21 Adjetivos para describir maraña

Al pobre muchacho, en vez de servirle de algo cuanto yo le digo, va a armarle en la cabeza una confusa maraña, un enredo, un caos inextricable.

Metióse las manos en los bolsillos, y miró detenidamente aquella inextricable maraña, silbando débilmente aires truncos.

Los hierbajos cubrían el suelo en apretadas marañas, matizando la primavera su verde oscuro con el blanco y el rojo de las flores silvestres.

El hijo de Latona, airoso, cercada la sien por la artística maraña de sus rizos grandiosamente ensortijados; avanzando un pie de corte tan elegante, curvado y prolongado, que se diría que hollaba nubes, en vez del mármol rojo del pedestal, empuñaba con la diestra el Arco de plata, y con la siniestra echaba atrás el manto de armoniosos pliegues, que una fibula sujetaba al hombro.

El pelo triste y sin brillo asomaba alborotado bajo el pañuelo, guardando en sus marañas briznas de paja y granos de tierra.

Ese desorden aparente de la maraña cerebral, tan alejada de la regularidad y simetría de la médula espinal y cerebelo, esconde un orden profundo, sutilísimo, actualmente inaccesible.

A mujeriegas sobre los lomos de su caraballa, y a los graves pasos del animal, recitaba los primeros cuartetos de la ofrenda A Celia, en medio del religioso silencio de la tarde, interrumpido de vez en cuando por perdices camineras que salían de la maraña, disparadas a causa de los chapotazos de la caraballa.

Mimbrales delgados, cañas de idilio, marañas de arbustos de hoja ya enferma, se diluyen con tonos de acuarela en la paz rubia, en la claridad muriente de la tarde corta.

, de Pago Chico,y en primísimo lugar cuanto á las damas y al amor, con sus enredadas marañas se refiere,destinados á la polilla y el polvo del olvido, si la muestra presente no despierta el interés y la atención que nos atrevemos á esperar.

Además es imposible que establezcamos las verdaderas responsabilidades y que desembrollemos la maraña de pruebas enredada al rededor de tu cabeza, si no estás á nuestro lado para trabajar y guiarnos.

Junto á una espesa maraña había otro charco de sangre; pero allí se perdía el rastro.

Desconocíanse todavía agentes tintóreos capaces de teñir selectivamente las expansiones de las células nerviosas y que consintieran perseguirlas, con alguna seguridad, al través de la formidable maraña de la substancia gris.

Una picazón eterna parecía martirizar su arrugada epidermis, y los gruesos dedos hurgaban en los sobacos, se deslizaban bajo el pañuelo, hundiéndose en la maraña gris, y tan pronto hacía temblar con sus tremendos rascuñones el enorme vientre que caía sobre las rodillas cual amplio delantal, como con un impudor asombroso remangábase la complicada faldamenta de refajos para pellizcarse en las hinchadas pantorrillas.

La Historia, la verdadera Historia, cuya fría limpidez contrastaba con la intrincada maraña de prodigios de los cronicones leídos en la niñez, abatió gran parte de sus creencias.

Un libro roto, con las hojas por el suelo, hundidas en la maraña del monte, manchadas de fango, despedazadas.

* * * * * Hasta para ese día de locura, de gritos, de estar con los cabellos sueltos y el camisón blanco de dormir todo el día, sirve la Quinta muy perdida entre la maraña selvática.

Y de pronto, de ahí cerca, de muy cerca, acaso a tres metros de nosotros, del fondo de la maraña tenebrosa y bravía, se alzó en el aire, violó el silencio, un aleteo lento, un chapoteo lúgubre; y un enorme vampiro, un monstruo absurdo como una creación de delirio, se alejó volando.

La barca arrastrábase pesadamente en aquella agua fangosa, llena de marañas vegetales que se agarraban a la quilla.

Ese desorden aparente de la maraña cerebral, tan alejada de la regularidad y simetría de la médula espinal y cerebelo, esconde un orden profundo, sutilísimo, actualmente inaccesible.

Zumbaban los insectos en el ambiente dorado de la tarde; la tierra se agrietaba para dar paso a una vegetación salvaje, a una maraña verde, que parecía la cabellera primaveral surgiendo lentamente de la tierra.

ha escrito estas palabras Santiago Pérez Triana: «...recorrió en su juventud aquellas inmensas selvas (las marañas amazónicas) realizando en ellas, en compañía de sus hermanos D. Néstor y D. Enrique, labores de explorador dignas de los más heroicos esfuerzos en ese fecundo campo de la actividad humana, de cuantos registra la historia americana desde las atrevidas y cuasi temerarias empresas de los conquistadores hasta nuestros días.

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