26 Metáforas para inteligencia

Para la vida intelectual es condicion indispensable la posesion de una ó mas verdades primitivas; sin ellas la inteligencia es un absurdo.

Tu inteligencia es de águila.

Si todo reflejo tuviera para nosotros un fin, podríamos sospechar que la inteligencia no es sólo un aparato reflector, una luna indiferente para cuanto se coloca en su horizonte sensible; pero la conciencia refleja lo que puede aprehender sin interés, automáticamente y produce imágenes.

La inteligencia pura es en calidad igual en todos los hombres.

Quiero que mi corta inteligencia no sea un campo baldío, como estos barbechos que usted ve por aquí, señor de Urrea; debo cultivarla y coger en ella algún fruto, para ofrecerle a Dios, que me la ha dado... No me quejaría si no viera ciertas desigualdades.

Su acción es siempre teleológica; la inteligencia es una causa final, es una causa que se propone algún objeto, mientras que el agente dinámico, el deseo es causa eficiente, obedece ciegamente a la acción inmediata que lo pone en movimiento.

La inteligencia, en último término, es una cosa mecánica.

Dios es demasiado grande y yo demasiado pequeña, y necesito intermediarios para elevarme hasta Él, como los peldaños de una escala de amor; pero si mi inteligencia va derecha hacia Él, y no pide más luz; si la fe me basta para creer; mi corazón no podría subir tan alto de un solo vuelo.

Su inteligencia es un espejo en que se reflejan todas las similares.

La inteligencia es la facultad de conocer las cosas.

Entonces, falta de apoyo su inteligencia, sin que pudiera todavía discernir lo bueno de lo malo, ni estimar como nulo lo falso e inapreciable lo cierto, fue desfilando ante su mirada por las páginas de sus manoseados infolios, la interminable procesión de ideas, teorías y concepciones que se le daban como infalibles certezas.

La inteligencia no es propiamente una fuerza; es el agente directivo de los deseos y sentimientos.

A lo sumo, la cuestión podría reducirse a determinar si la inteligencia es función primitiva, o si es secundaria al sentimiento; pero no a discutir su participación en la actividad psíquica sintética.

La inteligencia no es más que medio hombre, y no lo mejor de él.

Hasta ahora la inteligencia la llevabais forzosamente en la cabeza, sin poder separaros de ella.

Así los gustos como las obligaciones existían en él en su valor propio y natural, y la inteligencia era siempre la maestra y el ama de todo.

Si por acaso la inteligencia de la madre no está al nivel de la de su hijo, siempre hay en ella bastante abnegacion para comprenderlo así, y siempre halla recursos en su imaginacion para analizar y dirigir el pensamiento de su hijo.

Tenian serviciales obsequiosos, que de la pesca y caza les regalaban, y sin expensas ni gastos sustentaban el serrallo: sus palabras falsas ó verdaderas eran atendidas como oráculos, cuya inteligencia pendia de los sucesos venideros, nunca bien penetrados del vulgo, cuando falsos, pero siempre intérpretados por los doctores de la ley en su sentido.

] La inteligencia es una perfeccion que no implica ninguna imperfeccion.

» Su inteligencia, según decía Ruiz, era una petrificación, en la cual se veían hasta tres ideas perfectamente conservadas, duras é inmutables como las formas fósiles que en un tiempo fueron seres vivos.

] Además, un ser de esta naturaleza parece que no podria tener ninguna propiedad; porque entre las propiedades positivas las unas se excluyen á las otras: la inteligencia y la extension son propiedades positivas que se excluyen recíprocamente.

Todos ellos recordaban su visita á la Galería da la Industria, y tenían al Hombre-Montaña por un animal enorme, cuya inteligencia estaba en razón inversa de su grandeza material.

Si la masa no abre, «ex abundantia cordis», por fervorosa impulsión, un largo margen de fe entusiasta a un hombre público, antes bien, creyéndose tan lista como él, pone en crisis cada uno de sus actos y gestos; cuanto más fino sea el político, más irremediables serán las malas inteligencias, menos sólida su postura, más escaso estará de verdadera representación colectiva.

Su inteligencia era, sin duda, tabla rasa, pero tabla bruñida, tersa y maravillosamente adecuada para que los conceptos se grabasen en ella con prontitud, se ordenasen allí sin confusión y distintamente y persistiesen luego como indelebles signos, sin borrarse ni alterarse nunca.

El axioma capital de esta ciencia sublime será que la inteligencia infinita no es el término último, sino el principio de las cosas, sin dejar por eso de ser su fin y el centro hacia donde gravitan, y el punto en donde sus discordias hallan paz, y su agitación reposo, y solución sus contradicciones, y unidad perfecta sus calidades y condiciones diferentes.

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