22 oraciones de ejemplo con prolegómeno

No será lo que enseñe sino los prolegómenos de nuestra ciencia verdadera; pero, aun así, se pasmará el mundo de oírla y de leerla y se crearán escuelas teosóficas en todas las naciones.

Ramón pasó algunos años en Valencia, sin que pudiera saltar más allá de los prolegómenos del Derecho, por la maldita razón de que las clases eran por la mañana y él tenía que acostarse al amanecer, hora en que se apagan los reverberos que enfocaban su luz sobre la mesa verde.

, en la que continuó por más de 20 años, a pesar de los cambios de la razón social, dejó descansar, por poco tiempo, la pluma artística, hasta que, volvió a tomarla, con mayor suma de conocimientos y en pleno idilio de amor, por estar en los prolegómenos de su matrimonio, cuando el Ateneo hiciera la convocatoria para su primer certámen literario-musical, en 1877.

Entre ambos libros formaban un pentagrama exacto sobre el cual la mano habilísima del novelista trazó la sinfonía admirable y eterna de los deseos; con sus anhelos, sus dudas, sus impaciencias, sus citas y demás misterios clásicos que forman los adorables prolegómenos de la suprema posesión.

PARA UN TRATADO DE COCOTOLOGÍA PROLEGÓMENOS

Tercero: en las obras de argamasa de tierra cuarzosa y cal con pequeños cantos de piedra menuda rodada, apisonando una capa de cal y otra de arena sucesivamente, como ya hemos referido sobre los prolegómenos de Ben Jaldum, cubriendo esta fábrica con los claros de puertas y tragaluces de mármoles más ó menos finos y ladrillos vidriados; cuya estructura marca los siglos XIV y XV.

En estos prolegómenos y otros muchos que sería prolijo relatar, pasóse la mañana entera y verdadera

ahí les tienes... Y todo el tren, que espiaba los prolegómenos del lance y se sentía a salvo, comenzó a burlarse de la mala suerte del anciano vagón.

«Dice, pues, que el primer prolegómeno de la Theología ha de ser la Historia Eclesiástica y Civil, ántes de Christo y despues de Christo; que, consiguientemente, la primerita cosa, que ha de hacer el Estudiante, que entra en la Theología, es estudiar en breve la Historia del Testamento antiguo; despues la de Christo para acá; despues la de los Emperadores Romanos, por lo ménos hasta el sexto Siglo, y que esta se ha de estudiar muito bem.

Con que, si estos Autores no se saben, y consiguientemente si no se tienen, voló el primer prolegómeno de la Theología; y el que tuviere vocacion de estudiarla, ofrezca al Señor sus buenos deseos, y aprenda otro oficio.

Porque, si cree, que todo esto es necessario saber, como primer prolegómeno de la Theología, á los Orates; y, si no lo cree, para qué se quebró la cabeza, y nos la rompió á nosotros?

Como prolegómenos de este plan, los diversos cuerpos del ejército comienzan a ejercitar su acción en las distintas zonas del imperio bárbaro.

Nos encantan, en verdad, los prolegómenos de esta colonización.

Rudos fueron los prolegómenos de esta atrevida iniciación.

La gimnasia de cuatro meses en agitados prolegómenos electorales, había puesto en tensión los ánimos y avivado pasiones, como si el alegato puesto en juego, fuera el único recurso vital del municipio.

Y he ahí, precisamente, la silueta del precursor, afianzada en los prolegómenos de nuestra ganadería científica, piedra angular de la riqueza del país.

Es decir, que desde sus prolegómenos a la fecha, ha llenado airosamente su programa, propendiendo no solo a valorizar su acervo, si no a vitalizar aquella rica zona del norte pampeano, llevando el ferrocarril, fundando pueblos, abriendo caminos y propendiendo a la vida fácil de la masa trabajadora que siempre encontró su apoyo decidido y franco.

Sus prolegómenos fueron como la mayor parte de los pueblos pampeanos, erizados de dificultades.

Nos imaginamos la importancia de este prolegómeno de la industria, que fué sin duda, el precedente alentador, que desbrozó el camino a los demás ganaderos de la zona.

Estos prolegómenos duran dos años.

No se quiere ahondar demasiado en los prolegómenos de la nacionalidad.

En el prolegómeno de su ensayo sobre el genio y el talento, Nordau hace el elogio irónico de los mediocres, asignándoles una función moderadora, como si estuvieran destinados á contener el impulso creador de los hombres superiores y las tendencias destructivas de los sujetos antisociales.

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