45 colocaciones para argentinas

Esta palabra, puedo asegurarle al Sr. Abeille, es de introducción relativamente reciente en el "idioma nacional de los argentinos".

INTRODUCCIÓN Creo poder asegurar que el número total de argentinos que han llegado a la ciudad de Bogotá desde el siglo XVI hasta la fecha, no excederá de diez, inclusive el personal de la legación que iba por primera vez en 1881 a saludar al pueblo en cuyo seno se desenvolvió la acción de Bolívar.

Los unitarios pudieron equivocarse y la historia empieza ya a juzgar severamente los errores de los más preclaros de entre ellos; pero la pureza de intención de los que elevaron a Rivadavia a la presidencia, será siempre un título de respeto para todas las generaciones de argentinos.

Quedó abierto desde entonces el abismo que había de separar hasta más allá de la tumba el alma de estos dos argentinos.

Después sonaba una campana de argentino toque.

Una campanilla de argentina voz sonó tres veces e inmediatamente estalló un concierto de voces varoniles, foscas, compungidas y quejumbrosas, que recordaban las procesiones de esqueletos de las leyendas fantásticas.

Su mismo lenguaje representa para el futuro castellano de los argentinos, lo que el del Romancero para el actual idioma de España.

La creencia en la fortuna fácil ha borrado de la conciencia de los argentinos, las inquietudes que pudiera provocar el pensamiento de la carga que en forma de deuda, se echaba sobre hijos y descendientes.

Y todos los años, amigo Isidro, llegan a Buenos Aires hombres ilustres con el pretexto de dar conferencias, pero en realidad para satisfacer la curiosidad de los argentinos y para orgullo de las numerosas colonias europeas, que al exhibir y festejar al compatriota célebre, parecen decir: «No todos somos unos ignorantes que aramos la tierra o vendemos detrás de un mostrador.

No sirve para nada que un empresario estadounidense haga un discurso excelente para un argentino durante una videoconferencia multilingüe en la web si hace también el gesto 'O' con el pulgar y el dedo índice, aunque su discurso esté traducido en un español argentino perfecto.

M. Martigny, uno de los pocos franceses que habiendo vivido largo tiempo entre los americanos, sabía comprender sus intereses y los de Francia en América, francés de corazón que deploraba todos los días los extravíos, preocupaciones y errores de esos mismos argentinos a quienes quería salvar, decía de los antiguos unitarios: «son los emigrados franceses de 1789; no han olvidado nada ni aprendido nada».

Apenas hay un pueblo en América que tenga menos fe que el argentino en un pacto escrito, en una Constitución.

Yo, que de la argentina tierra siento el influjo en mi mente «llevo mi palma y canto a la fiesta del gran argentino.

Me es muy lisonjero encontrar en la generalidad de los argentinos el deseo y la firme resolución de contribuir a que nuestra querida patria se constituya al fin un sistema de leyes digno de sus antecedentes de gloria y capaz de conducirla al grado de prosperidad que le corresponde.

Y sus históricas llamas animarán genios y famas al argentino Arco Triunfal.

La modestia, la instrucción muy limitada, la circunspecta gravedad del argentino parecieron al hijo de Venezuela signos de espíritu mediano, que debe al acaso, á accidentes fortuitos, la gloria adquirida; mientras que la movilidad, la imaginación impetuosa, la sed inextinguible de aplausos y de honores que poseían á Bolívar, parecieron á su rival síntomas inequívocos de la vanidad más pueril, de la ambición más desenfrenada.

Continuó Ojeda por el lado de babor, saludando a las «potencias hostiles» y a un grupo de argentinos y brasileños que hablaban de las estancias rioplatenses, de las fazendas de café, del valor de los campos, mezclando cantidades de leguas y millones de pesos.

Pasaron ante ellos los hijos mayores del doctor Zurita con otros jóvenes argentinos que regresaban de París.

El caballo es una integrante del argentino de los campos; es para él lo que la corbata para los que viven en el seno de las ciudades.

Tal ha sido la labor de los argentinos en los últimos treinta años, y todos los hombres que han gobernado, surgiendo de partidos diferentes, han seguido la misma senda.

Las llanuras colombianas como las argentinas son propicias á la noble raza del caballo.

No tenía amigos franceses, y al salir á la calle, sus pasos le encaminaban instintivamente hacia los lugares de reunión de los argentinos.

Hasta entonces, como supongo pasa hoy mismo a la mayoría de los argentinos, aun en su parte ilustrada, sentía en , al par de la natural e instintiva simpatía por la España (y al hablar así me refiero a los que tenemos sangre española en las venas) cierta repulsión a acatar sumisamente las reglas y prescripciones del buen decir, establecidas por autoridades peninsulares.

La comparación de lo que cuesta á Chile su ejército actual, que no alcanza á la mitad del argentino, es altamente instructivo.

Es así que miles de extranjeros son argentinos de corazón, son padres de argentinos, están vinculados íntimamente á nuestra vida y sin embargo no tienen carta de ciudadanía, ni la ley los reconoce ciudadanos.

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