2797 oraciones de ejemplo con sentimientos

El examen de las cuentas sólo duró algunos minutos, y cuando el conde, después de dar las gracias con ceremoniosa cortesía, comenzó a indicar lo grato que le sería quedarse solo, el jesuíta, con todo el aspecto de una persona herida en sus más caras afecciones que por dignidad quiere callar, pero que al fin, instintivamente da rienda suelta a sus sentimientos, comenzó a lamentarse de la conducta observada por el conde.

Antes que llegára, juntó Aixa, su repudiada esposa, la familia y tesoros de su hijo, y se retiró al barrio del Albaicin, cuyos habitantes aun conservaban sentimientos de lealtad á Boabdil.

Digamos, pues, que es necesario que haya hombres como Moreas, poetas como Moreas, que vivan en París, que se parezcan a París y que de repente digan palabras universales, sentimientos totales, logos substancial, verbo de humanidad: «Hélas! que le soleil est doux!», clama una de sus heroínas.

Asís, esforzándose en romper el lazo, notaba disminuidas sus fuerzas por dos sentimientos: el primero, que viendo tan sumiso y moderado al gran pillo, le habían entrado unas miajas de lástima; el segundo..., el sentimiento eterno, la maldita curiosidad, la que perdió en el Paraíso á la primera mujer, la que pierde á todas, y tal vez no sólo á ellas sino al género humano...

Aparte de todo esto, confesad conmigo que ningun poeta italiano puede compararse con el Tasso en la hermosura de la forma, en la riqueza y armonía de la lengua, en la dulzura de los versos, en la correccion del estilo, en el encanto de la rima, en la viveza de los sentimientos, en la severa majestad del conjunto de sus obras, en la sobria sencillez, verdadera señal de la mezcla feliz del gusto con el genio.

Pues digo... si el poeta leía una escena de amor, con ternezas y sentimientos expresados á lo vivo, ya estaba Felipe soltando de sus ojos lagrimones como garbanzos.

En recuerdo de la furiosa tormenta, Díaz dió al citado promontorio el nombre de Cabo de las Tormentas, y que Juan II, influído por otros sentimientos, le sustituyó por el que hoy lleva.

Seguro de los generosos sentimientos de V. S. I., atrévome á rogarle me preste su decidido apoyo, ya que en esta tremenda desgracia, á la que he sido arrastrado por la falsedad, me he visto casi abandonado, recibiendo sólo el gracioso apoyo de aquellas personas que tienen su bondad cimentada en la fe de Nuestro Señor.

: La nobleza de sus sentimientos, me da confianza para interesarle en el asunto que paso á exponer.

Su nombre ilustre y sus caritativas obras en pro de este Santo Hospital y sus enfermos indigentes, jamás quedaron olvidados, sino que permanecieron ocultos y grabados con caracteres imborrables en nuestros corazones; y hoy, cediendo á impulsos de sentimientos nobles que á todos animan, tenemos una verdadera complacencia en testimoniar á V.

esos mismos sentimientos de lealtad y reconocimiento.

Los sentimientos de lealtad y adhesión inquebrantable que esta Junta le profesa, sírvase admitirlos tal cual son, sinceros y nobles; y Dios conserve la preciosa vida de V. E. I. para gloria del mundo católico, rogándole se digne enviar á nosotros su bendición apostólica, y á los que ansiosos de ella y acobijados en esta Santa Casa y en la gloriosa enseña del Crucificado, reverentes con nosotros, besan su anillo pastoral.

Al comunicarle esta determinación del Sumo Pontífice, aprovecho la ocasión de manifestarle los sentimientos de mi más profunda y sincera consideración.

Aquella efusión, que era uno de sus hábitos, tenía algo de teatral, pero se hallaba cimentada sobre verdaderos sentimientos de amistad, pues ambos eran antiguos camaradas y condiscípulos de la escuela y la Universidad, que se guardaban mutua consideración, y aunque no sea consecuencia de ello, les agradaba hallarse juntos.

Dejó el encierro, reanudó las relaciones con sus amigos, volvió á ser su huésped familiar y su anfitrión, y como antes por su caridad, se hizo entonces notar por sus sentimientos religiosos.

Por más que deseo respetar los sentimientos de vuestro amo, me desconcierta esa nota, según la cual parece demostrado que vive todavía; considero como un deber romper aquella puerta.

Éstos son, concluyó Andrenio, los rudimentos de mi vida, más bien sentida que relatada: que siempre faltan palabras donde sobran sentimientos.

Cuentan que el Amor fulminó quejas y exageró sentimientos delante de la Fortuna, que esta vez no apeló como solía á su madre, desengañado de su flaqueza.

Una mujer de voluntad debe mandar imperativamente á sus sentimientos y pasiones.

Sentíase atraído, lo mismo que antes, por aquella mujer, mas sin llegar á definir con certeza la calidad de sus sentimientos.

Aun cuando se descienda de Aníbal, el oro le hace á uno tener sentimientos de menestral.

Ahora me parecía que hasta el bigote se había robustecido y espesado, y contemplando mis ojos, agrandados por la enfermedad, y mis facciones, acentuadas por la transformación, sentía cual si hubiese subido un peldaño de la escala humana, pareciéndome que ya ni los grandes sentimientos ni las grandes acciones eran en ridiculez.

Yo le atisbo y me froto las manos, porque veo que en mi tití se establece correlación de sentimientos, y que conforme él se vuelve más tacaño, más cominero y más duro, ella se retrae más, y la intimidad matrimonial se la lleva el diablo.

Estoy satisfecho con cierto paralelismo de sentimientos entre la mujer querida y yo.

¡Me produce tanto bien evocar sentimientos de tiempos pasados! Se ha convertido, en verdad, en un joven excelente, bueno, que sabe algo y que tiene (como todos nosotros más o menos) el corazón bien puesto.

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