238 oraciones de ejemplo con caramba

¡Caramba! Es mucho.

Caramba, hombredijo Juanita, mire usted por dónde va y no camine a ciegas; por poco me tira el cántaro.

El hombre que como ustedprosiguió don Evaristo, no se deja engatusar por las sabidurías modernas, está en disposición de hacer el bien, pero no el bien de cualquier modo, sino sublimemente ¡caramba!, mirando para el cielo, no para la tierra...».

Quien tiene ideas como las que usted tiene, ¡caramba!, y sabe sentir y pensar con esa alteza de miras...

El Magistral se puso en pie, como si le hubieran pinchado, y dijo con voz de susto: ¡Caramba! debe de ser muy tarde.

¡Estos malditos de Dios, recondenados, que sólo están para echar a perder a las muchachas buenas! ¡Estos señores, que se divierten en hacer daño! ¡Ay, si alguien se portase así con sus hermanas, con sus hijitas, quién los oiría y quién los vería echársele como perros! ¿Por qué no se establecía una ley para eso, caramba?

¡No, caramba!, ¡no me entendéis, no os da la gana de entenderme!

«Sería... lo que usted guste, caramba».

Mañana tengo que ir a la Con valecencia... ¿sabe?... porque me va a dar el ata que, y... ¡Caramba!...

¡Es lista esa mona Jenny, caramba!... ¡Con que María Villasis haga lo mismo, triunfamos! El señor Pulido, profeta siempre de desdichas, se permitió dudarlo; su olfato finísimo había adivinado un escollo en que el respetable Butrón no paraba mientes.

¿Si lo sabré yo, caramba?...

Miss Nicholson respondió con un gesto expresivo acompañado de cierta expresión que a nuestra lengua podríamos traducir por ¡caramba!, arrojándose en seguida al cuello de la vizcondesa, a quien cubrió de besos, para salir después con su aire marcial, la frente radiante, cual si ya reposaran en ella los elegantes florones de la corona de marquesa.

Si oye unas campanadas se acuerda de la muerte; si ve una carta de luto se sobresalta un poco; si dicen en su presencia: «¡Caramba!, yo creía que se había usted muerto», entonces se pone pálida y cierra los ojos...

Hubiera puesto en sus tarjetas de visita el nombre de Villanera, que es el mío; me parece, ¡caramba!, que lo he ganado bien.

Es una chica muy graciosa... ¡Caramba cómo se ha desarrollado, y qué monísima se ha puesto!

esa cuestión... ¿Qué cuestión? La que tuvimos, antes de entrar V... ¡Caramba, si yo lo hubiera sabido!... ¡Cómo había de atreverme! Por Dios, me dispense V.

¡Caramba, Mendoza, no me llamen VV.

Un día entró D. Agustín en la tienda y dijo: «Caramba, estoy tan aburrido, que una de tres: o me pego un tiro o me caso o me pongo a trabajar, es decir, una de tres: o me mato o me alegro o me embrutezco para no sentir nada... Lo primero es pecado, lo segundo es difícil; vamos a lo tercero.

¡Caramba, Perico, has hecho en poco tiempo grandes adelantos: conoces el teje maneje de la política al menudeo! ¿Cómo al menudeo? Hombre, , porque esa no es la que definen y explican los tratadistas.

Así me lo dijo esta mañana saliendo de misa de once de la Compañía... ¡Ea! ya estás en regla... ¡y bien guapetón, caramba! ¿por qué no ha de decirse, si es cierto? Á Andrés le molestaban mucho estas incesantes chinchorrerías de su madre; las cuales, si estaban muy en su punto por lo referente á las aficiones del mozo, eran harto inmerecidas por lo tocante á lo demás.

Ya que el diablo ha metido aquí la patadecía,echando sobre la mesa la envenenada manzana de la sempiterna cuestión de los genios dulces ó amargos, déjese á cada cual defender el suyo en buena lid, que hablando se entiende la gente, y no metiéndose los dedos por los ojos, ¡caramba!

Pues, qué caramba, ya sabías que lo era cuando te acercaste á su hija.

¿cómo se atreve a hablar, hombre?... ¡Venga con nosotros: venga a ver y a creer, caramba!...

¡Caramba con el fraile, y qué terne parece! discurría yo sorprendido.

¡Caramba con tantos miramientos y tantos circunloquios! No entiendo lo que te pasa con tus tíos, pero estás para ellos todo derretido y acaramelado.

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