185 oraciones de ejemplo con persiana

Se cerró la persiana, le avisé al Morito que nos íbamos y me fuí a la fonda.

¡La soledad nocturna de las calles de Méjico!... Detrás de cada persiana hay ojos que sólo ven cuando les conviene; bocas mudas que sólo hablan cuando llega el momento oportuno.

Don Salvador descorrió la persiana de una de las ventanas del pabellón, y asomándose, dijo en voz alta: Atanasio.

El Alafrit, en cuanto la vió, si con la una mano empuñó el collar, con la otra engarfió a la hermosísima persiana, aficionado de su donosa figura, como pudieras estarlo si te encontraras jugando entre las flores con unos esclavillos tamaños como alfileres.

Tamiza la luz una persiana verde, y una tenue cortina blanca de hilo vuelve a tamizarla y la difluye con claridad suave.

Están entornadas las maderas; en la suave penumbra, la luz que se cuela por la persiana marca en el techo unas vivas listas de claror blanca.

Para calmar su inquietud se sentó en el balcón, tras la verde persiana, siguiendo con distraídos ojos el paso de los escasos transeúntes que atravesaban la plaza.

El calavera temerón escoge a veces para su centro de operaciones la parte interior de una persiana; este medio permite más abandono en la risa de los amigos, y es el más oculto; el calavera fino le desdeña por poco expuesto.

Es el vientre en forma de persiana, son los muslos descarnados, las manos que se manchan de herrumbre y los pies que se deforman.

La moneda de los Musulmanes en tiempo de Mahoma y sus primeros sucesores fué la griega ó persiana.

Yo estaba detrás de la persiana, y ¡barájoles, me entraron unas ganas de bajar á la calle y darle cuatro mocadas á ese cerdo!...

Miró por las rendijas de la persiana.

Miró por las rendijas de la persiana.

Abalanzándose hacia la casa, advirtió el pararrayos, lo escaló con agilidad inconcebible, se asió de la persiana que caía completamente sobre el muro, y por este medio lanzóse directamente a la cabecera de la cuja.

El orangután empujó otra vez la persiana dejándola abierta cuando se introdujo en la habitación.

El golpe de la persiana pudo atribuirse al viento, naturalmente.

A las diez en punto se oyó ruido detrás de la reja; vi una vaga luz, después una falleba que chirriaba suavemente y una persiana que se abría.

Se cerró la persiana, le avisé al Morito que nos íbamos y me fuí a la fonda.

De pronto, en el corredor ululó el viento, arrastrando un profundo sollozo de la marina; se dobló la llama de la vela, y el taque de una persiana alzó un eco medroso.

Si nos hubiéramos hallado en el jardín, habríamos sentido ligero rumor en la persiana alta, y alzando la cabeza con la prontitud del curioso, habríamos visto una mano que en breve instante apareció y huyó, después de arrojar palos de flores y ramitas inútiles.

IV Y he aquí que la Sultana Cual Reina soberana, Y acaso en su ventana Detrás de la persiana Oyó sobrecogida Que por la peña hendida Diez hombres que, en huída Corriendo á toda brida que el real Generalife, en esta noche mora, velaba en esta hora

En otro cuarto de la galería, separado del departamento donde entraron el doctor y su hija por una persiana verde, había un hombre grueso, rojo, de sombrero cordobés, en compañía de una mujerona brutal.

¡No mire fuera!... ¡Por lo que más quiera, Manette, por su vida... no toque la persiana! Volvióse el doctor, sin separar la mano de la falleba de la ventana, y con sonrisa fría y osada, contestó.

Y atisbando detrás de la persiana de madera, veíamos pasar á muchos conocidos.

Pasamos ante golfos de un agua verde y dormida, en la que permanecen inmóviles los sampanes de cabotaje, con velas de persiana y popa de carabela.

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