» En este punto de su narración, vió Schahrazada que iba á amanecer, y se calló discretamente, sin aprovecharse más del permiso.

Tres días después de esto, al entrar en la botica, notó que Ballester y Quevedo hablaban, y que al verle llegar a él, se callaron súbitamente.

Nombra este, como comisionados del gobierno revolucionario de Buenos Aires, á D. Bernardino Rivadavia y al jeneral Belgrano, callando absolutamente el nombre de D. Manuel de Sarratea.

A la voz del anciano y ante su brazo erguido, calló inmediatamente el redoble del tambor y la línea entera se detuvo.

Yo callaba entretanto; toda la sangre me subía a la cabeza.

Las estrellas, que de fijo sabían más de esas cosas sublimes que los hombres, callaban eternamente; callaban y brillaban.

Pero don Antolín no podía callar fácilmente cuando se trataba de la vida económica de la Primada.

¡Oh discreto y tácito farmacéutico, que sabe callar tan filosóficamente y que no guarda para nuestra miseria la menor sonrisa de desprecio! Alguna vez me ha arrastrado a la botica un malsano instinto de curiosidad, y allí me he complacido en asistir al desarrollo y tránsito de los gestos, las palabras, los elocuentes detalles del público, que acude con sus recetas y con su zozobra.

Finalmente, se calló también y no se oyó más.

Y callaba igualmente su pelea con el amo, después de salvar a Mari-Cruz; la franqueza con que le había censurado y el arrebato de don Luis queriendo abofetearle, como si fuese un matón de su comitiva.

Don José callaba tristemente; aquello no le agradaba; pero desde que se supo la próxima llegada a Madrid de su hijo mayor, tenía el alma combatida por los mismos presentimientos que agitaban a Pepe, y escuchándole hablar, le parecía oírse a sí propio.

6 Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás.

Que, cuando no pesca, habla de lo que ha pescado y de lo que piensa pescar, y que miente en la mitad de lo que habla entonces, también por sabido se calla.

Y calló nuevamente; durante largo tiempo los guerrilleros permanecieron escuchando; pero la visión había pasado.

El joven callaba obediente, temiendo que el recuerdo de su torpe audacia surgiera de nuevo en la conversación, sin ánimo para acortar la distancia que les separaba en el banco.

Y Lucía reía, y daba por cosa cierta que, aunque Sol era niña recatada, ya le había dicho que Pedro Real le parecía muy bien, y se la veía que le llevaba en el alma: lo que a Juan no parecía un feliz suceso, aunque prudentemente lo callaba.

á replicar el primer celador cuando acudió un tercero, atraído por lo que se disputaba: ¿Queréis callar, que todo se os va por la boca?

El hombrecito de los velos blancos tuvo que callar repentinamente para afirmarse sobre sus pies y no caer de una altura tan enorme.

Mirole el seminarista como diciéndole: ¡a mí con esas! pero se calló respetuosamente.

¡Ese hombre compadecido y mimado, va a vivir más que tú, más que yo..., acaso más que el otro! Dulce Nombre callaba escondiendo su intensa desolación.

Aunque le falte comida, callará dignamente, como un guerrero o un estoico.