43 Adjetivos para describir letargo

Si tu corazón de oro el Sol de mi amor no advierte, déjame que lo despierte de su letargo profundo, para que viva en el mundo junto al mío hasta la muerte.

Gloria se sumergía lentamente en las cóncavas honduras de un letargo febril.

Dormía con el letargo doloroso ó indeciso que representa todas las visiones de la vigilia anterior de un modo incoherente y monstruoso.

Al amanecer, sin embargo, me rindió el sueño; mejor dicho, un pesado letargo, del cual me sacó la voz de mi hija.

Ferragut se sumió varias veces en un letargo mortal, con los pies hundidos en el agua que llenaba el fondo del bote.

Es un error; fuera de esa arquitectura característica de decadencia, los árabes no tenían una sola idea que valiera el vigoroso y amplio ideal cristiano, susceptible de obscuridades transitorias, pero fecundo en su germen, próximo a renacer de su prolongado letargo de la Edad Media y a sacudir las cadenas del misticismo, para estallar soberbio en el cinquecento.

La enojosa permanencia y quietud en el lecho le ocasionaba insomnios frecuentes, cuando no letargos breves y febriles, acompañados de pesadillas o alucinaciones.

No tardó en caer en penoso letargo, lleno de visiones disparatadas y horribles, sin darse cuenta del tiempo que estuvo en tal disposición.

No nos maravillemos pues, de que Morsamor, que también veía la danza y escuchaba el trompeteo, viniese a caer en hondísimo letargo.

Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.

Todo estaba cerrado y en silencio, y sin duda los habitantes de la casa estaban sumergidos en el agradable sopor de la siesta ó en el letargo espiritual de la contemplación religiosa.

La salud penetraba como un torrente en su marchito cuerpo, prestándole una fuerza incomprensible; entraba en una vida plena y divina donde no existen los dolores, en un letargo extático lleno de molicie, del cual nacían muchedumbre de vagos deseos, como flores que abren su cáliz un instante y difunden por el aire su perfume.

Entonces tuvo impulsos de llamarle; gritó; no fué oído; lloró lágrimas de desesperación; golpeó violentamente con sus manos la puerta y el cerrojo, y al fin, cediendo á la fatiga y al trastorno mental, cayó de nuevo en aquel letargo extraviado y doloroso de que le sacara momentos antes la llegada de su tío.

Granada despertó de nuevo como un guerrero que sale de un letargo ignominioso: los caudillos y el consejo participaron del entusiasmo general, y de comun acuerdo despacharon un mensagero á los Soberanos con una contestacion, en que declaraban, que primero sufririan la muerte que entregarles la ciudad.

En nuestros climas hasta las plantas parecen raquíticas y como temerosas del inevitable letargo invernal.

Su sueño era un letargo inquieto que se interrumpía a cada instante con violentas sacudidas y terrores.

En nuestros climas hasta las plantas parecen raquíticas y como temerosas del inevitable letargo invernal.

La salud penetraba como un torrente en su marchito cuerpo, prestándole una fuerza incomprensible; entraba en una vida plena y divina donde no existen los dolores, en un letargo extático lleno de molicie, del cual nacían muchedumbre de vagos deseos, como flores que abren su cáliz un instante y difunden por el aire su perfume.

Como quiera que ello sea, lo cierto es que aquellos trompeteros o sonadores de kerna podían ya, por virtud de la ciencia oculta custodiada en Oriente, emplear la fuerza del alma y producir el letargo magnético en quien se les antojaba.

Aquella fiebre angustiosa que llenaba la imaginación de alucinaciones terribles, haciéndole sufrir tan grandes tormentos, había degenerado en lento marasmo, en un letargo moral que le embrutecía.

Comenzaba yo, entre sueños, á reparar en la tan, para , inusitada música, y tal vez hubiera conseguido no salir con ella del plácido letargo que me dominaba, cuando la tos, las pisadas y los gritos de mi tío que entraba en la alcoba con el objeto de despertarme, ahuyentaron completamente el sueño que, por ser el de la aurora, es el que más me gusta.

Misión providencial de los hijos de Iberia era sin duda sacar a los unos de la abyecta postración en que habían caído y despertar a los otros del sueño secular, del profundísimo letargo en que estaban.

Es un caso de sueño ó letargo prolongadísimo, del cual se despierta al cabo.

Después de un breve letargo reparador, no hace falta más.

En un rincón, un banco se ofreció á mi fatiga; me dejé caer en él; y, sin ser poderoso á resistir, rendido, exánime, cedí á un letargo repentino, de esos que saltean al jinete sobre su montura, al timonel con la mano en la caña.

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