149 oraciones de ejemplo con mendigar

No tengo fuerzas para quedarme... Primero mendigar en un mundo nuevo.

En Marsella, como en Lyon, es ya muy notable la multitud de mendigos y el hábito de mendigar importunando, que caracteriza en Europa á todas las poblaciones meridionales.

A Goa acudían agentes o enviados de muchos soberanos a negociar alianzas y a mendigar el favor y el auxilio del virrey.

Porque él jugaba en la Bolsa, , señor, convencido de que la carrera de abogado no le sacaría nunca de pobre, y de que, después de mucho romperse la cabeza, alcanzaría un título, que no sirve de otra cosa, que para adorno del apellido, y se vería obligado a mendigar un empleo, que no conseguiría sino a fuerza de hacer antesala a mucho tipo con influencia y sin educación, y de gastar saliva y paciencia.

Figúrese usted que ayer vinieron dos chicos a mendigar a la puerta, y la señorita les dio pan y unos centavos y les hizo hablar.

Lo que parece extraño, es que, siendo tantas y tan varias sus invenciones, permanezcan ignoradas é inexplotadas por nuestros actuales poetas dramáticos, que, teniendo tan inagotable y rica mina dentro de casa, prefieren espigar y mendigar en territorio ajeno, y buscar en Inglaterra y Francia lo que tan de sobra tenemos en España.

Yendo a mendigar, tal vez; con las manos llenas de paquetes, chucherías y regalos... ¡quiá! ¿Y tuvieron la poca?...

Llegará época, en que tengan que ir à mendigar el sustento y acampar sus tristes chozas en las faldas de los altos Andes, y llorando la suerte de sus mugeres è hijos, maldigan la conducta que por tanto tiempo observaron contra el pais que les hizo mas dulce su existencia, y les proporcionò los medios y los artìculos mas preciosos para hacerla mas llevadera con la reciprocidad del trato.

Los labradores, endurecidos con las intemperies, acostumbrados à una vida sencilla y frugal, noblemente orgullosos con el sentimiento de su propia fuerza, independientes de su propiedad, de la que sacan su subsistencia y su fortuna, serán los verdaderos ciudadanos, que no necesiten mendigar su mantenimiento del estado, ni venderse bajamente á todo el que pueda darles un empleo ó proporcionarles una renta.

Soy demasiado altivo para mendigar lo que, en mi concepto, sólo puede alcanzarse honradamente con la punta de la espada.

La viuda de un antiguo camarada me ha acojido: con ella lloro a veces i parto el pan que me dan de limosna: ¡ya veis, señor, que mendigo porque no puedo trabajar, porque soi viejo i mis locuras me hicieron perder el mejor tiempo i tambien una mano! ¡Qué haré ahora sino mendigar i llorar!....

Los poetas verdaderamente dignos de este nombre son tan raros como los cisnes, ya porque el Cielo no consiente que en el mundo existan los hombres esclarecidos en gran número, ya tambien por culpa de la avaricia de los señores, que dejan mendigar su sustento á los más ilustres ingenios, y oprimiendo la virtud y galardonando los vicios, arrojan de su lado las artes y las ciencias.

¡No más mendigar, no más errar por hórridas montañas y desiertos!

Raimundo Berenguer tuvo cuatro hijas; todas fueron reinas, y esto lo hizo Romeo, persona humilde y errante peregrino; pero después algunas palabras envidiosas movieron a aquél a pedir cuentas a este justo, que le dió siete y cinco por diez, por lo cual partió pobre y anciano; y si el mundo hubiera sabido cuál era su corazón al mendigar pedazo a pedazo su vida, le ensalzaría más de lo que ahora le ensalza.

Su primogénito, el Sr. D. Mariano Colón, siguiendo sus huellas, y más arrastrado de su ejemplo que del deseo de mendigar del foro un esplendor que el lustre de su cuna y la dignidad de su ministerio le hacen mirar sin envidia, promovió con más celo que impaciencia la conclusión de la instancia de revista, y al cabo de tantas y tan reñidas contiendas, ha logrado, por fin, colocar sus esperanzas en la augusta balanza de la justicia.

También yo prefiero que no me detengan, pues más le conviene á un pobre mendigar la comida por la ciudad que por los campos.

Y entrando los demás, que se reían placenteramente, le festejaron con estas palabras: 112 «Júpiter y los inmortales dioses te den, oh huésped, lo que más anheles y á tu ánimo le sea grato, ya que has conseguido que ese pordiosero insaciable deje de mendigar por el pueblo; pues en seguida lo llevaremos al continente, al rey Équeto, plaga de todos los mortales.

Hizo ver que la lengua española no necesita de mendigar voces extranjeras para explicarse cualquiera en el trato común.

que mi señor me quita la mayordomía: cavar, no puedo: mendigar, tengo vergüenza: 4 [yo] se lo que haré, para que cuando fuere quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas.

Cavar, no puedo, mendigar, tengo vergüenza.

De matar a un francés, a saquear a un extranjero, no había más que un paso para estos verdugos patriotas, entre los cuales se contaban todos los descontentos y los que no pudiendo cavar la tierra se avergonzaban de mendigar.

No estoy aparejada como los mendigos, y por lo tanto no me cumple mendigar.

Se veía saliendo de la ciudad, sin más fortuna que una túnica puesta y otra sobre el brazo, teniendo que mendigar por los caminos ó trabajar en los campos como una esclava, perseguida por aquella soldadesca feroz, de diversas razas.

Lo protegió contra las impertinencias de Valori y de los ricos pedigüeños que iban, según la costumbre, a mendigar obras de arte y a imponer a Miguel Ángel nuevos trabajos.

¿Cuántos no se escribieron por el único móvil de granjear la gloria o mendigar opinión, cuando no por razones más miserables?

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