113 oraciones de ejemplo con bardo

El bardo del Mayon.

El bardo del Mayon.

En el centro de la plazuela dominada por el palacio del Congreso está colocada, entre una verja de hierro, la bella estatua de bronce erigida á Cervantes, y cantada por Zorrilla, el bardo de las fantasías y las opulentas armonías.

La nave lleva al bardo.

¡Escúchame! En las rimas del bardo errante flamea el sacro fuego del sol de Oriente; deja que al son del arpa tu nombre cante, porque beses siquiera su mustia frente.

, que amante los guardo en mi ánima opresa, y deja que te ame nostálgico el bardo, ¡divina princesa! 1917.

Desde tu huesa, que el ciprés corona, oye la sinfonía de mi lira; es la canción que a tu memoria entona el bardo filipino que te admira...

Cuando Mendive salió para España a cumplir condena, Martí, a quien la existencia se le quedó por esa causa como sin luz y sin guía y sin amparo, empleose, con el fin de ayudar a su padre, siempre gruñón y descontento de él, en el escritorio de don Cristóbal Madan, antiguo amigo del bardo desterrado.

El único que se atrevió a protestar, «aunque sólo desde el punto de vista de la estética,» fue D. Dionisio Oliveros, el bardo del ministerio de Ultramar.

Oiga usted, D. Dionisiosiguió, dirigiéndose al bardo,después que usted termina de escribir una composición poética ¿no siente usted cierto prurito en la vejiga? , señor; suelo tener deseos de orinar, sobre todo cuando estoy demasiado tiempo sentado a la mesarespondió con extremada amabilidad Oliveros.

Pero estos prosaicos atavíos quedaban ennoblecidos y sublimados por aquella cabeza de bardo medioeval que la naturaleza, secundada por el arte, habían asignado al poeta Rojas.

El Gaucho Cantor es el mismo bardo, el vate, el trovador de la Edad Media, que se mueve en la misma escena, entre las luchas de las ciudades y del feudalismo de los campos, entre la vida que se va y la vida que se acerca.

El cantor está haciendo candorosamente el mismo trabajo de crónica, costumbres, historia, biografía, que el bardo de la Edad Media; y sus versos serían recogidos más tarde como los documentos y datos en que habría de apoyarse el historiador futuro, si a su lado no estuviese otra sociedad culta, con superior inteligencia de los acontecimientos que el infeliz despliega en sus rapsodias ingenuas.

Desgraciadamente, el cantor, con ser el bardo argentino, no está libre de tener que habérselas con la justicia.

el aura popular el título de «Bardo del Yumurí,» por lo cual, y por haber residido casi siempre en dicha ciudad, muchos (los estrangeros Cambouliu, Aumont, Jourdan, entre ellos) le han creido matancero.

Más bien y para distraer un momento de cuadro tan tétrico su imaginacion le recitarémos un bello soneto del «bardo del Yumurí.

"Viva felíz el bardo de Cienfuegos, dijo poco despues ese periódico, hoy emancipado merced al patriotismo de nuestros conciudadanos, y que sean sus cantos para nosotros el bálsamo que calme nuestro dolor al recordarnos el malogrado Plácido.

Con las obras en prosa y verso que compuso durante su residencia en la Habana, formó el abultado libro que publicó en 1862, con el título de El Bardo de Guamaní.

que me he desternillado de risa leyendo un artículo que le dedican á ese chiquillo á quien yo protejo, y el condenado crítico le llama bardo acá, bardo allá, y le echa unos inciensos que apestan.

que me he desternillado de risa leyendo un artículo que le dedican á ese chiquillo á quien yo protejo, y el condenado crítico le llama bardo acá, bardo allá, y le echa unos inciensos que apestan.

Esta resolución del leal compañero de juventud fue tan peregrina al bardo; era tan burlesca la mirada de Zantigua, que Luzbel de súbito se sintió presa de un acceso de hilaridad; acceso que contagió al otro, de suerte que por espacio de unos momentos ambos se desternillaron de risa.

Y en medio del naufragio de su existencia, el bardo la condujo á las queridas playas de Citeres.

Ahora no será, sino algún día, cuando yo me aleje más de tu memoria; y de no quede en el corazón del bardo errante más que un recuerdo, terrón de mirra, de esos que aroman la juventud.

¡Galana pluma de oro en instante feliz le ofreció el genio; y bardo modernista, irguióse altivo del arte patrio en el gentil proscenio!....

La impresión que causó en los portugueses la resistencia la expresó perfectamente el bardo de esta triste epopeya, cuando dijo: Ob.

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