Continúe usted su camino; entretanto yo voy a atravesar rápidamente el huerto para avisar a Martín.

Toda la ciudad le había conocido calzando alpargatas, cultivando como arrendatario un pequeño huerto.

No encuentro quién nos preste; pero estoy dispuesto a firmar lo que usted quiera, dando en garantía el huerto.

María pasa cotidianamente y a esta hora por este mismo sitio, viniendo de los huertos que para su recreo tiene Gerif en esas quiebras del valle.

Esperaría hasta fines de año, vendería el huerto de Alcira, y don Antonio le haría traspaso de la tienda por unos cuantos miles de duros.

Pero al contemplar luego su huerto, se encogía de hombros.

Yace á la falda de una colina, dominando la márgen derecha del Guadalete, y está literalmente rodeada de huertos y viñedos.

El azahar como olorosa nieve, cubría los huertos y esparcía su perfume por los callejones de la ciudad.

Era la primera vez que Pereda abandonaba aquel su «huerto hermoso, bien regado, bien cultivado, oreado por aromáticas y salubres auras campestres», como dijo de perlas Emilia Pardo Bazán.

Y tú, señor Baco, ¿por qué no tuviste piedad de las infelices, entre las que habitabas, á las que veías, y con las que te coroné tantas veces? ¿Con qué cara enseñaré ahora el huerto al amo?

De las montañas pasan a los huertos, como, por ejemplo, el tomillo, que de silvestre se convierte en salsero; o lo que es lo mismo, de hosco y solitario se cambia en sociable, y como tal da gusto con su presencia a las salsas y asaborea gratamente las conservas.

Y llegó á ser tan rico, que pudo dedicarse al comercio en gran escala, fletando naves mercantes que recorrían todo el mundo, construyendo molinos y ruedas elevadoras de agua y plantando magníficos huertos y jardines.

Imagínate que estamos á orillas de aquel río misterioso de que habla la leyenda; que esta acequia, que riega el huerto, es ese río; que esta hoja seca, que está cerca de la margen, es la barquilla que nos convida á aventurarnos en la corriente, y que ya nos hemos aventurado.

Que nadie le tocase su huerto de Alcira.

¡Si hubieras visto las lechugas que produjo mi huerto este año!»...

4 Engrandecí mis obras, edifiqué [para] mí casas, planté [para] mí viñas; 5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todos frutos.

Por esta razón halló en el bien cultivado huerto á su padre solo, aporcando una planta.

Señorito y capellán emparejaron y alabando la hermosura del día, acabaron de visitar el huerto al pormenor, y aun alargaron el paseo hasta el soto y los robledales que limitaban, hacia la parte norte, la extensa posesión del marqués.

¿Cómo tanto Ataide tarda? Su cuidado maternal, recelando una desgracia, Ayela con más ferviente dolor reza, ansiosa aguarda á que entre el silencio suenen las presurosas pisadas de Ataide, cruzando el huerto, y miéntras reza y se espanta, de sus ojos su desdicha rebosa en ardientes lágrimas.

Y era allí donde los padres veían en primavera el huerto en flor, y en el cielo de Mayo, azul, la cigüeña —cuando las rosas se abren y los zarzales blanquean,— que enseñaba a sus hijuelos a usar de las alas lentas.

Solía volver la moza a su casa con un fonje coloño en la cabeza, y el vecino con el guadañil al hombro y la colodra a la cintura; ella subía de un tirón la empinada escalera del pajar y él rodeaba los huertos asurcanos para asomarse a la ventana donde Talín yacía como en un nido, esperando la salud.

Muchas veces le propusieron comprarle el huerto, pero él decía que le venía de familia y que los higos de sus higueras eran tan excelentes, que por nada del mundo vendería aquel pedazo de tierra.

Esta radiante alegría solar brilla a trechos sobre toda la campiña, sobre los ondulantes campos de cebada y de centeno, sobre los taludes llenos de rojas amapolas y va comunicándose sucesivamente a los huertos, en que de nuevo vuelven los insectos de todas clases y colores a zumbar contentos, y a los grupos de árboles en que los pájaros entonan otra vez su amoroso trino.

¡Una cosa tan inferior a su categoría y a su nacimiento! ¡Una triste criada de cocina! Siguieron andando, acercándose a la linde del bosque, donde concluía el huerto.

Lo del huerto no lo consiento....