177 oraciones de ejemplo con llegar a casa

Muchos domingos, al llegar a casa de doña Hortensia me encontraba con que no había nadie, y solía entrar en el almacén.

El día de mi boda, al llegar a casa de mi madre, Mary abrió el sobre que me había dado Machín.

Ambos van hablando hasta llegar a casa de Calisto.

¡La tardanza! A ningún cristiano le gusta pasarse el día en el monte comiendo frío y llegar a casa y no encontrar bocado caliente; ¡pero si esa mala hembra no tuviese otras mañas...!

Rosa negaba estar apurada, pero su silencio obstinado y la prisa por llegar a casa decían bien claro lo contrario.

Al llegar a casa, se despidieron.

, pusieron los caballos al galope para salvar los tres kilómetros que aún restaban antes de llegar a casa.

Pero al llegar a casa y sentir en el cuello los brazos de su madre, de Carmen y hasta de su hermana, así como el contacto de todos los sobrinillos, que se cogían a sus piernas, el espada sintió desvanecerse esta tristeza.

Pero al llegar a casa de la condesa tuvo el desagrado de saber que Jacobo tenía un fuerte dolor de cabeza que le retenía en la cama.

Si alguna vecina lo recogía por caridad, Teresa, al llegar a casa, en vez de agradecérselo, la apostrofaba «por meterse en la vida ajena.

Al concluirse el oficio, Elisa y José se encontraron en el pórtico de la iglesia y se dirigieron una tierna sonrisa; y con ese egoísmo inocente y perdonable que caracteriza al amor, olvidaron en un punto toda la tristeza que en torno suyo reinaba, y en viva y alegre plática bajaron emparejados la calzada del pueblo, dejando señalado,[170.1] antes de llegar a casa, el día de su boda.

Miguel se esforzó en persuadirla a que no creyese nada de cuanto la dijeran acerca de él, le hizo mil protestas sinceras de cariño, y logró que antes de llegar a casa se disipasen las nubes que velaban su rostro.

Lo que pasó en esta entrevista no se supo, pero pudo observar quien le siguiera los pasos que Laguardia se quitó las gafas para limpiarlas tres o cuatro veces antes de llegar a casa; signo evidente de preocupación: las habituales contracciones nerviosas de su rostro se multiplicaron hasta llamar la atención de los transeúntes.

Dicen que hay en ella algo de odalisca todavía; pero con una mujer que no exige más que se la acaricie tiernamente al llegar a casa, la vida es muy fácil y muy dulce.

Entonces me levanto vivamente y en menos tiempo que se dice monto la saltadera y me tiro al camino y corro como un gamo hasta llegar a casa jadeante y sudoroso.

Pero como todo instante alegre en la vida tiene aparejado y listo para entrar en fila otro triste, al llegar a casa experimenté el disgusto de no ver a Cristina.

Antes de llegar a casa tomó el brazo de su esposa y apretó el paso dejándome atrás.

Al llegar a casa, Manuel arrojó de con rabia el sombrero y las botas y el traje con el cual había ido a la plaza tan ridículo...

Pero... había que ser atrevido y llegar a casa antes que, avanzando todas las tropas sobre el sur de Madrid, cortasen las comunicaciones y se viera él obligado a pasar la noche al raso.

Pero a los ojos de la sociedad, doña Fernanda estaba inconsolable, y por esto la viuda de López tenía verdadera prisa de llegar a casa de su presidenta, para animarla un poco con aquella elocuencia sentimental que todos le reconocían.

El día de mi boda, al llegar a casa de mi madre, Mary abrió el sobre que me había dado Machín.

¡Qué sorpresa hubiera tenido mi tía, si viviera, al saber que yo había encontrado amables y buenas personas a los discípulos de aquel hereje, a quien habían tenido que poner en la mesa sal, cal y vino para que se marchara! Al salir del hotel de monsieur Cordier y llegar a casa, me encontré con una escena desagradable.

Tardó poco nuestra heroína en llegar a casa de la vieja, en coche de alquiler como el día anterior, pero vestida con ricas galas.

Al llegar a casa anoté en mi diario: «Todos son unos.

Al llegar a casa bajó del coche, y murmuró: Buenos días.

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