2035 oraciones de ejemplo con profesor

Así terminó, así se obscureció para siempre, la lámpara pura y serena de aquel gran cerebro, «dictador de genio»; así dejó de latir aquel gran corazón, profesor de virtudes; así, entre chocar de aceros y estampidos de fusilería, pasó el gran Apóstol a ser huésped eterno de la suprema luz.

El inspector escuchó su denuncia con indiferencia y sólo respondió con un «bien, bien; ya veremos: no hay que preocuparse de eso» que dejó descorazonado a nuestro profesor.

Y el extranjero, conmovido por el aplauso del profesor, respondió con modestia, golpeándose el pecho: hay lo más importante.

Era polaco de nación, súbdito alemán y profesor de Filología clásica, no nos importa saber en qué Universidad o Instituto.

¿Qué le va ni qué le viene con dicha aparición, si él no ha de ser el super-humanado, si él no ha de pasar de un cualquiera, de un pobre diablo, de simple profesor, con poquísimo dinero, con menos consideración y campanillas, y terminando al cabo porque le encierren en un manicomio?

Ya ves: doctor, profesor clínico, y tengo mil quinientas pesetas al año...

Profesor asociado de ciencias sociales en la Universidad de Utrecht (Países Bajos)

por iniciativa de Larry Lessig, profesor de derecho en

Lanzada en 2001 a iniciativa de Larry Lessig, profesor de derecho en la

Así lo demuestra la experiencia de Russon Wooldridge, profesor en el Departamento de Estudios Franceses de la Universidad de Toronto (Canadá), quien relata en febrero de 2001: "Todo mi método de enseñanza aprovecha al máximo los recursos del internet (la web y el correo electrónico): los dos lugares comunes son el aula de clase y la página web del curso, en la cual coloco todo el material didáctico.

" = Algunos proyectos piloto # Los cursos del MIT Profesor en la Universidad de Ottawa (Canadá), Christian Vandendorpe acoge con entusiasmo en mayo de 2001 "la decisión del MIT (Massachusetts Institute of Technology) de cargar todo el contenido de sus cursos en la web en un plazo de diez años, poniéndolo a disposición de todos de forma gratuita.

El director honorario del proyecto es Edward Wilson, profesor emérito en la Universidad de Harvard, quien, en un ensayo fechado de 2002, fue el primero en formular el deseo de ver aparecer una enciclopedia como ésta.

Era un profesor español, un doctor en ciencias, Carlos Novoa, pensionado por el gobierno de su país para hacer estudios de la fauna marítima en el Museo Oceanográfico.

El coronel, que vivía muchos años en Monte-Carlo sin tropezarse con otros compatriotas que los que encontraba alrededor de las mesas de ruleta, había sentido un orgullo patriótico al conocer á este profesor, dos meses antes.

Cuando el profesor iba de tarde en tarde á Monte-Carlo, encontrándose en el Casino con don Marcos, éste lo presentaba á sus amigos como una celebridad nacional.

Hablaba preferentemente con el profesor Novoa, asombrándose de la exigua retribución que le valían sus estudios.

) ¡Ah! Es el señor Froment, mi profesor de bridge.

En cambio en éste, al decir de mi profesor de griego en Madrid don Lázaro Bardón, que había estado allí con una comisión del ministerio de Fomento, soplaba ordinariamente un viento muy fastidioso.

El secretario del Instituto era un excelente profesor, todo el mundo lo reconocía.

Un día era porque cierto profesor había expulsado de la cátedra a un alumno sin razón alguna; otro día porque exigíamos que se nos concediesen las vacaciones antes del tiempo reglamentario; otro porque el catedrático de Historia, según noticias de sus discípulos, había defendido el tribunal de la Inquisición en sus explicaciones.

A los treinta y cinco años era profesor de filosofía en la Escuela normal y había escrito, bajo el molde ecléctico, la psicología más admirable que se haya publicado en Europa.

Un profesor se había permitido un día dar un bofetón a uno de nosotros, a Julio Landívar, si mal no recuerdo, y éste lo tendió a lo largo de un puñetazo de la familia de aquel con que Maubreil obsequió a M. de Talleyrand; otra vez desmayamos de un tinterazo en la frente a otro magister que creyó agradable aplicarnos el antiguo precepto escolar; pero jamás nadie tuvo la idea sacrílega de rebelarse contra Jacques.

Goyena, que era nuestro profesor de filosofía, se había empeñado en hacerle hablar, porque en dos o tres contestaciones en clase le llamó la atención la claridad con que comprendía ciertos puntos obscuros.

Interpelado, aseguraba al buen profesor que su pronunciación helénica era deplorable; que, a lo sumo, sólo podía compararse al dialecto de los porteros de Atenas en tiempo de Pericles.

Según este profesor, todo labriego deberá poseer una grada de palanca para poder graduar con ella la inclinación de los dientes.

2035  oraciones de ejemplo con  profesor