33 colocaciones para cazuela

De su mesa había desterrado paulatinamente los asados de cazuela, los salmorejos, las paellas y otros platos castizos, y, por fin, introdujo en la casa, con carácter de temporero, mas con idea de que fuese de plantilla, á uno de los mejores mozos de comedor que había en Madrid.

Alguno más práctico encendía una cerilla, pero al instante salían voces de la cazuela: ¡Eh! ¡eh! ¡Cuidado con las narices, don Juan! Cuando va por las noches a casa de la Peonza, el diablo que cerilla enciende.

Córtense cebollas en rebanadas y se rehogan en aceite, échense las judías con perejil picado, sal y pimienta, y despues que haya todo cocido un rato se pone en un plato, y sobre ello échese un poco de vinagre hervido ántes en cazuela.

Cuando en el mismo acto primero una esposa se abraza a su marido, que parte al combate, declarando con noble resolución que quiere seguirle y compartir los riesgos de la lid, Amparo sintió como un nudo, como una bola que se le formaba en la garganta, y haciendo un supremo esfuerzo, se agarró a la barandilla de la cazuela y gritó «¡bien!... ¡muy bien!» dos o tres veces, luciendo su voz de contralto.

Algunas noches, por favor especial de su amiga y ruegos insistentes de Lucía Moreno, hallaban ocasión de conversar, después del primer acto, durante todo el resto de la función, en la confitería de la cazuela.

Después de bien rehogado el contenido de la cazuela, se le añade dos cacillos de caldo del puchero, dos cacillos de agua (que no sea del Lozoya, para evitar los barrizales en el estómago) y dos ramas de tomillo salsero.

Aún tardó algunos minutos en comenzar el desagüe de la cazuela, y el estrepitoso descenso por las escaleras abajo.

Tomaban dos entradas de cazuela, y la niña, colgada de la barandilla, gozaba lo indecible.

Estamos en una especie de cazuela, circuída de crestas rocosas que hacen las veces de una muralla, un borde, una frontera.

Este queso se cuece al baño de maría en el horno, pero es preciso colocar entre el molde y el fondo de la cazuela unas trébedes ó cosa así, á fin de que con el demasiado calor no se pegue el queso al fondo del molde.

Sólo se oía en la habitación el gorgoteo de la cazuela.

El Tritón, que había izado su vela al amanecer, desembarcaba antes de las once, y la langosta crujía purpúrea sobre las brasas, esparciendo un perfume azucarado; la olla burbujeaba, espesando su caldo con la grasa suculenta de la escòrpa; cantaba el aceite en la sartén, cubriendo la piel rosada de los salmonetes; chirriaban bajo el cuchillo los erizos y las almejas, derramando sus pulpas todavía vivas en el hervor de la cazuela.

Madres de familia, las que creéis que el cielo está arriba, no llevéis jamás a vuestras hijas a la cazuela.

D. Ramón Cabreradijo el cura ahuecando la voz.¿No le conoces por su mirada de águila?Y extendiendo en seguida la mano derecha sobre la cazuela, a guisa de bendición, masculló algunas palabras en latín, que Andrés no pudo entender.

No entendió el Predicador mas que á media-rienda y assí en bosquejo lo que queria decir, aunque ya le dió al corazon, poco mas ó ménos, qual seria el pensamiento, quando notó, que diciendo y haciendo se echaba Fray Gerundio en su plato casi la mitad de la cazuela.

Algunos gritaron:—¡Fuera!—Otros dijeron:—¡Chis, chis!—Las miradas de todos, después de escrutar las alturas de la cazuela, se dirigieron a la presidencia.

Es interesante saber que en Cuba se da el nombre de cazuela al paraíso o galería superior, donde, precisamente, no concurren mujeres.

Inquieta y parlanchina, mantenía un verdadero telégrafo de saludos con todo el teatro; con los palcos, con la cazuela, con la platea; a todos conocía, a todos saludaba francachonamente con el abanico.

La cara de la parroquiana de la cazuela se alumbra con el espectáculo que presenta un palco con una mujer lujosa y mundanala cazuelera comunica su impresión inmediatamente a su vecina;ésta le hace un gesto correspondiente al asunto de que se trata, en seguida se hablan, cuchichean, ríen, se ponen graves, miran de nuevo al objeto del comentario y la escena se prolonga hasta que se levanta el telón.

En el piso de la cazuela hay una confitería, y a esta confitería pueden entrar los hombres.

La mesa estaba cubierta de ricas viandas y manjares de toda especie que exhalaban un perfume delicioso, y como al muchacho, con la carrera, se le había abierto el apetito, tomó el cucharón para servirse un plato de cazuela y ya iba a meterlo en la sopera, cuando el cucharón se le enderezó en la mano y pegándole fuertemente en la cara le dijo: ¿Cómo te atreves a comer antes que tus amos?

¿No he de echarle? Prepáralo bien; revuélvelo en la cazuela, y añade caracoles, longaniza, jamón, aceite, vinagre, menudillos, zanahorias, alcachofas y guisantes.

Si la chica tosía era por vicio, pues no la faltaban su libra de pan y su rinconcito en la cazuela de arroz; algunos días hasta comía golosinas: morcilla de cebolla y sangre, por ejemplo.

Los salvajes de la cazuela expresaban su impaciencia con patadas, gritos y baladres.

En un rincón se veía una mesita con un tapete, también negro, y encima, una calavera, un libro y unas cartas; en la ventana, una jaula de caña con una gallina negra, y al lado, en una cazuela, un sapo grande con los ojos brillantes.

33 colocaciones para  cazuela