Nada me importaría que me considerasen con la obligación de no vestirme ni de seda, ni de lana, ni de algodón siquiera, sino de esparto.

Si no fuera por tidijo él, como un niño mimoso, no se me importaría que la vida se me acabara...

Maxi volvió a machacar: «Si no fuera por ti, no se me importaría nada morirme, Es más, la idea de la muerte es grata en mi alma.

Por mí no me importaría; pero a mi madre y a mi hermana no quiero hacerlas ayunar.

Le importan a usted tan poco... Si me importaran poco no estaría aquí ahora esperando la inevitable reprimenda.

No me importaría, no tengo celos, te lo juro, pero lo que has hecho me demuestra que no soy nada para ti, que me desprecias, y si es así ya no quiero ser tu hermana.

Moreno de Calaveras volvió la cara hacia la pared y continuó: Nada me importaría si no la amase, Jacobo.

¿Qué me importas tú?

¿Y que me importaría eso, si la ama?

A mí no me importaría un comino que uno como ése me hiciera la rueda y me celara a todas horas; mientras me daba dinero, le pagaba con sonrisas.

Prefiero la lealtad, aunque sea cruel (¡en este caso no lo hubiese sido, porque me importas tú y todos los hombres habidos y por haber, un comino!).

Te advierto que me importaría poco.

¡Porque entonces tú no serías ya tú; y, no siendo tú quien eres, o como yo creo que eres, maldito lo que me importaría que te llevasen los demonios! Pero bien; ¿qué harías en semejante caso?

Y si él sólo se pusiera en ridículo, no me importaría nada...; pero me pone a mí, y esto no puedo tolerarlo... ¡No quiero tolerarlo!...

Si se tratara de mí sola, me importaría poco.

¿Y qué me importaría la muerte si había sido amada?

¿Y qué me importaría la muerte, si había sido amada?

Si yo no me interesase por vos, no me importaría que diéseis pasos peligrosos.

Poco me importaría morir matando, pero tengo que proteger á mi pobre esposa.

No sé nada de ella; pero aunque supiese, lo que menos me importaría á mí es que tú quisieras ó dejaras de querer... Una ola de indignación subió al rostro del mozo y lo tiñó de carmín.

Y si él solo se pusiera en ridículo, no me importaría nada... pero me pone a mí, y esto no puedo tolerarlo... ¡No quiero tolerarlo!...

Si yo pudiera colocar á mi hija en un taller ó en una buena casa, ya no me importaría nada.

Luz proseguía, desatado: ¡Yo no he antepuesto nada á ti! Hasta mis aspiraciones á dejar mi nombre unido á algún adelanto, me importaron menos que tu bien.

Tienes razon, ¿qué me importas tú, ni el universo, ni los siete cielos de Dios, sin Noemi?

¿Qué me importas tú?