Habla gordo, es insolente, trabaja poco, no admite riñas y aspira a ponerse en un pie de igualdad absurdo....

Y por último, hay una pasión decidida por las riñas de gallos.

Menester era de toda la prudencia y tino de Morsamor, para evitar riñas entre dichos envidiosos y los del bando que sin pretenderlo él querían seguirle y cuyo aparente adalid era Tiburcio.

Pero, señora, no por esto será bien que vuestra bondad me tenga por malévolo, pues no está obligado un porro como yo a taladrar los pensamientos y malicias de los pésimos encantadores: yo fingí aquello por escaparme de las riñas de mi señor don Quijote, y no con intención de ofenderle; y si ha salido al revés, Dios está en el cielo, que juzga los corazones.

Cuestión de riñas no sería, pues en 1850 no era esta novedad bastante para reunir todo el campamento.

Riñas y escándalos, acompañados de no pequeños apuros.

Esas dudas cuando éramos novios tenían poco valor, no engendraban más que riñas pasajeras que según me aseguraban eran la salsa de las relaciones amorosas, aunque yo jamás quise creerlo.

, como firmemente lo observan sus ascendientes los Araucanos: es por eleccion, y solo para los casos de guerra y parlamentos, y fuera de esto no le guardan respeto ni miramiento alguno, y en sus riñas salen tan descalabrados los gefes como los demas, si no tienen la suerte de defenderse con destreza, que en tales casos y resultas es cuando se acreditan para ser elevados á caciques.

Nada le ocultó: sus trabajos de muchacho; sus raterías de mayorcito; sus puñaladas dadas y recibidas en riñas desiguales; por último, sus maravillosas escapadas de las persecuciones de la justicia.

No hay para qué ponderar cuanto menos humanas son estas riñas que las corridas de toros.

¿Las riñas de gallos son menos feroces que la tauromaquia?

Las odaliscas turnaban en su favor con alternativas de escándalos y riñas, sin que el ilustre Ingeniero se decidiese formalmente por ninguna.

XXX.DEPORTES Y DIVERSIONES Supongo que las corridas de toros y las riñas de gallos están en boga en toda la América española.

Las riñas o peleas de gallos se consideran también como un espectáculo salvaje en los países más adelantados de la América española.

No me riñas, por Dios, Miguel.

¡No me riñas, no me riñas!se apresuró á decir la niña, abrazándole y sonriendo avergonzada.

Los marineros, casi todos vascos, se avenían bien y no había riñas.

Ugarte estaba de piloto en un barco negrero; se había marchado de él hacía unas semanas, y llevaba una vida de riñas y francachelas.

Lugar en que se verifican las riñas de gallos.

Estos aventureros españoles alarmaban al pueblo con sus juegos, sus riñas y sus amores y, sobre todo, por el alarde que hacían de irreligión y de impiedad.

Entonces hubo una serie constante de riñas, de amenazas entre la viuda, su hijo y mi tío.

Pero Júpiter, que lleva la égida, me envía penas, enredándome en inútiles disputas y riñas.

Las riñas de por San Juan, Todo el año paz nos dan Llover el trigo en las eras, Las viñas estando en cierne: No hay labrador que gobierne Bien sus cubas y paneras: Mas las riñas mas de veras, Si suceden por San Juan, Todo el año paz nos dan.

Y asi el que dice, no miente, Que las riñas por San Juan, Todo el año paz nos dan.

, Es contento tras afan: Las riñas de por San Juan, Todo el año paz nos dan.