50 oraciones de ejemplo con bolero

En comprobación de este aserto contaba D. Fadrique varias anécdotas, entre las cuales ninguna le gustaba tanto como la del bolero.

Así terminó el lance del bolero.

Todavía, si me pongo á bailar el bolero, estoy seguro de que he de bailarle mejor que cuando mi padre me hizo que le bailara á latigazos.

¡Si me querían mucho...! Ayer me tuvieron toda la noche bailando el bolero y la cachucha, en medio de un corrillo donde había más de cuarenta oficiales.

No he visto en materia de coreografía nada tan gracioso como una española bailando el bolero, la jote ó la cachucha; pero tampoco he visto nada tan ridículo (en todas las ciudades españolas) como esas salerosas peninsulares haciendo las evoluciones inventadas (para desgracia del arte) por las bailarinas parisienses.

Era peritísima y agilísima para ayudar a cualquier mujer en los más duros trances de Lucina, y muchas se confiaban y se entregaban a ella, porque jamás se le había desgraciado ninguna criatura, y porque la madre como no fuese muy enclenque, a los seis o siete días de salir de su cuidado estaba ya en pie, y a menudo iba a misa, y si se presentaba la ocasión bailaba el bolero.

Mientras los paisanos punteaban y repicaban un paso de baile regional, los grumetillos habían elegido el zapateado, donde la viveza del meridional bolero se une al vigor muscular que requieren las danzas del Norte.

Las descripciones, que hacen los escritores romanos de la habilidad coreográfica de las bailarinas gaditanas, nos inclinan á pensar que las danzas españolas de aquella época se asemejaban al moderno fandango y bolero por sus gesticulaciones y animados movimientos, y que se acompañaban también con las castañuelas[30].

No nos es posible dar hoy una descripción acabada de estos bailes, de que tanto hablan los antiguos escritores españoles; pero por lo que puede rastrearse de sus indicaciones aisladas, se asemejaban en lo esencial al tipo común, de donde salieron La Jota, El Bolero, El Fandango y otros de la misma especie, más ó menos licenciosos.

Una descripción de él dará una idea aproximada de otros que se le parecen, con ligeras modificaciones, como El Fandango, Bolero, etc.

El Fandango, El Bolero, La Tirana, El Polo y otros bailes más sonados en los últimos tiempos que la seguidilla, son modificaciones ligeras de ésta, y tan parecidas á ella, que es necesario tener una vista muy ejercitada para distinguirlos.

El Bolero, que se diferencia de los anteriores por la mayor viveza de sus movimientos, de cuya particularidad viene su nombre, debió inventarse hacia el año de 1780 por D. Sebastián Cerezo, celebérrimo bailarín de aquel tiempo.

Añádanse también á éstos La Jota aragonesa, que se baila por tres personas; Las Sevillanas; Las Manchegas, especie de bolero; El Chairo, etc.

En la buena sociedad nadie osa ya hablar de la seguidilla, del fandango y del bolero, y en vez de esto se solazan con bailes franceses, walses, etc., que, comparados con aquéllos, se asemejan á danzas de osos.

En esta parte merecen especial mención los esfuerzos ilustrados de dos músicos de talento, á saber: de Carnicer y Masarnau, los cuales han compuesto para el bolero, la tirana, el polo, etc.

Veíale, de pronto, inclinar su cabeza sobre el pecho, el arpa escaparse de sus manos, y su rostro inundarse de lágrimas, que procuraba ocultar con una sonrisa; luego, para desechar su melancolía, ejecutaba algún bolero o alguna graciosa barcarola.

En una casucha de tablas, llamó su atención otro rótulo: «Taberna de Agustín, alias el Bolero.

¿Cuál? ¿Ese de copa? , pues cada república hispano-americana le ha dado un nombre distinto: le llaman sombrero de pelo en la Argentina, colero en Chile, cubeta en Méjico, buche en el Ecuador, y en otras partes chistera, galera, sorbete, bolero, y qué yo cuántos nombres más.

Pero ninguna de las mugeres que se hallaban presentes podia compararse á la linda Pepita, hija del huésped, que aunque con mucha prisa, se habia prendido con la mayor gracia para el baile improvisado, entrelazando con frescas rosas las trenzas de sus hermosos cabellos: esta lució su habilidad con un bolero que bailó, acompañada de un gallardo dragon.

Lo primero que le repliqué fué compararlo á los franceses, que creen que sólo servimos para bailar el bolero y repicar las castañuelas; y añadí que la gente bien educada era igual, idéntica, en todos los países del mundo.

La noche del Grand Prix he visto a la célebre Fagette, una mediocre divette que sale a las tablas con un «bolero» que cuesta millón y medio.

Renace también el baile clásico español: fandango, bolero y panaderos; hay trajes del siglo XVIII y bailarinas de la misma época.

A pesar de esta profundísima observación, el clero toledano, por un exceso de celo, quería abolir el bolero, pretendiendo que era inmoral.

Las niñas de la colonia intercalaban el «barrego», danza del país, con el fandango y el bolero venidos de España.

pero... No hay sino parar atención en el número de palabras que existen en nuestro idioma para expresar el arrobo, éxtasis, transporte, embebecimiento y cien otros estados místicos, y la muchedumbre de bailes que hemos inventado: fandango, garrotín, bolero, cachucha, zapateado, vito, olé, panaderos, qué se yo.

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