19532 oraciones de ejemplo con él de

Declaró el profesor innecesaria la notificación, pues su gigantesco amigo había sido advertido por él de las decisiones del gobierno.

Pero su satisfacción aún fué más grande al encontrar apoyado en la mesa el enorme tronco arrancado por él de la selva de los emperadores.

La cama se ostentaba lo más horizontal que le era posible sobre dos banquillos, cuyas tablas sostenían un jergón de tan tortuosa superficie, que el durmiente rodaba en él de cima en cima antes de poder conciliar el sueño.

quiero decir ... que ese jovencito que hace versos y vive en ese gabinete, está muy fino contigo, y te está cortejando ... Me dijo la frutera que ayer te vió salir con él de paseo, y....

¿Y qué decía él de ella?

Fernando estaba ya sentenciado en los papeles de Pinilla, con otros menos dignos que él de la guillotina.

Era él de edad madura, y á juzgar por su pronunciada y redonda panza, parecía hombre que no se daba mala vida.

La mayor parte la había dejado sobre el tapete de la mesa de juego del club, y una porción, no insignificante por cierto, entre las uñas de algunas lindísimas chulas transformadas por él de la noche a la mañana en espléndidas y llamativas cortesanas.

El duque, repantigado en el único sillón que había en el despacho de Llera, mientras éste se mantenía frente a él de pie dando vueltas en la mano a unas grandes tijeras de cortar papel, paseó tres o cuatro veces de un ángulo a otro de la boca el negro y mojado cigarro, sin contestar a las últimas palabras de su secretario.

D.ª Carmen se desprendería de su envoltura carnal y él de sus acreedores.

en él de un salto

¡Mientes!dijo él de rodillas aún, con los codos apoyados sobre el sofá.

¿Por qué habla él de esta manera?

Con esto, se fueron arrojando de las cabalgaduras, y los maridos, muy severos, apeando en los brazos a sus mujeres, llamando todos al Güésped, «y él de nada se dolía».

En él de día y de noche a sus gustos se dedica, y aun harto se mortifica en no dormir en el coche.

[Nota 333: Este verso, que en la edición original está impreso a renglón tirado, como prosa, es del conocidísimo romance de Nerón: «Mira Nero de Tarpeya a Roma cómo se ardía; gritos dan niños e viejos, y él de nada se dolía.

» 001:045 Pero él salió y comenzó a anunciarlo y ha difundir lo acontecido, así que Jesús ya no podía entrar abiertamente a una ciudad, pero se quedaba afuera en sitios desiertos, y venían a Él de todas partes.

Cuando los padres trajeron al niño, Jesús, para obrar con Él de acuerdo a la costumbre de la ley, 002:028 él recibió al niño en sus brazos, bendijo a Dios y dijo, 002:029 «Ahora estás liberando tu siervo, Maestro, De acuerdo a tu palabra, en paz; 002:030 Pues mis ojos han visto tu salvación, 002:031 que has preparado ante los rostros de todas las naciones; 002:032

018:017 Con seguridad les digo, quien no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él de ninguna manera.

De todo había en su nueva esfera de acción, especialmente de zozobras é inquietudes, dándoselas, y no flojas, la mala traducción que sus obras hallaban en el almacén de marras, único punto adonde él se atrevía á llevarlas, porque en la población del centro seguro estaba él de que no pasaban.

¿Habrá sido capaz, el muy tunante, de decirle á usté lo que no es? Mi palabra de honor que no he hablado con él de este asunto.

Él de Elguea, yo de Lúzaro, teníamos el mismo acento.

Martín pagó al posadero y quedó con él de acuerdo en el sitio en donde tenía que dejar los caballos en Logroño.

El primero, él de llevar la expedicion las canoas de viento, necesarias para el tránsito de los rios y lagunas que se ofrecen en el camino, fabricándose de pieles de lobos marinos, á poca costa, en que pueden cargarse de 15 á 18 quintales, y conducirse cuatro hombres, á mas del que fuere á regresarla.

Podeley, cuya fiebre anterior había tenido honrado y periódico ritmo, no presagió nada bueno para él de esa galopada de accesos casi sin intermitencia.

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