24 Verbos a usar para la palabra vasca

La marinería era completamente patibularia; quitando los vascos, que iban al lado del capitán por codicia, campesinos en su mayoría, y otros dos o tres, los demás eran una colección de borrachos, de ladrones, de presidiarios, lo peor de lo peor, el detritus de los puertos de las cinco partes del mundo.

La camarilla de confianza de Zaldumbide la formábamos cinco vascos: Tristán de Ugarte, el piloto, que era de Elguea; Albizu, de Pasajes; Burni, de Ondarroa; Arraitz, de Fuenterrabía, y yo.

Como he dicho, la sobrecámara de la toldilla tenía una trampa que daba a la cámara del capitán; por ella bajamos nosotros y cerramos la puerta de nuestra cámara, donde solíamos dormir los vascos.

El hombre de la costa no ha querido que sea un delfín, ni un tiburón, ni una ruina; ha decidido que sea la cabeza de un monje y le ha llamado así, en vasco: Frayburu.

Si en estos días de fiesta algún vasco, imitando a los demás, blasfemaba, Zaldumbide le castigaba cruelmente.

Aquel Port Royal que se debía a un vasco, el abate de Saint-Cyran, vasco como Íñigo de Loyola, y como el que estas líneas traza, lleva siempre en su fondo un sedimento de desesperación religiosa, de suicidio de la razón.

Una desagradable impresión de espinas me reveló que había salvado el obstáculo: pero ¡oh dolor! en el trayecto se me había caído la sandía, que yacía entre las aguas cenagosas del foso! Me detuve y observé a mi vasco: ¿daría el salto?

Ahora que Rosas ha llevado la destrucción a Montevideo, porque este genio maldito no nació sino para destruir, los emigrados se agolpan a Buenos Aires y ocupan el lugar de la población que el monstruo hace matar diariamente en los ejércitos, y ya en el presente año propuso a la Sala enganchar vascos para reponer sus diezmados cuadros.

No; el que más se aproxima a la idea que Ud. expresa es el juego de pelota, que en un tiempo fué más popular en Hispano-América que en España misma, de donde sin embargo procede, después de haber sido introducido por los vascos.

¡Ah, si los campos de la Pampa pudieran poblarse de vascos! Sobre este modelo de centro agrícola, hemos podido apreciar la necesidad de fomentar en el territorio tan importante colonización.

El italiano Pigafetta, cronista de esta expedición, rematada gloriosamente por el vasco Del Cano, dice así: «La galleta que comíamos no era ya pan, sino un polvo mezclado con gusanos, que habían devorado toda la substancia, y que tenía un hedor insoportable por estar empapada en orines de rata.

No recuerdo haber robado nunca unos melones a ningún vasco.

Por otra parte, la política natural de las grandes nacionalidades tenía que separar a los vascos de un lado y otro del Pirineo, cortando poco a poco las fibras sentimentales comunes.

Pero gav significa río, y puede ser hallado en nuestro Avon; Humboldt lo deriva del vasco gav, «caverna o cueva».

La invasión de las huestes godas sorprende a los vascos en momentos de crisis honda, cuando aun convalecientes de sus duras batallas con los romanos, no habían tenido tiempo de constituirse y de organizarse.

El hidalguismo es quizá la cosa que más íntimamente sume al vasco en el troquel español.

Ahora, el poeta vuelve a su estrofa; mas, para no repetirse en un cuadro forzosamente análogo, sólo empleará dieciocho versos: Se tiró al suelo al dentrar, Le dió un empellón a un vasco Y me alargó un medio frasco DiciendoBeba, cuñao.

Había visto al vasco francés muchas veces bailando con la Ignacia y creía que tenía alguna inclinación por ella.

Viguerie odiaba cordialmente a todos los extranjeros porque no iban a su hotel; no podía soportar a los judíos del barrio por su carácter económico, y como era del centro de Francia, tenía antipatía por los vascos, que además no iban tampoco a su fonda.

Yo la vide, patrón,respondió el capataz;murió de grano malo y por eso no mandé cueriarla... El estanciero, sin dignarse mirar ni responder al descargo de su subalterno, continuó: En la majada del Bajo Chico vide sinnúmero de ovejas señal horqueta del vasco Ismendi.

El navarro bebe su peralta, el vasco su chacolí, que es un vinillo ordinario muy inferior a nuestra buena sidra.

En arte, en política, en todos los afanes príncipes busca el vasco el lugar del peligro y de la gloria, ¡y no consigue la genialidad, y se limita a ser piloto!...

Su rico compatriota el vasco, orgulloso de sus prados infinitos y de sus ovejas enormes como mastines, se complacía en decir á algún vagabundo que pasaba junto á su propiedad: Si llegas á cargarte esa oveja, te la regalo.

Conozco por ejemplo dos vascos, Miguel de Unamuno y Ramiro de Maeztu, en quienes el influjo parisiense es nulo;

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