524 oraciones de ejemplo con prohibió

Y vea usted, qué demonio: en cuanto llegó á hacerse de moda en aquella calle la reunión del pueblo, nos prohibió tocar el señor Corregidor.

Y, en efecto, por divertirse, maquinó un plan maligno y agudo, y fué que, como mi padre en su vecindad se ponía en estado de excitación poética y todo le salía en verso, ella le prohibió severamente que dijese nada rimado: «La poesía es salsa que fatiga la digestión.

Un día que yo le menté mis paseos con Angustias y Celesto, me prohibió que siguiese cultivando aquella compañía; pero, como no se enteraba de nada, no le hice caso.

Los soldados estaban también obligados, bajo severas penas, a llenar cada año este precepto, y se prohibió que en los días de Cuaresma se juntasen hombres y mujeres en un mismo templo.

¡No faltaba más que deslucir la procesión eliminando de ella a la llorona! El sagaz arzobispo se sonrió y, acatando la voluntad del pueblo, mandó que siguiese su curso la procesión; pero en el año siguiente prohibió con toda entereza a los mercedarios semejante profanación.

«Por fin, una madrugada nos pilló seña Chepilla a y a Dionisio conversando en la sala, y se puso tan brava que me quitó la niña y me prohibió darle de mamar.

Amalia prohibió que la llevasen por la noche al salón.

Daniel se levantó a su vez; me prohibió pagar, porque tenía allí cuenta abierta, y salimos a la calle.

Mandome aquí a hacer vida rústica y penitente ese santote de Nones, y aunque me prohibió, entre otras cosas, el juego de cartitas, no puedo resistir a la tentación de escribirte esta, que seguramente será la última.

Alonso Velázquez, director de escena, tuvo la ocurrencia de anunciar una representación el 10 de febrero de 1586, á la cual habían de asistir sólo mujeres, y la idea encontró tal acogida, que concurrieron 760 espectadoras; pero el Consejo de Castilla prohibió la representación de la pieza en el momento de empezar, y confiscó lo recaudado en favor de los hospitales. Rojas

Igual reputación contaría en la villa de Lebrija Antonia Sánchez, mujer de Juan Gutiérrez Hidalgo, la cual durante mucho tiempo dedicábase á la especialidad de curar las quebraduras de brazos y de piernas con permiso del Licenciado Loaysa, y no obstante aquel el Licenciado Roxas, Teniente de Asistente, le prohibió que lo hiciese, por lo cual acudió al Cabildo, á fin de que le ratificara el permiso obtenido.

Y cuando aquel malaconsejado ministro le prohibió explicarlas en cátedra, la vida le pareció mucho más insípida.

Julita, que por éste lo había sabido, hubiera querido ir; pero se lo prohibió su madre.

El comandante del "Nashville" no puso inconveniente al desembarco de dichas fuerzas; pero les prohibió trasladarse por ferrocarril a la Ciudad de Panamá.

El único deseo que manifestó, en medio de su dolor, fué ver a su señorita, a su querida Enriqueta; pero la baronesa se lo prohibió, por no querer que su hermana conociera repentinamente el trágico fin de su padre.

Entre otras cosas, se prohibió el hacer el comercio de América á los extranjeros, y sólo pudo suceder que ni ellos ni nosotros lo hiciésemos, que no establecer un privilegio en provecho nuestro como se pretendía.

Prohibió la entrada de mercancías extranjeras, como si ya hubiera sido posible estar sin ellas, y la salida del oro, como si pudiera entretenerse á sus solas en nuestros mercados sin empleo alguno.

No bien supo el suceso el joven Luis XIV, cuando lleno de ira mandó salir de París el conde de Fuensaldaña, nuestro Embajador, llamó al suyo en Madrid, prohibió el paso por el reino al marqués de Caracena que venía de Flandes, y exigió imperiosamente de nuestra Corte que reprobase la conducta de Batteville y declarase que los Embajadores de Francia debían tener la preferencia sobre los de España.

Se le envió desterrado á Dapitán (Mindanao) y se le prohibió toda comunicación con sus partidarios, á la vez que la autoridad local le sometía á la más escrupulosa vigilancia.

Estrada y Albornoz, lejos de conformarse, pensaron excitar al pueblo, suscitáronse graves dificultades, los dos bandos estuvieron á punto de llegar á las manos, y sólo se impidió el conflicto porque el alcalde Francisco Dávila prohibió que se acudiese con armas en pro de uno ú otro partido.

El Papa prohibió que su Miserere fuera copiado, para que sólo resonase en la iglesia cuyas bóvedas gigantes se hallan completamente en armonía con las sublimes notas.

Con la numerosa población de la Alhambra alta, nombre dado en los tiempos del emperador Cárlos V, se citan la Plaza de los Pablas, ocupando el sitio del palacio que fundó aquel monarca, y las dos torres del Homenaje, una que era la actual de los Picos, y otra la de las Prisiones sobre el Cubo, y un numeroso caserío que existía tan apiñado, que en el año 1539 se prohibió á sus habitantes que moraran en los baluartes y palacios.

Yo de quien prohibió que se matara ni se hostigara á un solo pájaro en sus huertas y tierras de labranza, y ¡vaya si notó el beneficio!

Alfonso XI prohibió el uso del ajo a sus caballeros de La Banda; y Don Quijote aconsejaba a Sancho que, al ser gobernador, se abstuviese de este manjar, que no era el más propio para su dignidad; pero aun dichos personajes tienen que vencerse, y es uno de los mayores sacrificios que pueden ofrecer al altar de la civilización y a les convenances.

Guardóse la mayor tolerancia con los puritanos; pero en el año 1643 se prohibió todo culto público y todo establecimiento de enseñanza no dirigido por la Iglesia anglicana ortodoxa.

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