26 colocaciones para patear

Algunos cretinos son malísimos: rechinan los dientes, lanzan rugidos feroces, hacen airados ademanes con los torpes brazos, patean el suelo, y si no se lo impidieran, se comerían la carne y se beberían la sangre de quienes los cuidan con abnegación: nada importa esa rabia á los montañeses, buenos y cándidos.

Y arrebatados de furor unos y otros, comenzaron una lucha tan brava como indigna a bastonazos, mientras Gonzalo, satisfaciendo ferozmente su cólera acumulada, pateaba con saña el cuerpo, inerte ya, del Duque.

Se arrancaba los cabellos, pateaba el suelo como un potro no domado, batía contra las paredes de su casa los aperos de la labranza, lanzaba terribles imprecaciones y amenazas.

En eso es en lo que está V. equivocado, respondió el Jaguar pateando de rabia; que muera o viva, el dinero está perdido para nosotros.

Á medida que avanzaba en su discurso, excitábase el cura Areijas, y manoteaba entusiasmado: ora extendía los brazos, adoptando trágicas actitudes; ora pateaba con furia y alzaba al cielo los ojos vivos y chispeantes, y ora, en fin, apretando los puños, descargaba fuertes golpes sobre la baranda del púlpito.

Enfrente de la casa piafaba y pateaba un caballo, mientras una voz robusta de hombre intentaba calmar sus impaciencias con interjecciones acariciadoras

Yo soy casado, también; estamos pateando todas las leyes divinas y humanas.

Cayó sobre Perejil; lo abofeteó, lo mordió, lo escupió, lo derribó, y cuando el pobre enemigo exánime se revolcaba en el polvo, la cara tinta en sangre, Juanito se puso en pie y una, dos, tres, y más veces, lleno de furia, pateó la boca maldiciente del caído.

El infeliz, que ni podía escalar la muralla, ni abandonar las caballerías, ni esquivar el cuerpo tras de ningún obstáculo, juraba y pateaba como un condenado.

v. [joef] Bufar, bravear; patear de enfado.

Quiso cruzar la napa de fuego que lo separaba de la laguna donde podía salvarse, y el caballo se le encabritó y volviendo grupas empezó a patear las llamas que corrían como millones de culebras de oro.

Creyó entonces Mutileder que Adherbal se había llevado consigo a Echeloría para que fuese ornamento principal de la nave capitana, desde donde había de mandar la flota; y su rabia rayó en tal extremo, que pateó, juró, bufó, blasfemó, y hasta hubo de arrancarse a tirones algunos de los rizos hermosos y rubios que coronaban su cabeza.

El fuego estaba a cincuenta pasos de él, y envolvía totalmente el sitio en que su caballo moría pateando siempre al invisible enemigo.

Los más pequeños caen al suelo zarandeados y pateados por sus camaradas, pero se levantan inmediatamente para unirse al pedigüeño concierto.

Al no recibir contestación, se tiró del cabello y pateó el suelo, semejante a un niño enfadado.

El único que en la respetable reunión podía meter la pata era el menor de los Bandullos: un chiquillo fisgón é insultadorcillo que abusaba del prestigio de la familia, sin más historia ni méritos que romper el capote á los municipales ó patear el farolillo de algún sereno siempre que se emborrachaba, hazañas que obligaban á s

Hombres y mujeres se agarraban del brazo, y formando corro, pateaban como locos y echaban las piernas al aire, hasta que por fin llegaba el monomio, nombre que los estudiantes dan a la serpenteante filia que forman agarrándose unos a otros de los hombros, y con sus vertiginosas evoluciones barría el salón hasta en sus últimos extremos, arrojando al suelo a los danzarines.

Los que cantaban las glorias del joven mártir, indignábanse y arrojaban las más terribles maldiciones sobre aquellos diabólicos japoneses que tan bárbaramente trataban a los enviados de Dios; pero al hablar así no pensaban que no lo pasaría muy bien un brahaman indio que entrando en una aldeílla vascongada derribase al suelo y patease el santo patrono del lugar.

La pérdida de una fianza que había hecho por un pariente de Valencia, le puso fuera de , bufó y pateó como un toro cuando le clavan las banderillas, se llamó animal cien veces y tuvo la desfachatez de decir, en presencia de Llera, que su bondadoso corazón concluiría por arruinarle.

En un rapto de cólera la tal Duquesa la golpeó y pateó horriblemente.

Araceli, pateando de cólera en su gabinete, se prometía tomar en lo futuro una digna venganza.

Don Víctor, se arrojó sobre ella, la derribó al suelo, pateó su vientre, sus entrañas traidoras, oprimió su garganta hasta estrangularla.

Vallejo lloraba de risa, y pateaba de contento.

Hallábase un día furioso, pateando sobre unas gafas, haciéndolas pedazos con sus tacones, cuando le anunciaron la visita del doctor Bernier.

El, que con sus genialidades hacía temblar a cuantos le rodeaban, lloró y pateó como un niño al saber la fúnebre noticia, maldiciendo a la indecente materia, que no sabía vivir unida formando un ser más que por espacio de algunos años, y que siempre se disgregaba para dejar paso franco a la muerte.

26 colocaciones para  patear