas y maleza; por eso, los salvajes utilizaban la superficie del arroyo para ascender ó descender por su cauce sobre el tronco de árbol vaciado que les servía de embarcación.

Aun cuando crece con mucha lentitud, el mencionado árbol es muy susceptible de cultivo; de modo que si la demanda continúa, quizás sea necesario tomar esta medida.

Además de su gran mérito por suministrar excelente material para curtir, el árbol es muy útil para los ferrocarriles y la construcción de cercas, ya que es sumamente duro y el único material que se encuentra a mano para durmientes.

El ruido lento y monótono que surgía entre los árboles era el de la escuela de don Joaquín, establecida en una barraca oculta por la fila de álamos.

La corteza del árbol es blanquecina, semejante á las de los nogales.

Los árboles eran viejísimos, respetables, como el palacio: naranjos centenarios, de tronco retorcido, que necesitaban el apoyo de un cerco de horquillas para sostener sus miembros venerables; magnolieros gigantes, con más leña que hojas; palmeras infecundas, que se remontaban en el espacio azul buscando el mar por encima de las almenas para saludarlo con vaivenes de su cabeza empenachada.

En lo restante de la provincia hay muchas isletas de árboles, unas en las cumbres de los cerrillos y otras en los terrenos más bajos y orillas de los arroyos y ríos, dejando lo demás de la tierra enteramente limpio; de modo que donde hay árboles es tanta la espesura desde su orilla, y tan cubiertos de maleza, que es muy dificultoso el entrar a ellos, y en los terrenos descubiertos apenas se ve un árbol.

¿Qué árboles eran aquellos?

Por las pendientes que desaparecían girando según avanzaban los vagones, había aldeanas tiesas en medio de sus rebaños, vestidas con sayas coloradas y corpiños de terciopelo, y los árboles eran tan verdes en derredor suyo, que parecía todo aquello una pastorela sacada de una de esas cajitas de abeto, que tan bien huelen a resina y a pino, de los bosques del Norte.

Los árboles eran grandes y sombríos donde estábamos parados, inclinándose algunos de ellos sobre la profunda quebrada por donde el río serpenteaba.

Aquel edificio cuyo techo véis entre los árboles es un asilo y monasterio y señala el lugar donde pereció Roldán.

El sol estaba ya muy bajo en el horizonte y la luz que atravesaba los árboles era suficientemente indecisa para crear muchas ilusiones en su bien preparada fantasía.

Aquel árbol era un ciprés.

Aquella vieja que está tirada debajo de un árbol es la tía Lucila; ha hecho varias muertes, y como me debe dinero, espero que algún día la veré ahorcar.

«A principios del siglo XVIII el café se llevaba de Arabia y costaba muy caro en los mercados europeos; y el árbol era un objeto de curiosidad del que apenas se habían encontrado cuatro o cinco ejemplares.

El olor que se exhala de la fruta y el agua que se extiende sobre ese follaje, excitan en nosotros el deseo de comer y beber, y más de una vez se repite nuestra pena mientras damos la vuelta a este círculo: he dicho pena, debiendo decir consuelo; porque el deseo que nos conduce hacia ese árbol es el mismo que condujo a Jesucristo a decir lleno de gozo: "Eli," cuando nos redimió con la sangre de sus venas.

El kamanchile (fruta) recien sacado del árbol es muy perjudicial é indigesto.

Los árboles eran como fantasmas, destacándose más negros en el horizonte oscuro, y produciendo el rumor de sus hojas algo como el murmurio de la voz humana.

Los árboles eran enormes ya, y sus copas se besaban con un melancólico rumor de hojas, en las noches serenas en que sólo soplaba la tenue brisa de la laguna.

Vimos una infinidad de pájaros de distintas formas y colores, y tantos papagallos de tan variadas clases que era una maravilla, unos colorados como grana, otros verdes y amarillos; y el canto de los otros pájaros que estaban en los árboles era tan suave y de tanta melodía que nos deteniamos muchas veces á gozar de su dulzura.

Aquellos árboles eran tan bellos que nos creíamos en el Paraíso Terrestre y ninguno de aquellos árboles ni sus frutos tenían semejanza con los nuestros.

» El eminente Balzac dice claramente, que «el estilo no está en las palabras, sino en las ideas,» y creo que este gran escritor que crecerá á medida que pase el tiempo como profundo y elevado árbol era juez en la materia.

Los gajos de los árboles eran sus lechos.

7 Y el primer ángel tocó la trompeta, y fue hecho granizo, y fuego mezclado con sangre, y fueron enviados en la tierra, y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda [la] hierba verde fue quemada.

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