386 colocaciones para invadir

Las playas de aquel pequeño marpues no otro nombre debe dárseleestán salpicadas de bonitos pueblos, los cuales de día en día, ven con creciente temor que las aguas van invadiendo sus territorios, fenómeno fácil de explicar, si se tiene en cuenta la cantidad de agua y arenas que arrastran las treinta y tres vías que alimentan la laguna, con la desproporción de su desagüe, que se opera por una sola, que es la del Pasig.

¡Oh! ¡También a él, el ángel del Señor sin duda, le había anunciado que sería padre; también sus entrañas estaban llenas del amor de aquel hijo, de aquel Antonio, en que él estaba ya pensando como se piensa en el amor ausente, mandando miradas y deseos de volar del lado del horizonte tras que se esconde lo que amamos! Una ternura infinita le invadió el alma.

En época de lluvias, las tertulias al aire libre se trasladan bajo cubierto invadiendo indistintamente cualquier casa de las muchas y buenas que tiene Daraga, descollando entre ellas el verdadero palacio en que Aramburo ha sembrado el dinero á manos llenas; habiendo dirigido la decoración y pinturas al fresco que allí se admiran, el inspirado pintor italiano César Alberoni.

Los Franceses invaden el país y los pueblos oprimidos se agitan y levantan donde quiera contra los obispos ó abades soberanos y los señores ó nobles.

En su concepto, la maldad de ahora alcanzaba mayor hondura que las de antes en el cuerpo social: le había invadido el corazón y la cabeza; ésta se atrevía ya a todo y con todo, y aquél no se conmovía por nada, gastada su sensibilidad con el roce de tantos y tan continuos sucesos, porque en ninguna época del mundo han acontecido tantos y tan extraordinarios en tan breve tiempo como ahora.

Cuando los moros invadían la Península derrotando al rey Roderico, una muchedumbre de cristianos, llevando a su frente a siete obispos, se había embarcado, para huir Océano adentro hasta dar con una isla en la que fundaba siete ciudades.

Luego añadió él, mostrándome al montón de tablanqueses que habían invadido la habitación):

Yo he leído en antiguas historias y de buena tinta que se distinguió como hábil capitán, venciendo al Faraón del alto Egipto, acérrimo contrario del Faraón pastor a quien él servía, y domando en Chipre los filisteos, gente rubia y belicosa que habían venido del Norte, que se habían apoderado de aquella isla, y que mucho más tarde se repuso, invadió la tierra de Canaan y le dio nuevo nombre, aunque hizo en ella grandes estragos.

Les aseguro que mis soldados no volverán a invadir sus dominios.

Permanecía yo en mi sitio predilecto hasta que las sombras invadían la ciudad, hasta que se apagaban en los horizontes y en las cimas los últimos reflejos del sol, y Villaverde encendía sus luces, y Véspero, el amado Véspero, bañaba la vega en apacible y misteriosa claridad.

Pero el alborotado arroyo que algunas horas antes había vadeado, estaba desbordado, y las aguas invadían los campos vecinos, de modo que se interponía entonces como rápido e irresistible río entre él y Rattlesnake-Hill.

Sentía vergüenza, es verdad; pero luego que pudo caminar despacio, una emoción dulce invadió su espíritu, sintió un cosquilleo grato allá en el corazón como hacía ya muchísimo tiempo que no sentía.

] En 1640 el Brasil fué constituído en virreinato con Rio de Janeiro como capital; y al principio del siglo diecinueve, cuando Napoleón invadió a España y Portugal, el monarca portugués Dom João VI se retiró a su reino americano, habiendo llegado a Rio de Janeiro el 8 de marzo de 1808 con toda su familia y corte, y abrió los puertos del Brasil al comercio del mundo.

Y es el motivo que han llegado unas señoritas napolitanas a hacer música, tarde y noche, y la gente invade la sala entre un estrépito de cucharillas y platillos y una greguería grotesca y plebeya.

La abigarrada muchedumbre comenzó a invadir los salones.

Una avalancha de alemanes residentes en Inglaterra invadió las cubiertas con la alegría del que pisa suelo amigo, deseando verse cuanto antes en Hamburgo.

Luego se entregó á los barberos que invadían su cuerpo.

Numerosos grupos de gente de la plebe invadieron las calles, dando mueras á Godoy, y produciendo infernal gritería, reuniéndose en la plaza de San Francisco en actitud amenazadora y terrible.

Antes que don Salvador y su nieto se dieran cuenta de lo que sucedía, Cachucha el cuadrillero y veinte o treinta personas más invadieron el jardín dando gritos de terror.

Sintió un fuerte calor en la garganta, que le invadió instantáneamente el rostro y la cabeza.

El planeta que había contemplado en el camino ya no lucía en el horizonte; se había ocultado, y nuevos astros invadían el cielo.

Tengo, pues, el remordimiento de no haber contribuido con esa suma a la independencia de Cuba, puesto que en esos días salía Martí de Nueva York para reunirse con el general Máximo Gómez e invadir la isla, iniciando la nueva insurrección que dio por resultado la terminación del dominio español.

Y era que lo que flotaba en el fuerte no era bandera cristiana, sino la Desjarretadera, e invadido el reino por Aladín, peste del pueblo que entraba a saco.

No es posible negar que la inundación, siempre mayor, de obras dramáticas, que invadía al teatro español, arrastraba consigo muchas composiciones medianas; pero también se puede afirmar, que, hasta los dramas peores de esta época, no fueron nunca tan defectuosos como el conjunto de las obras dramáticas de casi todas las demás naciones.

Luis Collado, guardian de S. Francisco, y celebrando la Misa el arcediano de Pedroche, invadió el pueblo la catedral clamando que se iban de la ciudad los frailes predicadores del convento de S. Pablo.

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