153 oraciones de ejemplo con escéptica

«¡Cómo lo miras, bribona!pensó la escéptica y observadora doña Lupe.

» pensaba la alemana, que en el fondo, para sus puras soledades, era más escéptica que Sebastián.

Con escéptica mirada ha presenciado el desfile de los asesinos, de los septembristas, y de los guillotinadores, primero en carro y luego en carreta.

Eso nada significa!contestó la escéptica Catalina.

Me ha disgustado siempre la ligereza escéptica con que los sabios de bufete suelen acoger lo que los marinos nos dicen, por ejemplo, de la altura de las olas.

» Estas palabras de Zakunine que la habían humillado y ofendido cuando no eran más que una escéptica previsión, habrían sido confirmadas por el hecho, expresado la realidad, si ella hubiera cedido al amor de Vérod: entonces el escéptico, el negador, el blasfemador hubiera tenido razón; la fe en que la creyente se sostenía contra él se había reducido como él quería reducirla, a una mentira, a una hipocresía.

Laura se había puesto escéptica en materia de novios.

Luego quiso seducirla un cura, y se hizo escéptica.

¡Oh! ¡! me ha bastado con lo que Amparo me ha dicho de usted, y con verle después una sola vez, para comprenderle: tiene usted el alma virgen, sedienta, cansada de un mundo donde no vive bien: hastiada de todo, escéptica, porque ha perdido la esperanza, y ha encontrado usted en Amparo algo de lo que buscaba y no había podido encontrar.

Es esa la maravilla del Don Juan; el drama está en la música más que en la palabra y pienso que hasta sin el juego escénico, se necesita ser muy lego en la materia para no sentir y comprender la intención de la frase musical y no adivinar, tras las melodías que Mozart hace cantar a su héroe, el alma voluptuosa, ligera y escéptica del seductor... ¡Pobre Don Juan!

¡Bah!contestó el jesuíta con escéptica sonrisa.

¡Ay, hija mía!contestaba doña Esperanza con sonrisa escéptica como persona muy conocedora de las debilidades del mundo.

Pero, como pasaron fugitivas la ventada por la tierra y el astro por el cielo, así aquella intensa emoción de la dama huyó también fugaz, y una escéptica sonrisa apagó la inquietud de los radiantes ojos.

¡Oh, el dolor!...El dolor ajeno como espectáculo artístico, piensa la escéptica observadora, es curioso y notable.

» Y aplicábase las terribles lecciones: Yo quiero lo que Ana María quiere... Soy una loba con más poder que el suyo, y le arrebato su botín... De súbito, en la hueca resonancia de tales sofismas, rodaba gimiente el arroyo de la misericordia, y la escéptica se apretaba el corazón con las dos manos, confusa y rebelada contra unas «vulgares emociones» que no razonan los filósofos, ni los materialistas definen.

¿Qué hechos deshonrosos son esos? ¡Y lo pregunta el hipócrita!... ¡Aquí! ¿Aquí... qué? Disimulas; pero tu semblante lívido declara tu culpa, y ante la conciencia sublevada, hasta el cartón de tu máscara escéptica palidece.

«Hoy, dice el mismo Arguedas, una nueva generación forjada al calor de generosos ideales, decepcionada del poder de las revoluciones, escéptica del prestigio popular de los caudillos, llena de bríos, generosa, preparada, idealista, soñadora, surge».

No es escéptico como Hamlet: la tésis escéptica no es aquí más que provisional, y cede ante una tésis dogmática más alta.

Antes que las palabras hayan concluído de salir de la boca del actor ó del conferenciante, ya han sido cogidas al vuelo y á veces comentadas con un chiste, una exclamación oportuna ó una sonrisa graciosa y escéptica, mientras que los ojos, siempre inquietos y burlones, descubren los flirteos de los palcos y juzgan de los tocados, moños y perendengues de toda la sala.

» Una sonrisa escéptica acogió mi baladronada.

Ciertamente, la actitud revisionista y un poco escéptica hallábase plenamente justificada hace cincuenta ó sesenta años, cuando la fina anatomía, aún en cierne, carecía de métodos de coloración precisos y terminantes.

La cortesana acabó por acostumbrarse á aquel amante sumiso, siempre á sus pies, que deseaba morir por ella, mostrando su adoración con un apasionamiento de bárbaro, tan distinto de la escéptica y burlona cortesía de los atenienses.

Las poesías de Andrade son harto difíciles de juzgar con acierto y suscitan multitud de dudas y cuestiones, supongo que en la mente de todos, y de seguro en la mía, sobrado escéptica quizás, pues no sólo halla muy sujeta á errores la aplicación de las reglas que sirven para juzgar y apreciar las obras de un singular poeta, sino que, aun en las reglas mismas, nota cierta confusión, contradicción é incertidumbre.

Una mediocracia sin ideales,como un individuo ó un grupo,es vil y escéptica, cobarde: contra ella cultivan hondos anhelos de perfección.

Desde la edad de 30 años había salido de Florencia, cuyas ásperas pasiones eran intolerables para su naturaleza delicada, un poco tímida, y su inteligencia serena y escéptica, abierta para todo y que todo comprendía.

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