39 Adjetivos para describir alborotos

Naturalmente, hubo un pequeño alboroto; las madres le hicieron callar á fuerza de chinelazos y pellizcos.

Era esto harto común en aquellos tiempos de alborotos continuos, y la berlina avanzó, sin acortar su carrera, hasta la calle de Alcalá, para tomar luego por la del Barquillo.

Y esto, gracias a tres o cuatro cocottes que venían a Río contratadas para el Alcázar, según decían, que se daban suntuosos aires de artistas, pero que el comisario de a bordo, que debía conocerlas a fondo, amenazaba con enviarlas a perorar sur le gaillard d'avant cada noche que el alboroto promovido por las ninfas se hacía insoportable.

Se reunieron con el Mosca algunos granujas y desocupados, comparsas de todos los alborotos populares, y nos llevaron al Ayuntamiento.

Colocaron a esta respetable familia dentro de un carro escoltado por gendarmes, y la condujeron en medio de un espantoso alboroto y de gritos de muerte hasta Autún.

Ahora que va a haber jaleopensé yo; y, efectivamente, no hicieron más que salir, cuando se armó un alboroto terrible.

Los teucros y Héctor, promoviendo inmenso alboroto, hacían llover sobre ellos dañosos tiros.

Habiendo finalmente ámbos sosegado un poco el alboroto de su pecho, dixo en breves palabras Zadig por qué acaso se encontraba en esta pradera.

La matanza de un cerdo cebado es un acontecimiento en las familias españolasque, por lo general, engordan unotan festejado como el natalicio de un hijo; además, es imposible que permanezca oculto por el alboroto enorme que se arma.

Y los Señores, despues de algunas discusiones con dichos individuos, les significaron que para proceder con mejor acuerdo, representase el pueblo aquello mismo por escrito, sin causar el alboroto escandaloso que se notaba: con lo que se retiraron.

Todo ocupa su sitio; las figulinas, los tapices y los muebles aparecen colocados, sin duda, donde deben estar, y, sin embargo, yo siento á mi alrededor algo extraño, un latido caliente y febril de impaciencia, como si la alfombra y los cuadros y los sillones y los viejos bargueños que decoran la habitación, participasen, en virtud de inexplicables magnetismos, del recio y prolongado alboroto espiritual del escritor.

En cuanto me vieron las máscaras, movieron un alboroto formidable, y corrieron al asalto, subiendo la escalera y penetrando en mi habitación, que asordaron con sus gritos y tocatas.

¡Han sido dos o tres!... ¡Morrales! ¡Golfos!... ¡No llores, hija! POLINIO.—¡Cálmate, cálmate, Antoñita! (Sigue oyéndose fuera un alboroto horrible.

Entre tanto; nuevo alboroto infantil en la calle con la aparición de toda la clerecía de San Marcos, la manga-cruz y los ciriales, los tres curas revestidos, y luego, en dos alas, como un par de docenas de ellos con sobrepelliz y bonete.

Esas cuatro entidades se agitan, se atacan, se estropean y golpean conjuntamente, formando los tres primeros individuos un alboroto infernal, y levantando las ocho ó diez mulas bravías que les están asociadas una nube de coces y de polvo, dentro de la cual se cierne una lluvia de latigazos y garrotazos.

Hablaban poco y eran muy comedidas en sus ademanes y modo de vestir, pero la jovialidad y avispada brillantez de sus ojos claramente designaban el íntimo alboroto de sus pensamientos y apetitos.

Sobre lo cual le hablaron con tal resolucion, que temiendo mayores alborotos tomó la vuelta del Perú.

¡Qué alboroto por la escalera, tan medrosa para ellos

El tío Frasquito le escuchaba atento y boquiabierto, creyendo ver apuntar en el corazón apasionado de Malek-Adhel aquellos alborotos misteriosos que trocaron los de Rancés y Mañara... Mas de repente, dejando Jacobo el tono sentimental de su perorata, preguntóle en prosa llana dónde andaba a la sazón su mujer Elvira.

»Ya en el puerto de la ínclita Ulisea, con alboroto noble y con trabajo, donde su arena y agua que azulea en el salado mar la mezcla Tajo, está la flota a punto, y ya desea cada cual al partir hallar atajo, que la gente del mar y la del Marte están para seguirme a cualquier parte.

Fué el primero el alboroto ocurrido en Sicilia á principios de 1647.

A Francisco Roldan, autor de todos los alborotos y levantamientos pasados, y á D. Hernando de Guevara, que ahora se habia alzado, y á los demas que estaban para ahorcar, no supe que penase ni castigase en nada, los cuales yo vide pocos dias despues desto, que yo á esta isla vine, sanos y salvos, y harto más que el Almirante y sus hermanos prosperados, si llamarse puede, aquella vida que tenian prosperidad y no más infelicidad.

No hubo ni grito, ni denuesto, ni alboroto posterior.

Así no es extraño que siempre me produzcan vivo y purísimo alboroto espiritual esas cartas de felicitación que, de cuando en cuando, recibimos los que escribimos para el público.

¡Está mudo, está mudo! gritaron llenas de consternacion, armando inmediatamente un regular alboroto.

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