93 colocaciones para ademanes

Muy alto y delgado, blanco el cabello y blancos también los desmesurados bigotes que caían laciamente hacia el cuello, parecía conservar por su mirada de águila, la viveza de sus ademanes y la gracia de su paso todo el vigor de la juventud.

Quédase sólo un mancebo De impetuosos ademanes, Que se pasea ocultando 15 Entre la capa el semblante.

Los que oían a don Álvaro se figuraban presenciar aquellas escenas de amistad íntima, tranquilas, dulces, llenas de expansión y confianza; en el rostro del seductor, en sus ademanes, en las sonrisas, en la voz, se reflejaban, por virtud del recuerdo, la bondad suave, el aire bonachón y entrañable, la franqueza sencilla, noble, familiar, la habilidad casera, todas las artes y cualidades que hacían vencer a Mesía en lides tales.

¡Perfectamente! apoyó Bobart; una demanda de indemnización ... ¡! ¡Ya te daré yo la indemnización! vociferó el hombre con ademanes violentos.

Llevaba él la palabra acompañándola con graves y persuasivos ademanes.

III El primero, que parecía consumido por el estudio, la riqueza y los vicios, dijo a Juan casi medrosamente, acompañando la frase con ademanes oratorios: Su amor no se alcanza por fuerza... Puedes llegar a lograrlo, pero no así.

Don Florencio no encontraba la palabra; mas la suplía con un vivo ademán que quería decir algo como franqueza, aires distinguidos, soltura... Y finalmente, señores, yo soy tan religioso como el primero; pero no me gustan curas retrógrados, sino que vivan con el siglo... ¡Que se resbala, don Florencio! Ruiz no podía contener la risa.

Dirigiéndose luego á su amigo con ademán de maestro que va á echar una reprimenda, le dijo: «Pero me hace gracia tu frescura...

Alcaparrón dio un respingo para librarse de la garra del aperador, y moviendo las manos con ademanes femeniles, acabó por persiguarse.

Durante la entrevista, que ha sido larga, Pablo Hervieu ha guardado su actitud respetuosa y amable; su frase siempre fué breve y exacta, y ni el entusiasmo ni la ironía descompusieron en un ápice el ritmo sereno de su ademán; sus ojos avizores no cesaron de mirarme fijamente, saliendo al tropiezo de mi pensamiento, como ganosos de conocer mis penas, mis ambiciones, mi historia...

Ahoradijo el diplomático recogiendo con impensado movimiento la carta de manos de la duquesapermíteme que vea la ortografía... Si es divertidísima.¡Calle!exclamó sin hacer caso de los desesperados ademanes de su mujer.

Nos ofrece las tazas y los cigarrillos con ademanes de graciosa cortesía, pero él no bebe ni fuma.

El retablo que en la persona de Paz hacía veces de rostro, se puso de color de remolacha, y los ojos de Salomé miraron al cielo, no sabemos si por un movimiento natural ó por una calculada combinación de ademanes.

El obispo come un poco separado de la mesa, con ademanes distraídos, como olvidándose a veces de que ha de continuar en la tarea de engullir las viandas.

Cuando por fin se afirmaba más claramente en ello, sobresaltose, y con ruborizadas mejillas se dirigió a la puerta, preguntando, ¿quién hay? En el umbral estaba una mujer cuya audacia y vestidura formaban extraño contraste con su ademán irresoluto y lleno de timidez.

Se puso en pie vivamente, como si la alzara un resorte: luego, refrenando su ímpetu y adquiriendo calma, avanzó lentamente hacia la alcoba, penetró en ella, recogió su sombrero de la cama y comenzó a ponérselo frente al espejillo de una cornucopia, con ademanes lentos, donde se adivinaba, sin embargo, en el levísimo temblor de las manos, la sorda irritación que la embargaba.

Don Eugenio se inclinó:“Gracias, hermanos: que la Borrachera sea con vosotros... Tales disparates los decía muy serio, sin sonreir ni una vez y dentro de la más impecable corrección de ademanes, cual si estuviese, efectivamente, entre personas de su mayor respeto.

Con cierta libertad é independencia, que les dan el carácter y la costumbre, en los ademanes, en la palabra y hasta en el andar, tienen lozanía, majestad y brioso aunque honesto desenfado, como el de Diana cazadora.

Entra en el camarote y le reclama al mozo los cubos de agua con despótico ademán.

La mía es una verdadera dama castellana que por un milagro de la escultura parece que no la han enterrado en un sepulcro, sino que aun permanece en cuerpo y alma de hinojos sobre la losa que la cubre, inmóvil, con las manos juntas en ademán suplicante, sumergida en un éxtasis de místico amor.

Y cuando él, para despedirse, le tomó la barba entre los dedos con ademán indiferente y protector, sus ojos brillaron con tal radiosa expresión de triunfo que parecía transportada al cielo.

Despidiolas al cabo la dama, deteniéndolas con ademán imperioso cuando trataban de llevarse a la expósita.

Contaba episodios de su vivir en la Argentina y pedía tabaco a los contertulios, sin abdicar de la dignidad de sus ademanes.

¡Pero con un fuego, con una verva! ¡Y una dignitá en el ademán! Tiene una pose amplia ese hombre.

ÉPOCA ACTUAL Derecha é izquierda, las del actor Se recomienda á las actrices una gran distinción de ademanes, y en sus trajes y sombreros una elegancia algo llamativa.

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