107 oraciones de ejemplo con catre

Aún rebuscaba en su falda las migajas sobrantes para aprovecharlas, cuando se oyeron crujidos de catre, carraspeos, los ruidos característicos del despertar de una persona, y una voz entre quejumbrosa y despótica llamó desde la alcoba cercana al portal: ¡Amparo! Se levantó la niña y acudió al llamamiento, resonando de allí a poco rato su hablar.

Pero estos que juntan la vergüenza con la gana de comer, y son delicados y medrosicos para pedir; estos que tuvieron posibles y educación, y no quieren rebajarse... ¡Dios mío, qué desgraciados son! lo que discurrirán para matar el gusanillo... Si me sobra dinero, después de darle de almorzar, he de ver cómo me las compongo para que tome la peseta que necesita para pagar el catre de esta noche.

Trajeron un catre de tijera para que se acostase Mariano, y cuando Isidora le mandó que se recogiera, por ser ya más de medianoche, el maldito muchacho se le plantó delante y le dijo con sus bruscos modos: «Dame dinero.

Lo que es que ni ropa, ni casa, ni pagar un triste catre, que mismo has desfondicao...

No se sabe; pero a la tarde siguiente llevó trece duros, mediante los cuales, Carola tuvo corsé y quedó restaurado el catre.

En una de éstas, inmediato a la calle del Aguacate, vivía Nemesia Pimienta con su hermano José Dolores, ocupando dos cuartos seguidos, cuyo mueblaje se reducía a un par de sillas, un columpio, una mesita de pino y un catre de viento, que se abría de noche y se cerraba de día, a fin de despejar el campo.

Eso mismo fue lo que hice yo aquella noche, así que hubo vencido la tentación; y, mientras me iba quedando dormido, pensaba para mis adentros: No, no; ninguna mujer te hará ser infiel a tu catre duro y estrecho de soltero... Aun cuando se llame Yolanda, y aun cuando sea de la sangre más noble y pura que haya puesto Dios sobre la tierra... ; esa menos que cualquier otra...

Allí ; prohibí enérgicamente toda tentativa de buen gusto... Y mi viejo catre... naturalmente... nadie se había atrevido a ponerle las manos encima.

Un catre de hierro,

» E iniciado el debate, habríamos discutido con todos los turnos que fuesen menester, y al reasumir yo, es seguro que, en uso de vuestros derechos individuales, os habríais ido al catre, sin que el Mosco las echase de tirano centralizador.

Allá en un rincón se veía un montón de cenizas y algunos pucheros arrimados a él; en otro, algunos aperos de labranza y herramientas de madreñero; en otro, el sórdido catre donde se moría el dueño de todo aquello.

El duro catre de la patrona, sus garbanzos no mucho más blandos, sus albondiguillas, sus insolencias, eran para él sabrosas penitencias que ofrecía en holocausto a su adorada Metafísica.

de sobra que hay mucha gente para quien no existe ni puede existir arte alguno en la descripción del catre en que duerme un niño desamparado y pobre, ó en la de la faena de un rudo labrador, ó en la del tocado breve y sencillo de una costurera.

Ceñida la cabeza con un pañuelo empapado en agua de Colonia, envuelto cuidadosamente el cuerpo en blancas sábanas de abundantes pliegues, que velaban sus formas virginales, yacía la joven en su catre de kamagon , entre cortinajes de jusi y piña.

Cada cual busca su pareja; es así que le ahorcan á Ibarra, luego serás ahorcado... No temo la muerte en el catre, pero en el espaldón da Bagumbayan.

Comieron, y después de comer se prepararon para dormir; no había más que un catre con dos colchones.

Cerca ya de media noche, convencido de que no pasaba nada, apagó la vela y se tendió á dormir en el catre.

Yo disperté, yo me (¡Qué crueldad tan lisonjera!) En un lecho, que pudiera Con matices y colores Ser el catre de las flores Que tejió la primavera.

Aquí cansada llegué, Despues de seguir ligera En ese monte una fiera, En cuya frescura hallé Ocio y descanso; porque De un montecillo á la espalda, De quien corona y guirnalda Fueron clavel y jazmin, Sobre un catre de carmin Hice un foso de esmeralda.

El calor nos empujaba del cuarto; Francisco se sepultó en su catre, como quien se suicida.

En la segunda habitación, obscura y mal ventilada, veíanse los burros y las cajas de componer, para los tres operarios; en la tercera estaba la vieja prensa de mano y el catre del peón.

Cuando tuve fuerzas para apartarme de allí, me senté en mi catre llorando.

Si no quieres un sofá, te echarás en el catre... Al menos estarás con nosotros; irá Zosimoff...

El moblaje fué discretamente repartido: en la habitaciónllamémosla asídestinada al matrimonio, se colocaron el lecho más ancho y la cómoda; en la otra dispusieron la mesa de comer y la cama de Lolita; y en la tercera, que conservaba sus dimensiones primitivas y era, de consiguiente, la menor, el catre donde habían de dormir el señor Juan y Miguelín.

Era el cuarto habitual, con su escritorio, su ropero, su armario de libros, su catre de hierro.

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