1637 oraciones de ejemplo con aficiones

Cuando no pueda voltejear por la montaña, ni remover la tierra de mi huerto, ni tenga negocios que tratar con mis colonos, y usted esté ocupado en sus quehaceres profesionales, y don Sabas en los de su ministerio, y vuelvan las celliscas desatadas, y las horas sin fin, y las noches eternas, ¿qué me hago yo en las soledades de este palomar, sin la naturaleza y las aficiones de mi tío, o de don Sabas o de usted?

Sentía, una pereza irresistible cuando sus aficiones pretendían empujarle, como en otros tiempos, á las compras incesantes.

He procurado lo mejor que he podido despertar en Domingo el amor al estudio y las aficiones que corresponden a un hombre.

No era el camino más directo, pero el más apropiado a mis aficiones, porque me acercaba algo a la campiña.

Observé que se acercaba a su hermana más estrechamente que nunca, que salía con mucha frecuencia apoyándose en el brazo de su padre, que la adoraba, pero que no tenía ni las mismas aficiones que ella ni las costumbres de la alta sociedad.

Hacía crujir una uña entre sus dientes con enérgica expresión negativa, y luego iba devolviendo sus preguntas al recién llegado, cuya vida ignoraba más allá de sus aficiones al toreo.

Por milagro salió con vida de sus aficiones de lidiador; y lo más cruel era que las gentes reían de sus desgracias, encontrando un placer en verle pateado y destrozado por los toros.

Apoderose de Miguel un pensamiento de tal manera tentador, aunque él no hubiese podido juzgar más que de aquella mano, que le trasportó a sus ensueños amorosos, y a aquella su ansia de encontrar, una mujer en la cual pudiesen hallar buen empleo sus aficiones de cuerpo y alma; en resumen, aquel ángel humano que su alma había fingido y compuesto, y que hasta entonces había buscado en vano.

Los chicos se reunían en torno de uno o de otro, según sus aficiones; pero los más preferían los ejercicios gimnásticos del capellán.

Estas nobles aficiones le han perdido a menudo en los exámenes durante la segunda enseñanza: se empeñaba en contestarlo todo a ratione y en resolver las más arduas cuestiones de plano y según le dictaba su alto entendimiento.

Recuerdo que cuando llegué a Madrid siendo casi un adolescente, fuí a visitar, por encargo de mi familia, a un conocido escritor erudito y bibliófilo, en cuyo salón hallé a otros tres o cuatro sujetos de sus mismas aficiones.

Mientras se disponía la comida y llegaba la falúa de la Sanidad, que había ido a depositar a Isidorito como triste deportado en un árido paraje de la costa, señoras y caballeros se diseminaron, dedicándose a la caza o a la pesca, según las aficiones y aptitudes de cada cual.

Y como la literatura responde siempre á cualidades ó aficiones del espíritu, y gusta también de adquirir costumbres pisando hoy el camino que siguió ayer con preferencia á otro nuevo, de aquí que, á pesar del transcurso de los tiempos, del cambio radical de vida y de las notables modificaciones que el carácter ha experimentado, nuestra poesía se dirija aún hoy con amor al teatro, que ha sido siempre el de su gloria.

En vista de los progresos que realizara y la intensidad de sus aficiones,

estaba en la Compañía de Jesús; exaltado cada vez más por sus aficiones místicas y aspirando al supremo grado de santidad, no quería sostener relación alguna con su familia.

De sus aficiones artísticas podían hablar, mejor que nadie, los habitantes de su hotel, pues continuamente les aturdía los oídos cantando a toda voz los motivos más principales de todas las óperas conocidas.

El jesuíta que había incurrido en su desagrado y a quien él esperaba aquella mañana para desahogar en su persona su mal humor, era un jesuíta andaluz, el padre Palomo, que gozaba de cierto renombre, a causa de sus aficiones literarias y de los artículos y novelas que publicaba en todos los periodiquillos y revistas, más o menos subvencionados por la Compañía de Jesús.

Los jesuítas fomentaron sus aficiones literarias comprendiendo que podían proporcionar algún honor a la Compañía que siempre muestra empeño en presentar como eminencias a aquellos de sus individuos que no pasan de ser medianías, y consiguió el padre Palomo ser en breve un escritor a quien todos los afectos a la Orden consideraban como un portento literario.

Merece usted un cruel y saludable castigo que le libre de ese orgullo que parece dominarle, y no como me detengo y dejo de ordenarle que vaya unos cuantos años a Filipinas a vivir entre los igorrotes, para olvidar de este modo esas aficiones literarias que han despertado su fatuidad.

No tomó de éste ninguna de sus aficiones, aunque las encarnó todas, porque en tan temprana edad ya constituían todas ellas la ambiciosa inclinación de su espíritu.

, y ¿con tales cualidades y aficiones no ha de saber formarse un poco de ventura?

Luego no quieren que truene yo y vocifere contra estos hábitos modernos y extranjerizados que han quitado á la mujer española su modestia, su cristiana humildad, su dulce ignorancia, sus aficiones á la vida reservada y doméstica, su horror al lujo, su sobriedad en las modas, su recato en el vestir.

En otro tiempo, con mis aficiones, estaría yo en grande en un convento, de esos de biblioteca regia y muchas horas para disfrutar, revolviendo los estantes.

Contra estas aficiones musicales tan tempranas de Rafael ya estaré yo vigilante, en guardia, para prevenir la ridiculez funesta del niño fenomenal.

Le despertó Mur, le alabó sus aficiones y le prometió cumplida satisfacción para el siguiente día, como lo hizo.

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