709 oraciones de ejemplo con teucro

El belígero Polipetes dejó sin vida á Astíalo; Ulises, con la broncínea lanza, á Pidites percosio; y Teucro, á Aretaón divino.

Fué éste el primero que mató á un guerrero teucro, á Agelao Fradmónida, que, subido en el carro, emprendía la fuga: hundióle la pica en la espalda, entre los hombros, y la punta salió por el pecho; Agelao cayó del carro y sus armas resonaron.

261 Siguieron á Diomedes, los Atridas Agamenón y Menelao; los Ayaces, revestidos de impetuoso valor; Idomeneo y su servidor Meriones, igual al homicida Marte; Eurípilo, hijo ilustre de Evemón; y en noveno lugar, Teucro, que, con el flexible arco en la mano, se escondía detrás del escudo de Ayax Telamonio.

Éste levantaba la rodela; y Teucro, volviendo el rostro á todos lados, flechaba á un troyano que caía mortalmente herido, y al momento tornaba á refugiarse en Ayax (como un niño en su madre), quien le cubría otra vez con el refulgente escudo.

273 ¿Cuál fué el primero, cuál el último de los que entonces mató el eximio Teucro?

Respondióle el eximio Teucro: «¡Gloriosísimo Atrida! ¿Por qué me instigas cuando ya, solícito, hago lo que puedo?

309 Teucro armó nuevamente el arco, envió otra saeta á Héctor, con ánimo de herirle, y también erró el tiro, por haberlo desviado Apolo; pero hirió en el pecho cerca de la tetilla á Arqueptólemo, osado auriga de Héctor, cuando se lanzaba á la pelea.

Héctor saltó del refulgente carro al suelo, y vociferando de un modo espantoso, cogió una piedra y encaminóse hacia Teucro con el propósito de herirle.

Teucro, á su vez, sacó del carcaj una acerba flecha, y ya estiraba la cuerda del arco, cuando Héctor, de tremolante casco, acertó á darle con la áspera piedra cerca del hombro, donde la clavícula separa el cuello del pecho y las heridas son mortales, y le rompió el nervio: entorpecióse el brazo, Teucro cayó de hinojos y el arco se le fué de las manos.

Teucro, á su vez, sacó del carcaj una acerba flecha, y ya estiraba la cuerda del arco, cuando Héctor, de tremolante casco, acertó á darle con la áspera piedra cerca del hombro, donde la clavícula separa el cuello del pecho y las heridas son mortales, y le rompió el nervio: entorpecióse el brazo, Teucro cayó de hinojos y el arco se le fué de las manos.

Acudieron dos compañeros, Mecisteo, hijo de Equio, y el divino Alástor; y cogiendo á Teucro, que daba grandes suspiros, lo llevaron á las cóncavas naves.

Si deseáis entraros por el ejército teucro, los tracios recién venidos están ahí, en ese extremo, con su rey Reso, hijo de Eyoneo.

Ojalá Ulises y el fuerte Diomedes trajeran del campo troyano solípedos corceles; pero mucho temo que á los más valientes argivos les haya ocurrido algún percance en el ejército teucro.

Y Néstor, caballero gerenio, les preguntó el primero: 544 «¡Ea, dime, célebre Ulises, gloria insigne de los aqueos! ¿Cómo hubisteis estos caballos: penetrando en el ejército teucro, ó recibiéndolos de un dios que os salió al camino?

Que nadie se vuelva atrás, hacia los bajeles, por oir las amenazas de un teucro; id adelante y animaos mutuamente por si Júpiter olímpico, fulminador, nos permite rechazar el ataque y perseguir á los enemigos hasta la ciudad.

Ojeó la cohorte de los aqueos, por si divisaba á algún jefe que librara del peligro á los compañeros, y distinguió á entrambos Ayaces, incansables en el combate, y á Teucro, recién salido de la tienda, que se hallaban cerca.

¡Tal carga dan los caudillos licios, que siempre han sido sumamente impetuosos en las encarnizadas peleas! Y si también allí se ha promovido recio combate, venga por lo menos el esforzado Ayax Telamonio y sígale Teucro, excelente arquero.

Y si también aquí se ha promovido recio combate, vaya por lo menos el esforzado Ayax Telamonio y sígale Teucro, excelente arquero.

» 370 Dichas estas palabras, Ayax Telamonio partió, acompañado de Teucro, su hermano de padre, y de Pandión que llevaba el corvo arco de Teucro.

Difícilmente habría podido sospesarla con ambas manos uno de los actuales jóvenes, y aquél, la levantó y tirándola desde lo alto á Epicles, rompióle el casco de cuatro abolladuras y aplastóle los huesos de la cabeza; el teucro cayó de la elevada torre como salta un buzo, y el alma separóse de sus miembros.

Teucro, desde lo alto de la muralla, disparó una flecha á Glauco, esforzado hijo de Hipóloco, que valeroso acometía; y dirigiéndola adonde vió que el brazo aparecía desnudo, le puso fuera de combate.

400 Pero en el mismo instante acertáronle á Sarpedón, Ayax y Teucro: éste atravesó con una flecha el lustroso correón del gran escudo, cerca del pecho; mas Júpiter apartó de su hijo la muerte, para que no sucumbiera junto á las naves; Ayax, arremetiendo, dió un bote de lanza en el escudo, penetró en éste la punta é hizo vacilar al héroe cuando se disponía para el ataque.

Fué primero á incitar á Teucro, Leito, el héroe Penéleo, Toante, Deípiro, Meriones y Antíloco, aguerridos campeones; y para alentarlos, les dijo estas aladas palabras: 95 «¡Qué vergüenza, argivos, jóvenes adolescentes! Figurábame que peleando conseguiríais salvar las naves; pero si cejáis en el funesto combate, ya luce el día en que sucumbiremos á manos de los teucros.

Teucro acudió corriendo, movido por el deseo de quitarle la armadura; pero Héctor le tiró una reluciente lanza; viólo aquél y hurtó el cuerpo, y la broncínea punta se clavó en el pecho de Anfímaco, hijo de Ctéato Actorión, que acababa de entrar en combate.

» 311 Respondióle Idomeneo, caudillo de los cretenses: «Hay en el centro quienes defiendan los navíos: los dos Ayaces y Teucro, el más diestro arquero aquivo y esforzado también en el combate á pie firme; ellos se bastan para rechazar á Héctor Priámida por fuerte que sea y por incitado que esté á la batalla.

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