59 Adverbios para describir cómo caminan

Esos cascotes, esos fragmentos de roca que caen de las quebraduras superiores al cauce de hielo, se amontonan poco á poco al pie de las paredes como enormes murallas de piedra; caminan lentamente con la masa helada que los lleva, pero otros escombros, desprendidos de los mismos lados de la montaña, ocupan el lugar que han dejado aquellos.

Para allá se camina.

Yo estaba algunos doscientos pasos camino atrás de donde nos encontramos en este momento: próximamente sería la misma hora, cuando creí escuchar unos alaridos distantes, y llantos é imprecaciones que se entremezclaban con voces varoniles y coléricas que ya se oían por un lado, ya por otro, como de pastores que persiguen un lobo por entre los zarzales.

Muñoz caminaba rápidamente, como atraído por el vértigo de la imagen.

Caminaba al azar, lejos de los caminos frecuentados, porque yo evito el encuentro con los que la naturaleza me ha dado por hermanos, y temía que la sangre que caía de mis pies desgarrados no les sirviera de rastro.

Caminaba sin prisa, tranquilamente, gozándose en respirar la frescura de aquella noche de verano.

Habiendo caminado de mañana como tres leguas, llegamos á pasar un arroyo que viene del lado del S, de una abra de la sierra, y este entra en el de los Sauces, el que lleva bastante agua y es pantanoso.

Eran viejas con mantilla y los pies descalzos; mozuelas vistiendo trajes blancos que habían sido destinados a servirlas de mortaja; mujeres que caminaban trabajosamente, como si arrastrasen sus vientres hinchados por ocultos y dolorosos desarreglos; todo un batallón de humanidad doliente escapada de la muerte por bondad del Señor del Gran Poder y su Santísima Madre, caminando detrás de sus imágenes para cumplir una promesa.

No, no; puedo caminar perfectamente.

´Vamos a otra parte,ª se dijo, y bajÛ por la Carrera de San JerÛnimo, caminando torpemente sobre la nieve, cubierto ya de un blanco cendal y con los pies chapoteando agua.

El sol caminaba velozmente hacia el horizonte con serenidad majestuosa, sin una nube que lo escoltara, anegado en un vapor de oro y grana que se filtraba hasta perderse enteramente en el azul claro del firmamento.

No faltará lector que extrañe una curiosidad tan pertinaz y tan impaciente; pero debo decir en nuestro abono, que la curiosidad es aquí todo nuestro oficio, amen de que media una mujer, una mujer jóven, vestida de luto, sola, triste: una mujer que tiene flores mústias en su balcon; una mujer cerca de la cual debe caminar alguna sombra; una mujer que ha de ser desgraciada.

que habian de tener cuidado de las almas de los soldados) caminó por adentro y hácia los pueblos, al cual, como el peso y volumen, como v.g.

Los nuestros curaron sus enfermos o heridos lo mejor que pudieron, y deseando conservar sus vidas, procuraban modo como rretirarse hazia donde el governador Jorge Espira estaba, escapado de aquel rriesgo y notable peligro en que se veian; porque ni eran parte para caminar seguramente ni para sustentarse alli algun tiempo, ni entre ellos abia español que de noche se atreviese a guiar por el camino por donde abian entrado.

Volvía a caminar automáticamente, sin fijarse en las personas que pasaban junto a él.

Catalina caminó silenciosamente durante algún tiempo mientras Mathys se restregaba las manos y se entregaba a rientes reflexiones.

Ambos repetían a cada instante: ¡Dios mío, lo que se va a reír Rivera! De esta suerte caminaron alegremente la vuelta de su casa.

Dijo uno que él quería ir por donde ningún otro hubiese caminado jamás.

He caminado por entre estas dos ciudades, igualmente que por entre ellas y Buenos Aires, cuatro veces.

Beatriz permaneció todo el día en aquella fatal avenida, ya caminando inconscientemente, ya sentándose anonadada sobre el banco...

Al nivel de los obstáculos, las nuevas fibras se dividen á menudo, y las ramas marchan flexuosas, caminando indiferentemente, tanto por las bandas de Büngner, como por sus intersticios (fig. 119, b, c).

El hombre es lento en todos sus adelantos, y si bien camina indudablemente hacia la verdad, suele tardar en encontrarla.

Caminó ligeramente hacia Monte-Carlo.

Veamos brevemente quiénes son estos personajes, que siempre, como el sol, caminan de naciente á poniente, detalle trascendental.

¡No digas eso, por Dios, Melchor!exclamó Lorenzo poniéndose de pie y caminando nerviosamente a lo largo del comedor, mientras Ricardo, echado hacia atrás en su asiento, arrojaba al techo tenues espirales del humo de su, cigarro, como deseando substraerse a la discusión.

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