702 oraciones de ejemplo con botón

¡Uf! ¡ya no puedo comer más!dijo el gigante;tengo que sacarme un botón del chaleco.

¡Uha!dijo el gigante;tengo que sacarme otro botón.

¡Paff!dijo el gigante,se me saltó el tercer botón: ya no me cabe un chícharo: ¿cómo te va a ti, hechicero?

Y en su canto decía el ruiseñor: «No necesito la chinela de oro, ni el botón colorado, ni el birrete negro, porque ya tengo el premio más grande, que es hacer llorar a un emperador.

«Ninfas de los verdes abismos, de rostros frescos como el botón de rosa; vírgenes aromáticas que tomáis las formas de todos los monstruos que nutre el mar», cantaba el himno orfeico en la ribera griega.

» Y el poeta veía su ahijado revestido de los esplendores de una bélica elegancia: levita azul con botón de oro todos los días, y en las fiestas casaca de galones y vueltas rojas, sombrero de picos, sable...

Hasta lucía en una solapa el botón multicolor de una condecoración misteriosa.

Había vuelto á los paisajes, sin obtener triunfos mayores que la ingenua admiración de las lavanderas y los ladrilleros que en las cercanías de Madrid formaban semicírculo ante su caballete, diciéndose que aquel señor, que llevaba en la solapa el botón multicolor de sus diversas condecoraciones pontificales, debía ser un pájaro gordo, alguno de los grandes pintores de que hablaban los periódicos.

» En vista de lo cual, fray Apolinar no le dió á Sula más que media galleta dulce; un botón del provincial de Laredo á Toletes, y un higo paso á Guarín.

La familia de don Venancio, dos puntapiés, un botón de asa y un mote 195 XII.

Muchas veces el insecto roe las flores hijas del verano, aun antes que su botón se rompa; y al tiempo que la aurora matutina de la juventud esparce su blando rocío, los vientos mortíferos son más frecuentes.

Por último, llegaréis á veros; se harán apuestas en favor de uno y otro... él, que es descuidado, generoso, incapaz de toda malicia, no reconocerá los floretes; de suerte que te será muy fácil, con poca sutileza que uses, elegir una espada sin botón, y en cualquiera de las jugadas tomar satisfacción de la muerte de tu padre.

Cósame usted esto dijo arrancándose bruscamente un botón de la levita, y presentándoselo a la emperatriz, a quien miraba de hito en hito para no perder detalle del experimento.

Nueve son los grados de mandarín y se distinguen por el botón o bellota con que adornan su sombrero.

Este es como una gorra de jockey, a la que se le añadiese, en lugar de visera, un ala o baranda como la de un sombrero calañés ceñida al casquete, es decir, sin vuelo y tan alta como este, teniendo por remate en el centro de la copa, su borla de fleco encarnada y el botón distintivo de la categoría.

El botón rubí o rojo transparente, es el signo de los mandarines de primera clase, la más elevada.

El botón rojo coral opaco, lo usan los mandarines de segunda clase, en la que están comprendidos los magistrados y jefes militares, y los de los ramos de la administración pública, entre ellos los gobernadores de las provincias.

El zafiro o azul transparente, corresponde a la tercera clase, o sea a los presidentes de los tribunales de segundo orden, en las provincias, estando comprendidos en la cuarta los individuos de estos mismos tribunales con derecho al uso del botón azul opaco.

La quinta y sexta, relativas a cargos públicos de menor importancia, se diferencian por el botón blanco transparente y blanco opaco; y la séptima, octava y novena, que abrazan los maestros de instrucción y los encargados de la vigilancia y conservación del orden público, ostentan el botón dorado, ya liso, ya trabajado a cincel.

La quinta y sexta, relativas a cargos públicos de menor importancia, se diferencian por el botón blanco transparente y blanco opaco; y la séptima, octava y novena, que abrazan los maestros de instrucción y los encargados de la vigilancia y conservación del orden público, ostentan el botón dorado, ya liso, ya trabajado a cincel.

Las chicharras no descansaban, sonando como un timbre cuyo botón se ha metido dentro del llamador y del que no hay quien separe las lengüetas contrarias apretadas en encarnizado contacto.

Llevan el traje nacional: una túnica de rica seda azul, chaleco negro de damasco abotonado hasta el cuello, y un solideo de igual color con botón de coral ó de jade.

Los chinos que vienen con nosotros, intérpretes y guías, con sus sotanas negras y sus birretes de seda rematados por un botón rojo, resultan extranjeros en este país.

Á veces, cuando cree que nadie le mira, quita un mueble de su sitio, ó tantea el botón de una puerta para ver si está cerrada.

Este matiz que al cielo desafía, Iris listado de oro, nieve y grana, Será escarmiento de la vida humana: ¡Tanto se emprende en término de un día! A florecer las rosas madrugaron, Y para envejecerse florecieron: Cuna y sepulcro en un botón hallaron.

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