22 colocaciones para borlas

Se limpia la casa cuando vienen el teniente alcalde y el médico del Ayuntamiento con sus bastones de borlas, y se ha de dejar sucia cuando viene el... Pero cállese usted hombre, por amor de Diosesto se lo decía al ciego de la guitarra, que habiéndose enterado de la presencia de la señora, quiso que esta conociera la suya, y se acercaba tanto, que al fin parecía querer meterle por los ojos el mango del instrumento.

El mayor, Sildo, limpiaba el polvo de la tarima y de todo cuanto á Gloria rodeaba, mientras el segundo, Paco, cuidaba de poner en el mayor orden los hilos de la borla del quitasol que estaban cada uno por su lado.

Hundíase el barboquejo de borlas entre su barba negra que escarpaba rudamente los altos pómulos de bronce.

En muchas provincias de nuestro país no se piensa sino en ganar cinco ó seis mil duros, para comprar un baston de borlas y hacer el doctor, ó el paseante en córtes.

Se abrió la portezuela de la caja portátil y salió Momaren, con su birrete de cuatro borlas y una toga de cola larguísima, que se apresuraron á sostener dos aprendices de profesor.

Los primeros que se dejaron ver fueron un oficial muy joven con un uniforme de marcha y un caballero no muy bien parecido con gabán abrochado y llevando en la mano bastón con borlas.

La blusa, abierta sobre el pecho, dejaba ver una pelambrera gris, del mismo color que su cabeza, cubierta con una gorra negrarecuerdo de su último viaje a Liverpool, con una borla encarnada en el vértice y ancha cinta a cuadritos blancos y rojos.

Y la joven se estremeció toda, y se incorporó bruscamente, repuesta de su embriaguez, y llevándose la mano al calzón, vió que estaba bien sujeto con la cinta de borlas de oro.

Los sacerdotes desnudaron á los Reyes, los vistieron con una especie de túnica (xicolli) que tenía figurados con pintura calaveras y huesos de muerto, les pusieron una calabaza llena de tabaco en las espaldas, con tres borlas verdes, en la mano izquierda un saco con incienso blanco y en la derecha un incensario.

Eran algo mayores que pichones, casi del tamaño de gallinas, con la cabeza de un amarillo dorado en la parte inferior y verde oro en la superior; el dorso era castaño con reflejos también dorados, la cola rizada, de tonos multicolores, lo mismo que las alas, de debajo de las cuales les salían como una especie de borlas de fino plumón amarillo pálido con reflejos plateados.

En Nara crece tan abundante y vigoroso este paño vegetal, que cuelga en forma de borlas verdes de los aleros de las linternas.

La ancha faja, que da muchas vueltas al derredor de la cintura y el pecho, por debajo de la chaqueta (en forma de dorman y siempre abierta), llama la atención por su vivísimo color (azul, carmesí, rojo, verde ó amarillo), la finura de la seda ó lana y del tejido, y la gracia de las borlas ó flecos pendientes de las extremidades.

En cambio, su mula, nerviosa y trotadora, agitaba entre las orejas un penacho de plumas azules y sus flancos iban cubiertos con una gualdrapa de borlas de seda.

De tarde en tarde, en los días de gran corrida de toros, ó cuando se celebraban en el Hipódromo carreras sensacionales, alcanzaba un triunfo de pescante, guiando seis jacas llenas de borlas y cascabeles, que parecían pregonar con su estrepitosa marcha la gloria y la riqueza de su dueño.

Garabato sacó con gran cuidado de una caja ovalada la montera de lidia, negra y rizosa, con sus dos borlas pendientes a modo de orejas de pasamanería.

De allí, anda que anda hasta llegar á Bourges, donde me tocó en suerte una túnica de seda carmesí labrada de oro y perlas, como vosotros no la veréis jamás, y un par de borceguíes con borlas de seda blanca, lo mismo que los del rey nuestro señor.

El espíritu de Córdoba hasta 1829 es monacal y escolástico; la conversación de los estrados rueda siempre sobre las procesiones, las fiestas de los santos, sobre exámenes universitarios, profesión de monjas, recepción de las borlas de doctor.

Allí fueron los sobresaltos y congojas; tanto que, á no estar muy listo el grave señor de las borlas, se queda sin su presa, que ya andaba en trazas de escurrir el bulto.

En el centro de una de las cabeceras, un gran dosel de terciopelo carmesí con franjas y borlas de oro; debajo de él y sobre una plataforma rodeada de una barandilla de ébano negro, y á la que se subia por una gradería, la mesa de los inquisidores y sus tres sillones de terciopelo carmesí, con borlas y franjas, y recamos de oro.

Ya se partía el buen Cid á su destierro de grado con trescientos caballeros; todos eran hijosdalgo, todos son hombres mancebos, ninguno allí no había cano, todos llevan lanza en puño, con el fierro acicalado y llevan sendas adargas con borlas de colorado, y no le faltó al buen Cid adonde asentar su campo.

Cotoner abandonó su puesto al ver surgir de la escalinata un sombrero de felpa, con borlas de oro, sobre una cara pálida: después una sotana de seda con botones y fajín morados, flanqueada de otras dos, negras y modestas.

Como impedimenta de este ejército, agitábanse en último término las trincas de mulillas destinadas al arrastre, inquietos y vigorosos animales de limpio pelaje, cubiertos con armaduras de borlas y cascabeles, y llevando en sus colleras la ondeante bandera nacional.

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