317 oraciones de ejemplo con simas

Algunos exploradores han bajado á esas simas para medir su espesor y estudiar la temperatura y la composición de los hielos profundos.

El viaje es penoso y parece largo á causa del temor á lo desconocido que llena las simas y las galerías.

En algunas de estas simas se sentía el viento, que movía las florecillas de la entrada; en otras se oía claramente el estrépito de las olas.

Vió blancuras burbujeantes y simas negras.

No comprendo bien la causa de que tan altos y armoniosos espíritus hayan caído en las simas de «ese demonio más terrible que todas las enfermedades».

Por todo aquello que sus libros devotos le aconsejaban huir, venía en conocimiento de cuan ciertas deben ser las palabras con que se le avisaban los peligros mundanales, y por la interminable y fatigosa excitación a la virtud, podía apreciar cuan hondas y frecuentes son las simas del pecado.

Ben-Tovit, animado por las exclamaciones de compasión que profería de vez en cuando su vecino, daba a su rostro una expresión de sufrimiento, cerraba los ojos, balanceaba la cabeza, gemía, mientras de las profundas simas de la montaña y de las llanuras lejanas ascendía la obscura noche, que parecía deseosa de ocultar al cielo el gran crimen que se acababa de cometer sobre la tierra.

Creyó morir desmenuzado, hecho polvo sobre aquel cuerpo que le agarrotaba, absorbiéndole con la fiera voracidad de esas simas lóbregas donde desaparecen de un golpe los torrentes sin dejar una gota de su avalancha tumultuosa.

Ora llegaba hasta la espumante cresta de una ola gigantesca, donde se sostenía por un milagro de equilibrio, parecida a un pájaro marino; ora caía con rapidez vertiginosa en abismos insondables, verdaderas simas negras y sin fondo, que a cada momento amenazaban tragársela, pero de donde salía como una flecha para volver a montar en la cresta de otra ola.

En las simas se han refugiado las gramíneas, los musgos, y la mayor parte de las criptógamas.

»Durante seis dias enteros anduve por simas y pendientes horrendas, donde no habia vestigio alguno de camino ni sendero y donde jamás se habia impreso la huella de planta humana, hasta que llegué á un valle inculto y salvaje, rodeado de ásperas montañas y cavernas espantosas, y en medio del cual se alzaba una escarpada roca sirviendo de base á un castillo de excelente construccion y maravillosamente bello.

En algunas de estas simas se sentía el viento, que movía las florecillas de la entrada; en otras se oía claramente el estrépito de las olas.

Unos ratos parece que se para, que gime vencido por el horror del viento y que va á hundirse de popa; otros, que se precipita de quilla en la cuesta abajo de las simas que abre el vendaval.

el acento de mi Santa Madre como encaminando mis pasos al cielo por la senda misteriosa de la oracion, poblaban mis recuerdos los altares, algo de la blanca luz de mi risueña infancia coronaba las simas negras de mis desengaños y de mis dolores.

Pero lo que más confunde y desazona es observar que esos abismos no se abren sólo delante del observador, sino detrás y a cada lado; pegada a la entrada de la caverna, a la derecha, hay una sima casi tan tenebrosa y amenazadora como la del extremo inferior, y quizás contiene también otras tantas simas y hórridas cavernas, ramificándose en todas direcciones.

¡Porque el muerto está en pie! XLVII Yo me he asomado á las profundas simas De la tierra y del cielo, Y les he visto el fin ó con los ojos Ó con el pensamiento.

Yo me he asomado á las profundas simas.

Bebía y bebía de aquel vino, mucho mejor que el de Neleta; y el rojo líquido parecía excitar su apetito, abriendo nuevas simas en el estómago sin fondo.

Como la tierra madre, el corazón del hombre se abre en grietas, simas, para decirnos, una, la historia, de sus edades geológicas; el otro, la de sus edades espirituales.

Es esto tan cierto, que en la Historia de Saint Dié por Gravier, jamás se encuentra el nombre de Hylacomylus, mientras el canónigo Gualterio Lud, es mirado como bienhechor de Saint Dié, por haber establecido la imprenta que dirigía, y cuyas producciones mostraba con vanidad, llamándolas monumentos, honor de este pueblecito perdido al pié de las simas de la montaña de los Vosgos.

«No hay sitio alguno en los Alpesescribe un historiador de aquellos tiemposque pueda compararse con la aspereza de las simas y bosques de la isla de Santo Domingo».

No hay colores sobre la tierra que puedan ser comparados con los que ostentan los habitantes de las simas abisales.

8 Huid, volveos, escondeos en simas para estar, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él, al tiempo que lo tengo de visitar.

Los Españoles han tenido una confusa idea de este pais, que han llamado El Dorado; y un Inglés, nombrado el caballero Raleigh, llegó aquí cerca unos cien años hace; mas como estamos rodeados de intransitables breñas y simas espantosas, siempre hemos vivido exentos de la rapacidad europea, que con la insaciable sed que los atormenta de las piedras y el lodo de nuestra tierra, hubieran acabado con todos nosotros sin dexar uno vivo.

A la segunda jornada se atolláron en pantanos dos carneros, y pereciéron con la carga que llevaban; otros dos se muriéron de cansancio algunos dias despues; luego pereciéron de hambre de siete á ocho en un desierto; de allí á algunos dias se cayéron otros en unas simas: por fin á los cien dias de viage no les quedáron mas que dos carneros.

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