63 oraciones de ejemplo con yo cantas

66 En la lista de la tarde el jefe nos cantó el punto diciendo: quinientos juntos llevará el que se resierte; lo haremos pitar del juerte, mas bien dese por dijunto.

¡La corneta era yo! ¡Yo cantaba con la corneta en la boca! Los hombres, los pueblos, las notabilidades[25-2] del arte se 20 agrupaban para oírme....

No había una flor en toda la inmensidad de la cuesta; mi fatiga siempre grande, mi carga siempre molesta, y los labios de mi musa no me daban la respuesta... Y mientras yo meditaba sobre la virgen cuartilla, penetró por mi ventana un ave de pesadilla; yo pedí que me cantara un canto de maravilla, y el ave mató la luz de la candela amarilla.

«Si hubieras sido albañil, carpintero o, pongo por caso, celador del resguardo, otro gallo me cantara».

Si me viera mi Jáuregui, otro gallo me cantara.

Vamos, don Bernardino, confiese usted que esto se acaba, de seguir así; si las economías y la buena administración y la política honrada y todo eso que usted nos canta ahí, no es infundio puro, ¿por qué continúa el oro su viaje a las regiones etéreas? Calma, mi amigo, ¿acaso pretende usted que la situación se normalice de golpe y porrazo?

Y, volví otra vez, y otra vez... Aguanté las burlas del viejo, bebí el café que su mujer me hacía, y escuché con beatitud las lindas arias que Yolanda me cantaba; aunque la música... en general... Cuanto más iba a Krakowitz, tanto más incómodo me sentía; pero era como si me arrastraran allá mil brazos, y no podía resistirme de ningún modo.

Pepita, después de rasguear primorosamente la guitarra tres o cuatro veces, se la pasó a Gloria, diciendo: Hija mía, basta de pichoneo... A ver si nos cantas alguna copliya salaíta de esas que sabes.

Irá mucha gente; tendremos al famoso X., que nos improvisará de lo lindo; T. nos cantará de sobremesa una rondeña con su gracia habitual; y por la noche, J. cantará y tocará alguna cosilla.

Sin embargo, salimos de presidio, y como yo era hombre de bien, contúveme; pretendí, pero como no anduve por los cafés, ni peroré, medios que exigían entonces las circunstancias para prosperar, no sólo no me emplearon, sino que me cantaron el trágala.

estábamos en el avant-scène, con los attachés de la legación turca, y la muy ricotona me cantaba a solo todos los couplets... la sala ardía de envidia!...

Tengo mucha gente: tendremos al famoso X., que nos improvisará de lo lindo;{134-3} T. nos cantará de sobremesa una rondeña con su gracia natural; y por la noche J. cantará y tocará alguna cosilla.

Pepita, después de rasguear primorosamente la guitarra tres o cuatro veces, se la pasó a Gloria, diciendo: Hija mía, basta de pichoneo... A ver si nos cantas alguna copliya salaíta de esas que sabes.

Enmudece entonces en él la nota festiva y riente, y ora prorrumpe en gritos de protesta contra lo que considera indigno, ora nos canta, como Richepin, la canción melancólica de los desgraciados.

Y cuando el champaña me cantó su canto, Por una ventana vi que un negro manto De nube, de Febo cubría el encanto.

La adolescencia es ida, y los años de las dulces cosas juveniles, cuando Julieta nos canta con su dulce voz vencedora de la de la alondra: «¡No te vayas todavía!»

Compañero, que traes en tu lira extranjera caras rosas nativas a nuestra primavera, y que tu Ranz nos cantas en el modo español, ¡que la América escuche tu noble melodía y a Suiza, Buenos Aires pueda enviar algún día tu cabeza lunática coronada de sol! 1895.

digo que si yo hubiera sido como otros que van á las redacciones con la denuncia del enjuage A, del enredo B..., otro gallo me cantara...

Bien se acordará de aquellos tiempos el padre Piñón, que me quería en extremo por el fervor y excelente voz con que yo cantaba las cosas de iglesia, y porque me suponía tan humilde y sencillo, que siempre andaba diciendo que yo iba á ser un santo.

Si yo no te hubiera conocido nunca... ¡otro gallo me cantara! Así acabó aquel encuentro, cuando ya empezaba la gente á formar corrillo alrededor de los dos amigos.

Si viviera mi Fidela, ó mi Silvia, si me vivieran las dos, otro gallo me cantara.

En la lista de la tarde El Jefe nos cantó el punto, Diciendo "quinientos juntos Llevará el que se resierte; Lo haremos pitar del juerte, Más bien dése por dijunto".

Fueron con el viento en popa mientras yo cantaba en mi guitarra, muy alegres, sin alteracion del mar, ni estorbo de enemigos, hasta que descubrieron las torres por la costa de Argel, y luego la ciudad, que como los tenian perdidos, hicieron grandes alegrías en viendo que eran las galeotas del renegado.

Se burlaban de Muñagorri y de sus planes y me cantaron varias canciones contra él.

Si es Flotow el que priva, hay que saber, por lo menos, entonar a media voz, con los ojos fruncidos, las uñas clavadas en el pecho, y mucho arrastre de amargura, aquello de ¡Marta Marrrrrrrrrrta! como nos cantaban en una ocasión todos los señoritos que venían de Madrid, empeñándose en que había uno de llorar oyéndolos, porque en el Real lloraba toda la gente cuando lo cantaban Talini... o Cualini, tenores de mucho sentimiento.

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